Pasaron unos segundos. Anker se decidió y apartó la espada de Link con el pie. Zelda dio unos pasos hacia él con el puñal apuntando hacia el pecho del joven. "La única manera de vengar mi dolor es hacer que él también la pierda.", pensó sonriendo de oreja a oreja.
Se acercó lentamente hacia la princesa. Empuñaba la lanza y sonreía con picardía. Para él todo era un juego, un juego que debía ganar. Su trifuerza brillaba con intensidad, llegando a cegar en algunos momentos a Zelda.
_ Creo que esto es el final, ¿me equivoco?
_ ¡Será tú final, no el mío!_ Zelda frunció el ceño y apretó el puñal en sus manos_ Puede que no sepa luchar tanto como tú, pero sí sé tus puntos débiles.
Anker rio, pasando la lanza de una mano a otra.
_ ¿Realmente espera ganar esta batalla? Asume ya que es imposible. Estoy entrenado para poder defender y atacar, además, es un puñal. No gran cosa.
Zelda se mantuvo firme. Anker le sonrió, como apenado.
_ ¡Habría sido tan delicioso el que me hubieras amado! Lástima que prefirieras al joven ladrón.
Golpeó con el borde del palo de la lanza a Zelda en las manos, y del golpe el puñal cayó al suelo. Antes que la princesa pudiera recogerlo, él lo apartó de una patada. Agarró a la joven y rodeó con sus brazos la delgada y perfilada cadera de ella. Intentó zafarse, pero él tenía mucha más fuerza.
_ Lo siento, princesa. No me dejó alternativa.
Zelda se retorció en vano.
_ No sé cómo hemos llegado a esto.
_ Solo es la simple razón que amaste al equivocado. Habrías sido feliz conmigo. Yo lo di todo por ti. Eras mi mundo, mi vida, y un día desapareciste porque el Encapuchado te secuestró. Después, cuando te recuperé, no me dirigiste la palabra hasta que apareció el galán rubio pidiendo, bueno, exigiendo que me fuera de mi puesto, un puesto donde llevaba tres años. Tres. ¿Y qué hace la persona que más amaba? Pues lo admite en el castillo, haciendo que yo, el guardián que tenías, solo sea algo sin importancia. Ah, espera. Esto es lo mejor. Cuando me empiezo a llevar bien con Link, apareces tú metiendo tu vagina en medio y empezáis una relación. ¡Ole! El único amigo que tenía se va con la única mujer de la que me había enamorado. Para ti no será tan malo porque siempre viviste en un mundo de rosas, pero para mí, alguien a quien su padre estropeó la infancia matando a su madre delante de él, piensa que ya es suficiente y no merece llevarse más palos.
Acercó a Zelda más hacia su pecho, sintiendo las palpitaciones aceleradas de ella. Sintió su miedo y le hizo sonreír.
_ Por cierto. Ya que morirás en breve, será mejor que haga esto.
Sus labios tocaron con los de Zelda, como jugando. Después estrelló su boca contra la de ella, obligándola a separar sus labios para poder meter su fría y húmeda lengua. La joven intentó separarse otra vez, pero fue incapaz. Anker la besó con deseo, expulsando todo el deseo que mantuviera los tres años atrás. Separó el rostro unos centímetros y volvió a reírse.
_ Esto es mejor de lo que me llegué a imaginar. Bueno, ahora es el momento de la despedida_ apartó a Zelda, empujándola y haciendo que se cayese al suelo.
Ella quedó inmóvil. Sabía que no podría hacer nada contra él.
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Llevaba ya unos días de mal humor, y que Zelda le dijera eso la enfadó aún más. Se estaba haciendo tarde, y debía volver rápido al castillo o le denegarían el paso. Su paseo se había extendido un poco más de lo que pensara.
Llegó al portón principal. Cuando entró y dio unos pasos, notó un olor fuerte. Sangre.
