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❝ Prueba de que Emma Stark tiene corazón...❞
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— ¿Que Snape le ofrecía ayuda? ¿Seguros que le ofrecía ayuda?
— Papá, si nos lo preguntas una vez más te meto esta col por... — lo amenazó Emma.
— ¡Sólo quiero asegurarme! — se defendió Sirius.
Estaban los dos Black junto a Harry en el fregadero de la cocina de la Mansión Stark, limpiando algunos vegetales para la cena de la noche. Emma invito a su mejor amigo a pasar las fiestas con ellos en Nueva York.
Tras la ventana que tenían delante caía una intensa nevada.
— ¡Pues sí, Snape estaba ofreciéndole ayuda! — repitió Harry. — Le dijo que había prometido a su madre que lo protegería y que había prestado un Juramento Inquebrantable o algo...
— ¿Un Juramento Inquebrantable? — se extrañó Sirius. — No, eso es imposible. ¿Están seguro?
— Sí, lo estamos. Todavía no nos quedamos sordos — respondió Emma.
— ¿Por qué? ¿Qué significa? — preguntó Harry.
— ¡Niños, un Juramento Inquebrantable no se puede romper!
— Aunque no te lo creas, eso ya lo habíamos deducido nosotros solos, Papá — le dijo Emma con sarcasmo.
— Pero dime, ¿qué pasa si lo rompes?
— Que te mueres — contestó Sirius llanamente.
— Ah, así nada más. ¿Harry, quieres hacer un Juramento Inquebrantable? Total a ti y a mi ya nos quiere matar Voldy, de todas formas podemos morir — la castaña solto una risa.
— No juegues con eso, Lyra Phoebe — la regaño su padre, Emma se encogió inocentemente con una sonrisa.
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— ¿Como esta el mejor padre de todo el mundo?
— No.
— Pero ni siquiera te dije lo que quería — se quejó Emma.