▪︎ NOTA DEL AUTOR: sé que me desaparecí por mucho tiempo, pero espero que este capítulo les guste. ❤
LUCY
Duele.
La oscuridad me rodea, mi cabeza se siente como si me hubieran atravesado una lanza y mis piernas permanecen dormidas. Solo me tardo unos segundos en estirarme y darme cuenta que estoy encerrada en una especie de baúl de metal, tal vez una cajuela o un compartimento.
Golpeo varias veces el metal sobre mí, intento patearlo pero mi pierna no hace más que un golpe débil. Debí pasar tanto tiempo en esta cosa que mis piernas se habían dormido.
Recordé lo último que había visto: los idiotas con máscaras de circo persiguiéndonos, el animal ayudándonos y mamá activando un explosivo.
Explosivo... ¿El auto había explotado?
El repentino sonido de una alarma me sorprende, escucho claramente los pasos de alguien sobre la tierra y el tintineo de unas llaves antes de que el metal sobre mí crujiera al desplazarse hacia arriba. La luz quema mis ojos, obligándome a taparme el rostro con el brazo, pero logro divisar una gran silueta parada fuera, de lo que ahora sabía que era una cajuela.
—Sal. —No pude verlo, pero la voz y los brazos tomándome por sorpresa, eran claramente de ese animal.
Me dejó sobre la tierra y mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la luz. Frente a mí estaba el grandulón con una bolsa de cartón en la mano, no traía ese casco y su traje militar de color negro estaba roto en algunas partes, incluso su petulante y asombroso rostro traía residuos de pólvora. Pero vaya que le quedaba bien el cabello oscuro con los mechones albinos al frente.
—Que lindo —sonreí falsamente, aguantando las ganas de matarlo—. ¿Cuánto tiempo me tuviste encerrada ahí? ¡Pude haber muerto por asfixia!
—No exageres.
—¿Exagerar? Ay, discúlpame... ¡por preocuparme de un loco que está obsesionado con secuestrarme!
—Yo tampoco hago esto porque me guste.
—Entonces, solo déjame ir, ¿sí?
Él arqueó una ceja mirándome detenidamente, como si esperara a que me diera cuenta de algo. Solo es hasta que escuché la risa de un anciano que volteé a ver a mi alrededor. Un maldito desierto, una autopista y un pequeño local en medio de la nada donde solo habían dos ancianos sentados afuera.
—Entra al auto.
—Voy a entrar solo porque no me quedaré en este maldito infierno —paso por su lado tan rápido como la arena caliente en mis pies me lo permitiera.
Él llega en segundos frente a mí y abre la puerta, entro sin siquiera mirarlo. Incluso cuando él cierra la puerta y comienza a rodear el auto, logro oír al par de anciano reír.
Entra al auto dando un fuerte portazo y sacudiendo medio auto en el transcurso. Voltea a verme unos segundos, no lo miro, luego suspira y toma el volante antes de poner en marcha el vehículo.
—¿Qué fue lo que pasó? —interrogo, viendo al frente.
—¿De qué te acuerdas?
—Los secuaces del Joker, luego tú y, por último, Harley con un detonador.
—Están muertos.
—¿Qué? ¿Quiénes?
—Los secuaces, los asesiné, después Harley bajó del auto y comenzó a dispararme, tú saliste de él y trataste de robarte mi moto, Harley sacó un detonador e hizo estallar el vehículo antes de huir —explicó con calma, viendo la carretera—. Pude atraparte porque la moto no enciende con una llave, enciende con huella digital. —voltea a verme burlón.
—Quiero que sepas que te odio tanto.
—El sentimiento es mutuo, princesa.
Tal vez era el uniforme o que no usara ese casco, pero se veía más agradable de lo usual.
—¿Por qué estamos aquí?
—Ahora que sé que ellos no son liderados por ti y que vienen a matarte, creo que la mejor manera de llegar al núcleo es teniéndote a mi lado.
—¿Ahora planeas usarme de cebo? —lo veo sonreír levemente mientras concentra la mirada al frente—. Vaya, muchas gracias. Considerando que no vas a matarme y tampoco tienes la intención de cogerme, creo que eres el hombre más raro que he conocido.
Él arruga el entrecejo, su mirada flanquea de la carretera a mí por unos segundos, pero vuelve a ella y permanece en serio.
Oye, creo que no es tan de hielo como creí que era.
—Toma. —arroja la bolsa de cartón sobre mi regazo, sin verme.
—¿Qué es esto?
—Tu desayuno. Comételo, no has comido en horas.
Me quedo en blanco por segundos, mirándolo con atención, este es el hombre más raro que he conocido. Pero me alegra que haya pensado en mí, porque estoy hambrienta.
Abro la bolsa y encuentro un vaso de yogurt junto a una fuente de plástico con dos sándwiches caseros. La temperatura de la bosa me dejaba claro que acababan de hornearlos.
—Gracias —le doy una mirada de reojo, pero él no parece prestar atención a nada más que la carretera.
Saco uno de los sándwiches y comienzo a comerlo poco a poco, aunque no dura mucho.
》¿De dónde sacaste este auto? ¿Y qué pasó con la moto? —pregunto, mirando con atención el muñequito que cuelga del espejo.
—Lo saque de un taller —responde, y aprovecho para revisar la guantera, encontrando algunos papeles, un perfume asqueroso y un hermoso collar que terminé poniéndomelo.
—Y supongo que la moto quedó en ese taller —volteo a verlo, pasando la mirada desde sus piernas robustas, su chaleco adherido a su abdomen, hasta su rostro ceñudo—. ¿Hacia dónde vamos ahora?
—Central city, buscaremos un hotel y nos encontraremos con alguien.
—¿Por qué iríamos hasta allá?
—Hay una persona que tiene información, se la quitaremos y volveremos a Gotham en busca de ese tipo.
—¿Crees que podremos capturarlo? No parece ser fácil de encontrar.
—Nosotros no lo buscamos, él nos busca a nosotros.
(...)
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SIBILINO | JASON TODD [1]
Fanfiction❝ CUANDO PISAS EL INFIERNO, YA NADA PUEDE MATARTE. ❞ Lucy es una de las muchas bailarinas exóticas del club nocturno Perfect Dolls, pero ahí se esconden varios fugitivos de la ley y los problemas no tardarán en caer sobre ella. LUCY QUINN x JASON TO...