trifuerza corrupta

capítulo 7

Las manos de Zelda le abrazaron mientras él sentía el calor de su aliento en el cuello. Debía ser recién mañana, por lo cual se deshizo cuidadosamente de las manos de la princesa y salió de la cama, comenzando a vestirse.

_ ¿Hoy quien vas a ser?_ preguntó Zelda, abriendo un ojo.

_ Hoy seré Link. No siempre tengo que convertirme en, cito, “El encapuchado” cada vez que vaya a la ciudadela.

Ella asintió, recostándose otra vez en la cama.

_ Tranquila que volveré pronto. No quiero que te escapes.

_ Aunque pudiera no lo haría. ¿Vas a llevar el carro? Es que podrían descubrirte.

_ Cogeré solo a la yegua más grande._ besó su frente_ Hasta dentro de poco.

Volvió a asentir y mientras le veía irse, quedó dormida otra vez.

El joven salió del castillo y se subió en su yegua. Le dio un par de palmadas y marcharon. Por suerte para el rubio, Anker ya no estaba allí debido a que un bosque por la noche suele ser peligroso.

Cuando llegó a la ciudadela, vio un par de guardias a la entrada. Les saludó, incómodo. Siempre que pasaba esa situación se sentía desagradable. Compró lo que pudo y después dio un corto paseo por la ciudad. Aún era muy temprano y Zelda seguramente seguiría dormida. “Me siento mal por dejarla sola… Pero se está tan bien aquí…”

Eso fue lo último que pudo pensar antes que alguien le robara la bolsa donde estaban las cosas compradas.

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Debía de ser medio día cuando Link volvió. Zelda se echó sobre él.

_ ¿¡Dónde estabas!?_ le preguntó enfadada_ Dijiste que llegarías temprano.

_ Me quisieron encarcelar por pegar a un tipo. Se lo buscó.

La princesa vio hacia él, frunciendo el ceño.

_ ¿Qué hiciste?

_ Un ladrón me robó la bolsa y yo le alcancé y pegué. Después los inútiles de los soldados defendían al otro. Me costó que lo comprendieran. En resumen, me dejaron ir después de una hora, más el viaje de vuelta cuidadoso de que no se cayeran las cosas de la bolsa, ahora agujereada por el bestia, pues hicieron que tardara.

Link besó a Zelda dulcemente.

_ Si no hubiese sido por eso habría vuelto pronto. Lo prometo.

En ese momento se oyó a Eyzmel hacer ruido con una cacerola.

_ ¡Link! La comida, tráela.

Él suspiró.

_ ¿Te das cuenta que siempre que tenemos un momento romántico aparece?

Zelda se rio.

_ Llevas razón, la verdad._ contestó.

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_ ¿A sí que en el castillo abandonado?

_ Sí, majestad. El secuestrador no me vio, además, dudo mucho que si me viera hiriera a la princesa._ contestó Anker, con una leve sonrisa en la cara_ Lo mejor sería partir ahora.

_ Avisaré a la guardia. Partiremos pronto.

_ Sí, señor.

_ Guardián. Antes de iros…

_ ¿Qué ocurre?

_ Desearía que matara  a el “encapuchado”

Sonrió maliciosamente.

_ Con gusto señor. Me encargaré personalmente de ese bastardo.

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Link abrió la puerta de la habitación y se echó en cama. “Me muero…” pensó, cansado. “Odio que Eyzmel me obligue a barrer toda la planta baja del castillo…”

_ Link._ dijo Zelda desde la pared, haciendo que el muchacho pegase un salto por el susto.

_ No sabía que estabas aquí.

Ella se rio.

_ Llevo aquí un buen rato_ se sentó a su lado_. ¿Estás muy cansado?

Le sonrió y la empujó suavemente, tumbándola en la cama y poniéndose encima.

_ Quizás no lo suficiente.

Zelda se sonrojó y apartó su mirada de la de él.

_ Link, por favor… No sé si deberíamos… Eyzmel podría entrar.

El rubio la besó y el mimo fue correspondido.

_ Malo será, ¿no?

Ella asintió, dejando que Link acariciara su cintura. Se oyó un ruido fuera, pero no le dieron importancia. Absortos pensando uno en el otro, los besos comenzaron a intensificarse. Link desabrochó el vestido de Zelda y la puerta de la habitación se abrió.

_ ¡Chicos!_ dijo Eyzmel al entrar.

Hubo un momento de silencio de parte de los tres que se hallaban en la habitación. Link vio hacia Eyzmel, después a Zelda y volvió a ver a su hermana.

_ ¿Cómo haces para siempre enterarte?

_ ¿Qué?_ Eyzmel parecía perpleja_ ¡Dejémonos de tonterías! ¿Lo habéis oído?

_ ¿El qué?_ preguntó la joven princesa mientras Link salía de su posición para ponerse a su lado.

_ No hace mucho oí un ruido y vi que pudo ser. La guardia se está acercando aquí. Creedme. Son muchos soldados y he recogido las pertenencias lo más rápido que pude. Debemos irnos ya, Link.

_ ¿Y Zelda?_ preguntó él.

_ Ella es a la que buscan.

La princesa asintió, viendo hacia el suelo.

_ Tiene razón. No quiero poneros en peligro. Tenéis que iros.

Eyzmel expresó tristeza al verla.

_ Lo siento.

Link agarró la mano de Zelda.

_ No puedo irme sin ella.

_ Link…_ susurró_ No te preocupes por mí. Fingiré que lo pasé mal para que sea creíble.

Él vio hacia sus ojos azul grisáceo.

_ Nos volveremos a ver, ¿verdad?

_ Solo si tú quieres.

Un golpe sonó procedente de la puerta del castillo. Eyzmel gritó.

_ Volveré a por ti. Te lo prometo.

Se besaron y Zelda comenzó a llorar. La hermana del joven no pudo evitar ver la escena de una forma melancólica.

Link agarró a su hermana y disparó el gancho hacia un árbol fuera del castillo.

_ Te amo, princesa Zelda.

Poco después el gancho ya les había llevado fuera de ahí. La joven noble lloró en silencio, sintiendo como su corazón se hacía pedazos. Todo había sucedido demasiado rápido.

_ Yo también te amo, Link._ susurró.