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NOTA DEL AUTOR: tarde pero seguro. No les aseguro que mañana (miércoles) pueda actualizar porque tengo clases a la tarde y luego tengo dentista por la tardecita, pero si llego a hacerlo va a ser un milagro. Los jueves voy a entrenar pero supongo que es más probable que actualice, pero tranqui que capaz mañana actualice si no estoy adolorida por los brackets :3 ❤

LUCY

—¿Así que pretendes dormir en una silla? —me burlo, sentada en la cama con la espalda apoyada contra el respaldo y una bandeja de comida en mi regazo.

El grandulón se niega a dormir conmigo en la cama.

—Da igual.

—¿Por qué no pediste una habitación con dos camas si eres tan delicado?

—No estamos de vacaciones.

—Deja de hacerte el duro y ven a la cama —palmeo el espacio junto a mí—. Juro que no intentaré matarte mientras duerme, no me gusta ese modo.

Me observa atentamente por unos segundos y luego suspira.

—Alguien debe vigilar.

—No soy de sueño profundo si te hace sentir mejor —me encojo de hombros, pero él no está convencido—. Tch, bien, haz lo que quieras.

Dejo la bandeja sobre la mesa y salgo de la cama para ir al baño.

—Te compraré un vestido. —Su repentino comentario me detiene y volteo a verlo.— El que elijas.

—¿Un vestido? —lo veo sorprendida, como si lo que escuchara fuera una alucinación.

—¿Quieres ir a cenar?

Me quedo atónita, sin poder comprender sus pensamientos en este momento. Luce tan serio que puedo suponer que lo dice de verdad, así que cruzo de brazos y sonrío.

—Cuando quieres eres lindo.

(...)


En verdad no estaba mintiendo. Por la tarde, luego de almorzar en la habitación y sorprenderme con una increíble caja de terciopelo que contenía un hermoso vestido bordó, bajamos por el ascensor hacia el estacionamiento subterráneo.

—¿Y de dónde sacaste este auto? —observo con asombro el Lamborghini rojo frente a mí. El ahora encantador grandulón, quitó la alarma y abrió la puerta del copiloto para mí—. No me digas que a parte de secuestrador y asesino también eres ladrón.

Las esquinas de sus labios se elevan un poquito dejándome una perfecta vista de unos preciosos hoyuelos.

—Lo era —asiente, y luego extiende su mano para invitarme a entrar—. ¿Alguna otra pregunta?

—¿Cómo es que luces tan bien en un traje?

Lucía como un empresario, lo que era irónico al saber que era un asesino. El traje elegante de color negro con una corbata roja bordó y el cabello húmedo perfectamente peinado hacia atrás.

—Solo entra al auto —ordena, pero logro ver una pequeña sonrisa en su rostro.

Parece que el grandulón ama los elogios.

Sonrío victoriosa y dejo que cierre la puerta para mí. Llevar un vestido hermoso, un cabello perfumado y unos tacones bonitos hicieron sentirme... normal. Al menos por un rato lo sería, porque aunque pudiera vestirme con la ropa más exótica y hermosa, aún seguiría siendo su hija.

SIBILINO | JASON TODD [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora