Veinticinco.

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El silencio dentro del coche me estaba asfixiando

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El silencio dentro del coche me estaba asfixiando

Solía disfrutar mucho los momentos con Daniel, pero, después de la charla de Hass, todo se tornó más raro.

La cita había ido bien, no lo iba a negar. Sin embargo, cada vez que nos quedábamos callados, se volvía extraño.

Quizá era mi culpa. No, definitivamente lo era.

—¿Puedo poner música con tu teléfono? —sonreí con inocencia.

Él me miró por el rabillo del ojo y asintió, entregándomelo. Suspiré de alivio cuando mi canción favorita llenó el incómodo ambiente.

Me apoyé sobre el cristal de la ventana, viendo las calles pasar a gran velocidad. El cielo ya estaba oscuro y parecía que iba a llover en cualquier momento.

Minutos más tarde, Daniel aparcó delante de mi apartamento.

—Hemos llegado —anunció.

—Sí —murmuré.

—¿Te pasa algo? —preguntó.

—No. —Negué con la cabeza—. ¿Por?

—Has estado... silencioso.

—¿Y? ¿Acaso tengo que estar hablando todo el rato? —Le saqué la lengua.

Él rió y negó.

—Solo es raro. Sueles hablar o cantar. —Se encogió de hombros.

—Bueno... no estaba de humor, creo —suspiré.

—Se te ha notado. —Le bajó el volumen de la música.

Hice un sonidito de afirmación y seguí mirando la puerta del edificio a través de la ventana.

—Bueno, supongo que nos vemos mañana...

—Oye, Tyler, ¿te puedo hacer una pregunta? —me interrumpió.

—Eh, ¿sí? —Fruncí el ceño.

Igual lo había hecho preocuparse demasiado por mi actitud.

—¿Te gusta Elián?

Jadeé.

—¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? —reí con nerviosismo.

Genial, Tyler, qué disimulado eres, hijo mío.

—Solo tengo curiosidad.

—No, no me gusta.

—¿Esa es tu respuesta? —Se giró para mirarme.

—¿Acaso tendría otra?

—La verdad es que esperaba que me dijeras que sí —rió.

Lo miré con horror.

—¿Cómo le voy a decir eso a mi novio?

—Bueno, en las películas pasa.

—No estamos en una película, Daniel. —Arrugué la nariz.

Francamente, me gustas © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora