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JASON.

—Estás mintiendo.

Su sonrisa se expandió por todo su rostro y la rabia inundó cada poro de mi cuerpo, sentía mi cuerpo temblar y aborrecer solo el hecho de que estuviera intentando manipularme con algo tan ridículo como esto.

—¿Y por qué mentiría, niño? Si todo lo que quiero es que olvides mis planes, des un paso atrás y hagamos como que esto nunca sucedió. Me conoces bien, joven chico maravilla —lo soltó con sorna, solo incrementando las ganas de estampar su rostro contra el suelo y usar un picahielo para reventar sus ojos, hasta que esa mirada burlesca desapareciera—. Si quieres al Joker, te lo doy con gusto. Solo evita meterte en mis planes y todo estará bien entre nosotros.

—¿Crees que puedes engañarme? —suelto una risa seca, sin atisbo de diversión a diferencia de su mirada—. El Joker no sería tan estúpido de tener una hija suelta por ahí.

—No si cree que está muerta —le da un trago largo a su vaso, y mi cabeza se inclina mostrando curiosidad—. Él la secuestró hace bastantes años atrás, creyó que murió después de una explosión en el hospital donde la tuvo prisionera por una semana... Pero todo fue parte del plan de su madre y aprovechó esa explosión para rescatarla, así que la niña, ahora una hermosa chica, se encuentra con vida —regreso a mi posición rígida y lo escucho soltar una carcajada que fue acompañada por los resoplidos divertidos de sus amigos—. Imagina su cara en cuanto sepa que tienes a su hija. Y él tan emocionado que estuvo de saber que tenía una.

—Ni siquiera se preocupa por él mismo, ¿y quieres que crea que se preocuparía por su supuesta hija?

—Verás —se acomoda sobre el sofá y se aferra a su bastón—, él no pudo tener más descendencia luego de ella, digamos que tuvo muchos problemas respecto a ello. Pero ahora, si supiera que tienes a la chica que lleva encima la herencia de un legado del crimen psicópata que él creó con tanta locura y esmero por atención, ¿cómo crees que reaccionaría?

Tenía un punto el imbécil, claro que era un buen punto. Nunca había visto al Joker con un hijo, últimamente solo se lo había visto con Punchline a su alrededor, además de esa manada de retrasados que usaban sus máscaras y lo seguían como corderitos para el matadero.

—¿Y quién es la chica? —digo, evidenciando por completo mi curiosidad.

—Lucy Quinzel —lo suelta lentamente, disfrutándolo.

Quinzel, claro, ¿quién más que la propia Harley Quinn tendría un hijo de ese psicópata para después esconderlo de él?

La única persona que lo amó tanto como lo odió.

—Dame a la chica. —ordeno, y su sonrisa apareció mientras juntaba sus manos en un aplauso.

—Con gusto, pero a cambio ya sabes lo que quiero.

Así eran las cosas en este mundo: todo tenía un precio, incluso la vida de alguien. Eso lo había aprendido de la peor forma.

Nuestra conversación fue interrumpida con el regreso de su mujer, quien era seguida por otras dos que me miraron de reojo con desconfianza. La más alta tenía una peluca azul y atuendo combinado, mientras que la chica a su lado usaba una peluca rubia con mechones rosados y un vestido negro con rosa, ambas lucían exaltadas, y por más que pareciera que trataban de ocultarlo, yo era bueno analizando el comportamiento de las personas, y esas dos estaban nerviosas.

—Vivian, dije que solo trajeras a Quinn —dijo el Pingüino, desquitándose con la mujer que regresó a su asiento junto a él.

Me mantuve rígido por más que debajo del casco observaba de reojo a esas dos, tratando de buscar facciones del Joker en alguna, incluso de Harley, pero con esos atuendos ambas lucían como buenas candidatas.

—Lo sé, señor. Sara insistió en seguirla y no pude detenerla.

—Tal vez Sara debería seguir con su trabajo.

—Señor —intentó hablar la chica de azul.

Entonces es la enana.

—Cierra la boca —le cortó—. Andrew pidió por ti —señaló a uno de los hombres que estaba en el mismo sofá que él—. Haz tu trabajo o te despido antes de que intentes decir otra palabra más.

—Sí, señor.

Mi mirada no pudo despegarse de la rubia que miraba a su compañera en silencio, y tomó su mano para darle un suave apretón antes de que la chica de azul se alejara y fuera a sentarse junto al tipo que tiempo antes había reído de las estupideces que dijo el ave inútil.

—¡Quinn, mi adorable muñequita! —su expresión cambia por completo y esa sonrisa estúpida, que me dan ganas de estrellarla contra el suelo, regresa a él como una plaga—. Quiero presentarte a un amigo.

Ella se removió en su lugar, estaba frente al ave inútil pero mantenía una distancia bastante larga de mí y noté que era a propósito.

—Creí que quería que me ocupara de Marcos.

—De eso puede encargarse Miranda —agita su mano, restándole importancia—. Ahora quiero que le digas "hola" a mi amigo. Él está muy interesado en ti —le da una sonrisa retorcida, ella se queda en su sitio sin moverse en lo absoluto—. Quinn —advierte.

Entonces gira y me encara, sus ojos azules entrecerrándose en mi dirección, y lo supe en ese momento. Esta chica era su hija, al menos de Harley, lo podía ver en sus facciones.

—Un gusto en conocerte —formula, y los hombres a nuestro alrededor ríen ante sus palabras, tal vez porque consideran que una puta no puede usar palabras como esas o porque esta chica ni siquiera sabe el infierno que le espera.

Mis manos se aprietan con fuerza, sintiendo el metal crujir y el cuero de mis guantes arrugarse.

—Igual.

Es todo lo que puedo decir, de hecho, ni siquiera pensaba abrir la boca frente a ella, me resultaba repugnante si quiera mirarla.

Los resoplidos burlescos se vuelven a escuchar a nuestro alrededor.

—Él está interesado en obtener un favor de ti —vuelve a hablar el ave inútil.

La chica voltea a verlo con una expresión en blanco, aproveché el momento para detallarla mejor, bajé la mirada por su cuerpo y noté una abertura en su vestido, una pequeña en su espalda, pero lo que llamó mi atención fue una herida recién hecha en ese sitio.

—Dijimos que nada de...

—Sí, lo sé, linda, lo sé. Pero él no quiere follarte —rió dándole un sorbo a si bebida mientras le daba una mirada divertida a la rubia.

La chica volteó a verme con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres? Si quieres arreglar algo con mi madre habla con ella, no me meto en ese tipo de cosas.

Era más directa y valiente que el sesenta porciento de personas que había conocido, y entre ellas estaba su madre.

Esta chica es hija de Harley, y ahora no lo digo solo por sus facciones.

—No. —mi voz salió mucho más grave por el casco.— Vengo a solucionar algo con tu padre.

Su cuerpo se queda quieto y sus ojos recorren todo el lugar sin parpadear, la veo palidecer.

—Sé más gentil, niño. Ella tiene traumas con su padre.

Le doy una mirada cargada de repudio al ave inútil y vuelvo a ver a la chica.

Pero nadie logra decir nada más, un grito femenino invade todo el segundo piso y volteamos hacia el pasillo de la izquierda para ver una silueta correr por debajo de las luces rojas hacia nosotros.

Una mujer con peluca violeta y vestido gris con lentejuelas llegó corriendo con las manos extendidas, la parte frontal y sus manos estaban llenas de sangre fresca.

—Lo mataron.

SIBILINO | JASON TODD [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora