Isabella se soltó bruscamente del agarre de Romeo, con lágrimas en los ojos, y se aproximó a su hermano mayor para propinarle una cachetada que a él le hizo girar el rostro hacia la derecha. Nicolae se tocó la mejilla sensible y cerró los ojos; se lo merecía. Claro que se lo merecía después de haber mentido tantas veces.
—¡Eres tan despreciable, Nico! —la muchacha tuvo intenciones de abalanzarse nuevamente hacia su hermano, pero esta vez fue Blake quien impidió aquello arrastrándola hacia atrás, pero eso no le impedía forcejear—. ¡Enamorando a Romeo mientras estás en una relación con Niall! Él no te merece, ¡no lo hace!
Romeo alzó la mirada chocándose con los asustadizos ojos de Nicolae y formó una línea recta con los labios.
Ambos corazones dejaron de latir por un par de segundos, intentando procesar lo que acababa de decir Isabella, a sabiendas de que su único objetivo era hacer daño.
—Llévala fuera —tajó Romeo, apartando la mirada al mismo tiempo que Nicolae. Blake no se opuso, todo lo contrario, a Isabella, que seguía berreando y gritando hacia ellos.
El silencio les inundó cuando en el despacho únicamente quedaron los dos. A Nicolae aún le dolía la cachetada que su hermana le había dado, incluso podía jurar que le iba a quedar una pequeña cicatriz. Había sentido las uñas incrustadas en la línea de su mandíbula. El mayor, por otro lado, simplemente se quedó mirando un punto fijo del suelo, frunciendo el ceño; sin embargo, fue el primero en hablar:
—Debí imaginarlo, ¿no? —carraspeó. Al mayor se le había formado un nudo horrible en la zona central de su pecho—. Intenté negarme a los hechos, pero verte con Niall en el cumpleaños de Hugo... Debí imaginarlo, sí.
Nicolae se encontraba tan ido en sus pensamientos que ni siquiera le prestó atención.
—¿Cuáles son los albergues? Ha pasado una semana desde que Micifú desapareció y... quiero encontrarlo lo más pronto posible.
—Te lo apuntaré en un papel —se dio la vuelta dirigiéndose hacia su escritorio y escribió las direcciones de los albergues donde le habían dicho que quizá podrían tener a Micifú—. Si no conoces las zonas, Blake puede-
—Pensé que tú me acompañarías.
Romeo parpadeó un par de veces, intentando asimilar aquello y alzó la mirada para compartir con el menor una mirada llena de duda.
—Yo pensé que tú no querías.
—Bueno, si no tienes tiempo le diré a-
—No —le interrumpió—. Iremos los dos.
Nicolae cogió su chaqueta y la bufanda de lana para colocárselas y aquello le pareció tan lindo a Romeo que tuvo que detenerse a observarlo por un par de minutos. Estaba tapado hasta las orejas, con la nariz roja por retener las ganas de llorar y los ojos cristalinos por la misma razón; aquello realmente le parecía una obra de arte.
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Una venganza casi perfecta ©
Roman d'amour"Era un plan infalible, la venganza perfecta, hasta que me enamoré. " [...] Ella está rota por dentro. Él ansía una cruel venganza. Y el culpable es el objetivo a destruir. Después de ser cruelmente dejada, con el corazón roto y la dignidad por los...