11. Iba a ser difícil

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Buenas bellezas mías, espero estéis bien

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Buenas bellezas mías, espero estéis bien. Siento como el retraso, estuve bastante ocupado esta semana. En compensación hay doble actualización.

En el siguiente se termina la primera etapa del libro, estoy emocionado por cerrar este capítulo.

Recuerden comentar mucho y votar, xfis :)

[...]


El viaje en el que se encontraba Romeo había salido de improvisto, ni siquiera estuvo planeado con días de antelación para poder organizar la agenda de Hugo —claramente porque él se hubiera encargado de eso—; sin embargo, a dos días de saberlo, su mejor amigo había caído totalmente enfermo con gripe. Parecía que la vida le odiaba y quería tenerlo en Madrid para hacerse cargo de los negocios, pero de todos modos no podía ser tan capullo como para dejar que Hugo hiciera un viaje de tantas horas en el estado que se encontraba.

Y siendo sinceros, no había querido hacer el viaje por tres razones sostenibles: Dejar el negocio solo —aunque confiaba ciegamente en Hugo—; además de no ser para nada bueno negociando con posibles socios y, la última pero no menos importante, estar de vuelta en España sin haber tenido la oportunidad de llevarse a Nicolae con él.

Aunque no le quedó más remedio.

Tronó los huesos de sus nudillos y caminó tranquilamente por el aeropuerto. No había pasado buena noche en el jet privado, así que se vistió tan solo con unos pantalones cortos que le llegaban por encima de las rodillas, un jersey de color gris junto a unas botas oscuras y las gafas de sol.

—Romeo —su asistente personal se acercó a él, extrañamente tenía mejor cara después del viaje—, los socios han confirmado la reunión.

—De acuerdo —sin mirarla siquiera, se adentró en el coche que manejaba Blake y vio como la muchacha hacía lo mismo.

—Señor, ¿directo al hotel? —el guardaespaldas arrancó el coche y vio como, mediante el retrovisor, Romeo asentía a la pregunta.

Durante el trayecto hacia aquel lujoso hotel lo único en lo que pudo estar concentrado fue en pensar como mierdas iba a conseguir el contrato firmado. Había contratado a un traductor por si acaso, aunque le habían dicho que los socios españoles dominaban bastante bien el inglés, así que no tenían problema si llevaba o no a un profesional.

Chasqueó la lengua echando de su cabeza todos aquellos pensamientos y desbloqueó su teléfono móvil con desgana. Quitó el modo avión tan rápido como vio la pantalla de inicio y los mensajes empezaron a bombardearle; algunos eran de Hugo, otros de sus subordinados y... Nicolae también aparecía en la pre-view de los mensajes.

“Nicolae: Por fin estoy en casa, ¡gracias por contratar personal para ayudarme a limpiar todo! / 12:00 PM

Una venganza casi perfecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora