22:30 pm
Ha pasado ya un año del sepelio de Nía. Desde entonces me siento sola, no tengo a nadie más que a mi madre, pero se la vive en el trabajo como enfermera.
Este año que pasó fue el peor de mi vida, después del de cuando mi padre nos abandonó a las dos, cuando yo tenía tan sólo ocho años y navidad se acercaba, ¿sabe alguien lo duro que es vivir así? Yo cargo con eso casi siempre.
Lo bueno es que no necesito de un hombre, pero sí necesito amor. Supongo que estoy en lo correcto.
—Nía— La pregunta es: ¿en realidad la perdí? o ¿ella me perdió a mí? Lo he reflexionado bastante cada noche, pero aún así no lo sé. Alguien alguna vez me dijo que una persona sólo muere cuando se le olvida.
El día de mañana, por la noche, asistiré a una misa a la que me invitaron dedicada a ella, a Nía, por el año cumplido de su fallecimiento.
No sé aún que ropa usaré, mi armario está lleno de prendas oscuras y el rosa ya no forma parte de él. Creo que algunos de mis gustos han cambiado. Mientras pienso en eso, ordeno mis útiles de la escuela en mi vieja mochila, Será el primer día de clases; no hay nada nuevo más que los libros de texto. He reciclado casi todo mi material del semestre pasado, no hemos tenido suficiente dinero como para comprarlo todo.
Último día de vacaciones...pero no de no dormir. Mañana comienzo de nuevo...sin ella, no son las 11:11 pero deseo que todo salga bien, estoy lista.
Me siento nerviosa, emocionada.
----------------------------
Hoy me he levantado a las 7:00am
Se me hace tarde, la entrada es a las 7:30 no puedo esperar más en la cama. Si no llego a tiempo estaré jodida, y es el primer día de clases.
Apenas tuve tiempo de arreglarme y desayunar algo. Cuando salí, mi madre ya estaba esperándome en el coche para llevarme a la escuela, y claro, estaba furiosa.
— ¿Y la mochila?— gritó.
— ¿Cuál moch...? ¡Espérame!— fui una idiota. Tenía tanta prisa que casi olvidaba mis cosas. Corrí hasta la entrada de la casa a buscarla con cara de susto, pero no la encontré por ningún lado, miré la pantalla de mi celular y el reloj marcaba las 7:30.
Eso sólo me puso más nerviosa, recordé que había dejado la mochila en mi cuarto, el cuál cerré con llave pensando que no estaba ahí. Con toda la prisa del mundo subí las escaleras para ir a abrir y sacarla. Ya no había tiempo de echar llave a la puerta otra vez, sólo correr.
¿En qué estaba pensando?
Cuando llegué a la escuela era lo suficientemente tarde para recibir un maldito retardo, de eso estaba segura, conocía las reglas.
Llegué al salón y... el mismo grupo, las mismas caras, el mismo espacio, y hasta el mismo profesor que sé que me odia: Celso Maldonado, (yo le digo Celso Mc Donald's porque es un viejo gordo y amargado) de la asignatura de matemáticas. Éste por suerte me dejó tomar la clase a pesar del retraso y dijo que era la última vez sólo por ser el primer día de clases.
Cuando entré todos me abuchearon al unísono, algunos se burlaron de mi aspecto algo desarreglado, otros hasta me hicieron señas obscenas con las manos. Son unos vulgares. Quisiera verlos haciéndoles eso a sus madres, si es que tienen.
Nunca me han querido tanto en ese grupo, no sé por qué.
—Malditos mamíferos rumiantes— murmuré, haciendo que los que me oyeron hicieran más ruido y el profesor me gritara que me fuera a sentar.
Caminé hacia mi asiento de siempre, justo en medio del salón y a mi derecha el lugar vacío donde Nía solía sentarse, siempre junto a mí. No era el único espacio que hacía falta llenar, había menos alumnos que el año pasado y eso me alegraba.
Hace poco me enteré de la llegada de una nueva alumna, pero no sé quien es ni el grupo que le asignaron, no he ni siquiera investigado, me gustaría conocerla pronto.
Cuando terminó la clase llegó el receso, salí a tomar un buen café y entonces la vi, ahora sabía que no era necesario esperar para hablarle, si no nos habían presentado yo me podía presentar sola.
Estaba ahí parada, comprando un café, me acerqué, la miré y le dije hola, pero ni siquiera me notó. Eso me hizo sentir ignorada y, por alguna extraña razón, también me hizo sentir rechazada aún sin siquiera haberla tratado.
A pocos metros de ella noté lo que parecía ser su indiferencia, su seriedad, aunque físicamente era hermosa y no podía quitarle la mirada de encima, era tan bella.
Se dio la vuelta y se marchó pero yo no dejaba de verla. Ella tenía algo que llamaba mucho mi atención, nunca había visto unos ojos más lindos.
Sin embargo todavía no sabía su nombre.
ESTÁS LEYENDO
THE LAST CHANCE
Teen Fiction¿Qué pasa cuando dos mejores amigas se gustan? El problema es que ninguna de las dos lo sabía con certeza. Un pasado amoroso de una de las chicas descubrió su gusto a su mejor amiga; él estuvo dispuesto a arruinarle su relación, y lo logró... ¿Quier...