Cap. 17

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Mis libretas se convertirían en un recopilatorio de grafos y cosas que para cualquiera no tendrían sentido excepto para mi. Era como mi espacio personal, mi refugio.

Hice el diario a mi manera, no como esos en los que escribes tu día entero, no. Mi modo de expresarlo sería distinto.

Se trataba de hacer todo menos escribir, y si lo hacía habría sólo un mínimo de una frase de la cual se desglosaría todo el contenido.

Así nadie podría descifrarlo con facilidad. Ni siquiera si lo llevaba conmigo a la escuela. Nadie más volvería a meterse en mis cosas.

Me sentí más tranquila... Hasta que de repente una llamada entró a mi celular. Eran las siete de la noche, aún tenía casa sola. Sobresalté de emoción pensando en que podría ser Wen  y tal vez me pueda dar una explicación de su despedida.

Pero no era ella. El número en la pantalla marcaba ubicación desconocida así como también el remitente. Así que cometí la estupidez de contestar, olvidándome casi por completo de los extraños sucesos relacionados a mi teléfono.

—¿Bueno?

—Tanto tiempo sin oír tu voz— contestó una voz familiar del otro lado.

—¿Con quien desea hablar?

—Es sólo a ti a quien quiero, ¿cuando me vas a dejar verte?— preguntó en un tono que me hizo sentir incómoda.

—No estoy para bromas ¿qué es lo que quiere?—

—Oh, Jessmin... No has cambiado nada— río malevolamente.

—¡Déjeme en paz!— intenté colgar pero la llamada siguió en curso.

—Puede que quieras evitarme huyendo, juntándote con otras personas, hablando sola o haciendo cuanta mierda te de la gana pero jamás te vas a librar de mi...— me hizo sentir un escalofrío por todo mi cuerpo. Estaba torturándome.

—Escucha, no se quien seas, pero te advierto que tengo un pariente abogado y si no dejas de molestarme voy a...

—Tu madre es una enfermera de cuarta de sueldo miserable y tu padre apenas recuerda que existes— interrumpió secamente— no tienes a nadie que te defienda.

—¿C-cómo sabes eso? ¡No te metas en mi vida!— alegué

—Sigues sin entender...

—¡¿Entender qué?! ¡¿qué es lo que quieres de mi?!

—Tú me debes algo que crees que escondes,— masculló— y sólo cuando lo obtenga voy a dejarte en paz.

—No creo en nada de lo que me dices, pero cuando sepa quien eres te va a ir muy mal...— volví a colgar y esta vez funcionó, pero esa voz retumbaba en mi cabeza como eco.

Me sentí furiosa. Retrocedí dos pasos y miré hacia el fondo del pasillo y ví algo extraño moverse y ocultarse conforme me acercaba paso a paso, como una sombra o algo así.

«Otra pesadilla como la del primer encuentro paranormal en mi habitación.»

Pensaba que mi suerte no podía ser peor; el abandono súbito e inexplicable de una frenemie, sentimientos de desesperanza, una llamada sospechosa y algo dentro de mi rompiéndose.

Caminé hasta el final del pasillo y, sin pensarlo, asomé la cabeza por la entrada de la puerta del cuarto que le seguía, justo a la derecha, donde se ocultó la figura. Lucía cómo un sótano.

Nada. No había nada —eso creía. Antes de volver a precipitarme pensé en la llamada que hace dos minutos había finalizado.

Dibujé una cruz en mi frente con el polvo de los muebles y entré. Encendí la luz y en el espejo de un viejo tocador una frase escrita en el centro con todos los colores de mi colección de labiales le restó importancia a las cosas que mi vista podía percibir ahí dentro.

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2017 ⏰

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