Zelda veía hacia la pared de su habitación. Ya hacía dos semanas que la habían devuelto al castillo. Se sentía sola, necesitaba volver. No había abierto la boca desde sus últimas palabras.
“Yo también te amo, Link”
Comenzó a llorar, callada. Él le había engañado, no volvería a por ella. No la amaba después de todo. Sentía como si un millón de piedras la golpearan, y no quería hacer nada más que aguantar.
La puerta de la habitación se abrió.
_ Princesa, querida.
Zelda vio hacia Anker, sin mostrar sentimientos. Solo una lágrima delataba su sufrimiento.
_ Llevas desde que te rescatamos sin hablar._ prosiguió el guardián_ ¿Qué es lo que le preocupa?
Nadie habló. La joven volvió a ver fijamente a la pared de antes.
_ Déjese de juegos, por favor._ suspiró_ Yo me preocupo por usted, pero si se porta así no me dejará más opción que sacarle del cuarto.
Ella negó con la cabeza y Anker agarró a la princesa por un brazo, tirando hacia la salida.
_ No me deja más elección de sacarla a la fuerza. Hay alguien que le reclama.
Zelda se sorprendió. ¿Sería Link? Su corazón comenzó a latir deprisa y una leve sonrisa se dibujó el su delicado rostro.
Llegaron a la gran sala, donde su tío estaba sentado en el trono.
El trono estaba cubierto por piedras de diferentes colores a ambos perfiles. Era de color dorado y tenía a las tres diosas en la parte de arriba.
_ Ah, querida sobrina_ sonrió_. Aquí hay alguien que quiere hablar contigo.
Zelda vio hacia donde el hombre le señaló y vio una joven que tenía un pequeño cofre en sus manos. Al principio no la reconoció, hasta que se dio cuenta que era Eyzmel.
_ ¿Eyzmel? ¿Qué haces aquí?_ preguntó ella, con la voz bastante seca por no haber hablado en tanto tiempo.
Anker vio sorprendido hacia la princesa, debido a que además de conocer a esa chica, le habló.
_ Vine porque quien tú sabes me ha dado esto._ le entregó el cofre y dio la vuelta dispuesta a irse_ Ya lo han revisado así que no hay nada malo dentro. ¡Nos volveremos a ver, princesa!
Eyzmel se fue, dejando a Zelda aun confusa. Ella movió algo el cofre, que pesaba un poco.
_ ¿Puedo retirarme a mis aposentos, majestad?_ preguntó la princesa al rey.
_ Eh… Sí, claro.
Ella sonrió mientras subía las escaleras. Su mirada desprendía esperanza, esperanza que ya había perdido.
Al entrar en la habitación abrió el cofre y encontró algunos objetos y una carta. Estaba una flor y una bolsa con lo que debía ser chocolate, pero solo quedaban los envoltorios.
Agarró el sobre, partiéndolo y empezando a leer la carta de su amado desaparecido.
Ante todo, debería disculparme por haber estado ausente durante estos últimos días. No sabía como hacerte llegar una explicación de lo sucedido, pero es que no he podido.
No pude ir al castillo debido a que he estado ocupado buscando otra casa, y otra razón era simplemente miedo. Sí, tenía miedo.
Aunque la trifuerza del valor brilla todavía en mi mano, tenía miedo. Para disculparme quería ofrecerte un par de regalos (si Eyzmel no se comió el chocolate…)
Lo último que diré en esta carta es que te quiero, te extraño, y que veas por la ventana.
Zelda giró hacia donde le había pedido el joven, levantándose de la silla. Le vio, apoyado en la cornisa, sonriéndole. Llevaba una margarita en la mano izquierda.
Ella le abrió y dejó que entrase en la habitación. Segundos después ya se había echado encima de él.
_ ¡Idiota!_ dijo abrazándolo.
_ Yo también te he extrañado, mi princesa.
Link posó sus labios contra los de Zelda, consiguiendo que todo estuviese perdonado.
_ Link…_ la joven sonrió triste_ Ya pensé que no volvería a verte.
_ Fueron dos semanas, querida. No un año.
_ Pero la despedida fue tan repentina, y lo pasé tan mal.
_ No pienses en eso._ acarició su cabeza, calmándola_ Ya estoy aquí.
_ ¿Y qué vas a hacer?
_ Mañana lo verás. Tú actúa como si supieses que ocurre.
Llamaron a la puerta. Fueron tres toques suaves antes de hablar.
_ Princesa._ se oyó desde fuera de la habitación_ ¿Se encuentra mejor?
_ Sí, sí._ contestó Zelda.
_ ¿Puedo pasar?_ preguntó el guardián.
Ella se quedó pensando, vio hacia Link y señaló debajo de la cama. Él se escondió como pudo y Zelda llamó a su guardián.
_ ¿Qué es lo que ocurre?
_ Nada. Venía a ver qué ocurría, porque subiera a toda prisa. Pensé que estaba preocupada o algo así.
_ No, no. Estoy bien, Anker.
Link vio desde su escondite al joven con asco. Él sabía que fuera todo culpa de ese que descubrieran su escondite, que le quitaran a su princesa. Había robado hasta su trabajo. Llevaba su uniforme igual al que tuvo que usar Link. En resumen, no le caía bien.
_ Su seguridad es lo que más deseo, mi princesa._ hizo una reverencia_ No permitiré que nadie, absolutamente nadie, la vuelva a secuestrar. Ya tenemos en busca y captura a la rata que se la llevo, el Encapuchado. Cuando lo encuentre, seré yo mismo el que acabe con su patética vida._ sonrió de una forma tétrica_ Todo sea por la soberana.
Ella asintió, algo asustada. Ese hombre nunca se había mostrado hostil, solo protector. El que midiera mucho y fuera fuerte hacía que intimidase más. Sintió como la mano de Anker sujetaba la suya y la besaba con delicadeza. Un gesto noble.
_ Si todo va bien, me marcho. La veré después. No olvide que si algo pasa, me avise sin pensarlo.
_ Sí. Puede marcharse.
El joven guardián hizo otra reverencia y se fue. Link salió de debajo de la cama nada más cerrarse la puerta.
_ Odio a ese tío.
_ Es mi guardián. Se preocupa por mi seguridad.
_ No solo se preocupa de eso. Zelda, ese hombre está obsesionado_ remarcó la última palabra_ contigo. No parará hasta tenerte en sus brazos, al parecer.
_ Por desgracia para mí, lo sé.
Link la abrazó y acarició el suave pelo de la joven, color castaño claro, casi rubio. La joven princesa sonrió y cerró los ojos, feliz de por fin tener a Link de nuevo, o al menos por un momento, antes de que él tuviese que irse de nuevo.
_ Mañana volveré, ya lo verás.
_ ¿Me lo prometes?
_ Prometido.
Zelda soltó a Link y dejó que este se subiera a la ventana.
_ Recuerda. Tú sigue el plan. Como si supieras lo que ocurre.
Ella asintió.
_ Así haré.
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trifuerza corrupta
Fanfic(Zelink) Debido a un acontecimiento de hace cinco años, Link busca venganza hacia la familia real de Hyrule, incluyendo a Zelda, pero en lo que no cuenta es en los antiguos sentimientos que volverán a nacer tras volver a verla