THE LAST CHANCE

Capítulo 9

La intriga me mantuvo despierta, en otra noche de insomnio, su llamada me hizo pensar. Un "tenemos que hablar" me preocupa, quizá como a cualquiera.

Amaneció, temprano tomé mis propias llaves de casa y mi celular, dejé un recado a mamá y tomé un taxi a la casa de Wen que queda a unos diez minutos de la mía.

Llegué y toqué su puerta. Ella tardó un poco en abrir, entré y la vi: tenía un aspecto de no haber dormido casi nada, seguramente al igual que yo. Eso me preocupó, ella se cuidaba mucho.

— ¿Todo bien?- pregunté.
—No te preocupes, estoy bien...lo siento
— ¿El qué?
— ¿Quieres tomar un café? No he preparado el almuerzo- se dirigió a la cocina.
—Si, no hay cuidado
—Toma- me dio una taza de café negro y se sentó en una silla cerca de la mesa de la sala.

Me senté con ella y dejé el vaso en el vidrio de la mesa

—Dormiste mal ¿verdad?
— ¿Cómo lo sabes?
—Me preocupo por ti, aunque no lo creas y aunque tú no hagas lo mismo por mí.
—Sí lo hago, es por eso que te llamé anoche para que vinieras, quería mostrarte una cosa. La traeré ahora mismo para que veas.

Wen dejó lo que estaba haciendo y subió por las escaleras al segundo piso, yo la miré muy extraña.

En cinco minutos bajó con una pequeña caja de colores pasteles con un botón rojo, y una hoja amarilla arrugada.

— ¿Qué es eso?—Pregunté extendiendo la mano.

—Hace unos días, mi madre me pidió que limpiara la habitación de Nía, estaba barriendo y entre el polvo del suelo y toda la basura que ella acostumbraba a dejar, encontré esto debajo de su cama, pienso que deberías leerlo.

Me entregó lo que parecía ser una carta. Me dispuse a leerla de cerca en silencio y ella me observaba nerviosa.

"Jessmin, querida amiga.

He decidido alejarme de ti.

Decidí dejarte, sí, pero antes quiero que sepas algo: sí te quería, siempre lo hice, te quise como a nadie, siempre estuviste en mis pensamientos.

Te he escrito esta carta, como muchas otras antes y que dudo que aún conserves, porque supongo que no te he dicho todo lo que siento por ti, o al menos no ha sido suficiente, ni las palabras ni los hechos, ¿o me equivoco? ¿Será por eso que el día de ayer me trataste como una inútil? No se qué pasó contigo, te distanciaste de mí.

Te sigo queriendo, te extraño como no tienes idea, de verdad no la tienes. Pero eso no significa que quiera volver a estar contigo, mi decisión fue clara y firme.

Si alguna vez te herí, si alguna vez sentiste que no te apoyaba lo suficiente, me disculpo, todo pudo haber sido mejor, pero tú sabes que nada es para siempre, empecé a creérmelo después de nuestros problemas.

Sin embargo, no entiendo por qué pasamos tantos días y tantas noches planeando nuestro futuro juntas, no sirvió de nada.

Siento que alguien intentó separarnos todo este tiempo y, al fin lo logró. Tú has de saber de quien se trata, no tengo la necesidad de decir su nombre

Ya no puedo más con esto. Me es imposible convivir, estoy irritable porque no sé que es lo que quieres, y probablemente ni tú misma lo sepas.

Hay veces que desearía acercarme a ti y abrazarte pensando en el perdón de las dos... otras veces quisiera golpearte y estrujarte hasta hacerte sentir el mismo dolor que sentí. Ya no importa si te amo o si te odio, pero pienso en ti, aunque nunca te perdonaré que hayas sido tan ingrata conmigo después de todo lo que compartimos, ¿por qué cambiaste tanto? Nunca me diste alguna explicación al respecto. Me duele tanto.

Para que entiendas, ahora es tu turno, me encargaré de ti."

—Tiene una hermosa letra, para esas palabras tan hirientes— dije con la cabeza baja, soltando la hoja—Ella pudo haber sido escritora.

—Se lo tenía muy guardado, y hay muchas más— abrió la pequeña cajita—nunca pensé que las encontraría— sacó todo hasta que casi vació la caja.

—Y yo nunca pensé que la había lastimado tanto, ¿qué habrá sido de ella? ¿Qué quiso decir con la última frase?- pregunté asustada.

—Realmente no lo sé, lo que sí se es que podemos averiguarlo, me prometí a mí misma hacerlo la noche en que murió —dijo al mismo tiempo que se levantó del sofá para recoger la carta, tirando todo accidentalmente de un golpe.

Las cosas se desparramaron en el suelo y perdí de vista la hoja que dejé caer. Me agaché a levantar el montón cuando, de repente, mi mano chocó con la punta filosa de algo que me cortó pero no vi, haciéndome sangrar y soltar un gemido de dolor.

—Wen, ¡¿Qué mierda es esto?!— grité de miedo por lo que estaban viendo mis ojos, realmente no lo podía creer.

Ella no respondió, clavó la mirada al objeto punzo-cortante que apareció de la nada, lo tomó con delicadeza y luego sostuvo mi mano herida.