Cap. 14

9 0 0
                                    

Cuando termine de dibujar el retrato de Farah hice borre algunos detalles que me salieron mal y los corregí mientras escuchaba la canción de Adele "one and only" para distraerme un poco de mis preocupaciones.

La música me inspiraba a realizar lo que más me gustaba con amor, de hecho, hacía que me saliera mejor. Esa melodía describía exactamante como me sentía.

No me conformé con elaborar el retrato -el cual por cierto fue el primero que logré acabar sin que pareciera una caricatura- , me acordé del dibujo de la chica desnuda que Farah me mostró en clase e intente hacer algo parecido con mi lápiz.

Y lo dejé salir; nos dibuje a las dos como llegamos al mundo, ella y yo besándonos, acariciando nuestras partes más sagradas, haciéndonos una sola dentro de un lugar en el que nos sintamos seguras y nadie nos pueda ver ni juzgar.

Hasta ese punto y sin darme cuenta me estaba convirtiendo en la acosadora que no quería ser descubierta, me estaba volviendo loca por ella.

Obviamente las ropas que Farah solía usar no dejaban ver casi nada de su cuerpo, no eran nada atrevidas ni reveladoras ni muy femeninas, así que imagine lo que podría estar ocultando bajo esas prendas y lo tracé con delicadeza; probablemente una figura hermosa y escultural... Sexy. Cada vez más y más erótico.

Espiar no era lo mio- elemento fundamental de una acosadora-, pero una buena amiga en quien confiar era la herramienta más poderosa con la que contaba para obtener lo que quisiera, y lo que quería era a Farah, conocer sus secretos, su pasado, su vida entera; desnudarla de verdad.

Y es que sentía tanta curiosidad envolviéndome, sed de saber donde estaba, qué hacía, que pensaba, qué sentía.

Mi mejor amiga estaba muerta...sólo me quedaba el respaldo de su hermana.

Guarde mis dibujos en una carpeta vieja y los metí en mi mochila, tomé mi teléfono y llamé.

-Jess, me alegra que hayas llamado ¿cómo estas?

-Estoy más tranquila- suspiré-, y tenías razón... No te puedo culpar de todo lo que me pasa, debí ser más responsable y madura.- confesé.

-Creí que no volverías a dirigirme la palabra, tal ves me lo merezco por lo que te he hecho...

-Eso no es cierto, me equivoque y aun si me hubieras hecho más daño no te desearía el mal porque no te guardo rencor- admití- después de todo eres la hermana de mi quien alguna vez fue mi mejor amiga y por lo tanto la única en la que puedo confiar, ¿me perdonas?

-Te perdono, y precisamente quería hablarte sobre algo que tiene que ver con ella.

-Dime- dije dispuesta a escuchar

-Recuerdo perfectamente que hice una promesa cuando ella falleció, juré que encontraría una explicación a su muerte, pero me he dado por vencida, fue más que suficiente lo que me has contado sobre el conflicto entre tú y tu ex novio y me parece suficiente obvio que se quito la vida.

-Pero le diste tu palabra y tu lealtad...

-Sí, sé lo que hice pero veo que no tiene caso aferrarme ya que tanto a mi como a ti nos esta trayendo problemas y eso afectaría nuestra amistad-arguyó.

-Comparto tu opinión, yo haré lo mismo, romperé mi promesa.

-¿Qué le prometiste?

-Sonará cursi pero le juré amor eterno y estaba convencida de que jamás encontraría a alguien más...

-Lo dices con tanta tristeza.

-Es que ni siquiera pude despedirme de ella o pedirle perdón- una lágrima rodó sobre mi mejilla-, me da tanta nostalgia, no vale la pena privarme de volver a enamorarme, la vida da muchas vueltas.

THE LAST CHANCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora