JASON.
Lancé el bolso con las armas dentro del baúl y cerré la puerta, sintiéndome un completo idiota por no haber asesinado a ese imbécil, dejándolo en el techo de ese edificio encadenado a una gárgola mientras se desangraba.
Debí asesinarlo, me lo repetí una y otra vez, me calmé diciéndome que tal vez no llegaría nadie a ayudarlo y que el mundo tendría un imbécil menos.
Pero todo gritaba que uno de sus compañeros iría por él y que tarde o temprano el Pingüino se enteraría que iba por él.
Así que decidí que sea temprano.
Me subí a la moto, alejándome del auto estacionado y ajustando el cinturón con armas a mi cuerpo, encendí la moto y arranqué mi camino hacia las profundidades de la ciudad, saliendo de abajo del puente donde había ocultado el vehículo con las armas.
Mientras esquivaba los vehículos y las luces cada vez se hacían menos notorias, pensé en que no debería ocultarme.
No, no debería.
Iría directamente a él y haría lo que Batman no hizo, acabaría con esta estupidez de una buena vez.
(...)
—¡Bienvenido! —el imbécil extendió sus brazos y sonrió mostrando sus dientes colmilludos—. Tenemos un invitado sorpresa.
Terminé de subir las escaleras y me posicioné frente al sofá repleto de escorias con dinero.
—¿Qué te trae por aquí, niño?
Ignoré por completo al tipo que me dirigió la palabra y mi atención quedó en el Pingüino.
—¿Crees que es divertido? —suelto, inclinando levemente el casco a un lado y llevando mi mano al arma enfundada en la cintura.
—Oye, oye, tranquilo, niño —alza una de sus manos mientras la otra se afirma en su bastón, es ahí cuando noto que tiene a una chica abrazada a él—. ¿Por qué tan aguafiestas? La diversión apenas empezó.
De solo dos pasos lo alcancé y lo agarré del cuello de su asqueroso traje mientras sacaba el arma para apuntarlo a la cabeza, los demás se levantaron del sofá y sacaron sus armas para apuntarme, mientras que la chica a su lado seguía tan serena como al principio y acariciaba su espalda para tranquilizarlo.
—Suéltalo —uno de los hombres me apuntó a la cabeza pero ni siquiera así dejé de apuntarle al narizón.
—Ya lo escuchaste —sonrío, causándome asco—. Tranquilízate, niño.
De solo ver su mirada arrogante me dan ganas de estrellar su cabeza contra la pared, pero no sería lo más sensato en este momento.
Lo solté y lo empujé de regreso al sofá, retrocediendo unos pasos antes de bajar el arma, los demás no dejaron de apuntarme hasta que él alzó la mano dándoles la señal.
—Dime cuál es tu maldito plan.
—No estás en condiciones de pedirme nada. Me enteré que atacaste a uno de mis hombres —se encogió de hombros sin borrar esa horrenda sonrisa—. Sin respeto no hay favores.
—El respeto te lo daré cuando entierre tu cabeza en el fondo del río —guardo el arma—. Dime cuál es tu maldito plan.
—Batman tiene razón sobre ti —ríe, antes de hacerle una seña a la chica para que le sirva más whisky en su vaso—. Eres peligroso —sonríe, bebe un sorbo y agrega:— pero sigues actuando por puro impulso, y eso te vuelve como un niño haciendo un berrinche, ¿no?
Los hombres a su alrededor ríen y siento mi cuerpo hervir de la rabia.
»Viniste hasta aquí buscándome sin refuerzos, encarándome, aún sabiendo que estás en mi terreno —se recuesta contra el respaldo sin dejar de observarme—. Si tan solo le diera una señal a algunos de estos hombres, ellos no dudaría en volarte la cabeza —sonríe, moviendo el líquido en su vaso.
—Intenta amenazarme cuanto quieras, ave inútil —mi mano se aprieta en un puño, cerrando sobre el dispositivo en su interior—. Pero siempre termino logrando lo que quiero.
Sus ojos se quedan clavados en mi casco por unos segundos antes de sonreír de lado.
—De hecho, hay una persona que me gustaría presentarte. —pasa un brazo por los hombros de la mujer y la mira un segundo mientras dice:— Llama a Quinn.
—Enseguida —la mujer se levanta de su lado y pasa junto a mí, meneando sus caderas y dándome un vistazo de reojo.
Mi atención regresa al ave inútil.
Tengo tantas ganas de arrancarle esa sonrisa estúpida.
—Se llevarán bien —me guiña un ojo—. Estoy seguro de que la amarás —noto la sorna en su voz y ya no comprendo qué está planeando—. Verás, Quinn es muy importante para mí, pero si entregártela logra que dejes en paz mis planes... Con gusto te la doy.
—¿De qué mierda hablas ahora?
Y esa horrible sonrisa enferma vuelve a su rostro.
—Sé que tienes problemas con el Joker —mis manos se apretaron y sentí el metal del dispositivo crujir bajo mi agarre—. Lo estás persiguiendo, ¿no? Mmm, él es muy difícil de atrapar, lo sé —la intriga me carcome. Sí, solo había regresado a Gótica por esto, por mi venganza, pero no lo había encontrado, ese maldito enfermo sabía huir—. Pero si tienes algo que él quiere, creo que él iría hacia ti.
Mi agarre se suaviza solo un poco, y la curiosidad nace en mi mente.
—¿Y qué quiere el Joker?
Él me observa unos segundos, analizándome, tal vez preguntándose si sería bueno decirme o no, pero si no lo decía terminaría torturándolo hasta que lo dijera.
Solo que decidió abrir su boca y decirlo:
—A su hija.

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SIBILINO | JASON TODD [1]
Fanfiction❝ CUANDO PISAS EL INFIERNO, YA NADA PUEDE MATARTE. ❞ Lucy es una de las muchas bailarinas exóticas del club nocturno Perfect Dolls, pero ahí se esconden varios fugitivos de la ley y los problemas no tardarán en caer sobre ella. LUCY QUINN x JASON TO...