Eyzmel gritó al ver los cadáveres de guardias tirados por el jardín. Sus miradas estaban vacías, y parecían asustados, o al menos que lo estuvieran hacía rato.
La joven avisó a los soldados de la puerta principal. Ellos, alarmados, fueron lo más rápido posible hacia el castillo. Sabían que fuera Anker. Esas heridas solo pudieron hacerse por la lanza real.
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Anker tiró a Zelda, dejándola acostada en el suelo. Puso un pie sobre su cabeza, haciendo que ella se quejase por el dolor que le causaba.
_ No se debe engañar a un amigo..._ susurró Anker mientras alzaba la lanza hacia arriba_ Nunca engañes a un amigo. Nunca. Nunca... ¡Nunca!_ bajó la lanza hasta el punto en el que la punta de la lanza llegó a rozar el pecho de Zelda, pero él se detuvo.
Aunque él quisiera acabar con la princesa, el sentimiento por ella no le dejaba. Quería matarla, hacer que sufriera, beber después su sangre y disfrutar del momento en el que los claros ojos de ella dejaran de brillar y se apagasen.
Volvió a levantar el arma. Esta vez la mataría. Susurró un "lo siento" y poco después lo único que pudo sentir fue algo húmedo y cálido por su pecho.
Sabía que era eso. Sangre. Se fijó bien en que pasara. Tenía una espada atravesándole el estómago, pero no sentía dolor.
_ ¿Te gusta este sentimiento, cabrón?_ oyó una voz a su espalda. Link había logrado incorporarse.
Comenzó a marearse. La sangre que antes fluía por su cuerpo estaba manchándole la ropa y salpicando el suelo. Escupió sangre cuando Link quitó la espada de Anker. Ahí comenzó a sentir un dolor horrible recorriéndole la espalda y estómago. Su vista se volvió borrosa, y lo último que pudo ver con claridad fue la mirada horrorizada de su princesa. La trifuerza en su mano cada vez se apagaba más.
_ Yo no quería que esto pasara. De verdad que no._ le oyó, mientras cerraba los ojos para no volverlos a abrir jamás.
Link abrazó a su pareja, comenzando a acariciarle el cabello suavemente. Sintió como las lágrimas de ella empapaban su hombro, así que la abrazó más fuerte.
_ Cariño. Tranquila. Está muerto. No volverá a acercarse a nosotros_ acercó sus labios a la oreja de Zelda, susurrando_. No te volverá a hacer daño.
Ella asintió, separándose un poco de él y limpiándose las lágrimas de su rostro. Todo había pasado muy rápido y seguía confusa. Tenía un par de gotas de sangre procedentes de Anker en el rostro, pero Link se las limpió.
_ No te dejaré sola._ le dijo Link_ Siempre a tu lado.
Las puertas de la sala se abrieron y entraron unos cuantos guardias presurosos.
_ ¡Princesa! ¿¡Se encuentra bien!?
Zelda sonrió algo deprimida.
_ Sí. Estoy bien. Todo terminó.
Un soldado agarró el cuerpo inerte de Anker y lo llevó fuera de la habitación. Link levantó a Zelda en brazos y la llevó a la habitación.
_ Si Anker es como Ganondorf, resucitará. Lo sabes, ¿no?
Link la tumbó en su cama y la besó en la frente.
_ Lo sé_ contestó_. Pero para eso aún quedan cientos de años. No te preocupes por ello y descansa.
Pero ella no podía dormir. Ella había presenciado con sus propios ojos como la trifuerza del poder no se apagaba del todo en la mano de Anker. Prefirió pensar que todo había sido su imaginación, pero algo en ella no la convencía.
Hasta que se volvieran a ver las caras no podría saberlo.
fin
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trifuerza corrupta
Fanfiction(Zelink) Debido a un acontecimiento de hace cinco años, Link busca venganza hacia la familia real de Hyrule, incluyendo a Zelda, pero en lo que no cuenta es en los antiguos sentimientos que volverán a nacer tras volver a verla