15 - Clover

44 4 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me costaba profundamente creer que Deimos podría haberle hecho eso a Nawel. Es decir, ¿por qué? Ellos son amigos, colegas de otra vida. No comprendo cómo pudo cambiar tanto en tan poco tiempo, o peor aún, la posibilidad de que ella siempre haya sido así y nunca hubiese sido comprobado.

Nawel, mi querido mejor amigo.

Miro la tumba con un aire tan deprimente que no soporto. El sol de la mañana me pega en medio de la cara, todo lo contrario al tipo de funeral que esperaba, que suelen ser los típicos clichés de días lluviosos.

—Nawel Nychterída, un vampiro que todos amábamos y que tenía un corazón tan grande para regalar.

Dice alguien a quien supongo que es familiar; por un momento, creí que sería su hermana, ya que sus rasgos son exactamente iguales. El cabello rizado y castaño contrasta con la piel blanca y unos colmillos largos visibles.

Sin embargo, la tristeza y la rabia me embargan mientras escucho esas palabras. Solo yo sé la verdad detrás de lo que le sucedió a Nawel. No puedo hacer otra cosa que no sea llevarme este secreto a la tumba.

Si los policías se enteran de que fue asesinado por Deimos, no dudarán en meterla presa, regresarla a su plano o dormirla como si solo fuese un perro agresivo. Porque que ese tipo de bestias anden entre nosotros es igual a un camino lleno de peligro.

—Nawel fue mi primo, pero lo amé como un hermano. Él siempre me ayudó con la mejor de sus intenciones, siendo un hombre sensible y amoroso.

No puedo evitar sentir un nudo en la garganta mientras la familiar continúa hablando, compartiendo recuerdos entrañables de Nawel. ¿Cómo puedo mantener en secreto la verdad? Cierro los ojos por un momento, intentando contener mis emociones. Estoy atrapado entre la lealtad hacia mi querido amigo fallecido y el peso aplastante de la verdad que conozco sobre Deimos.

Al menos estoy feliz de que se haya ido sin tener algo pendiente, feliz de que la última vez que nos vimos fue una experiencia hermosa sin peleas ni discusiones.

Volteo a Astra, quien parece inexpresiva, mirando recta y con la cabeza gacha la tumba de Nawel. Con sus ojos completamente blancos que hacen que me dé aún más escalofríos. Ni siquiera ella sospechaba de Deimos y el posible asesinato que cometió por influencia de Rosaline y su naturaleza.

Los recuerdos de Nawel siguen fluyendo en la ceremonia mientras todos los presentes lloran y comparten anécdotas. Me siento cada vez más atrapada entre el deber de proteger a Deimos y la necesidad de honrar la memoria de mi querido amigo. ¿Cómo puedo encontrar una solución a esta situación tan complicada?

La ceremonia concluye, y la multitud comienza a dispersarse. Me acerco a la prima de Nawel, quien parece aún observar aquella tumba con una mirada de destrozo.

—Lo siento mucho por tu pérdida —le digo, tratando de sonar lo más compasiva posible.

Ella me mira, sus ojos húmedos por las lágrimas contenidas. —Gracias —responde con voz entrecortada. —¿Tú eras una amiga cercana de Nawel?

Tres Enredos Mágicos (PRONTO CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora