1 - Fiesta de demonios no deseados

150 16 16
                                    

—Debes considerar seriamente adoptar un demonio, Dahlia —me dice mi madre mientras paseamos por los pasillos del mercado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Debes considerar seriamente adoptar un demonio, Dahlia —me dice mi madre mientras paseamos por los pasillos del mercado. Yo, por mi parte, intento mantenerme entretenida leyendo las etiquetas de los productos de belleza mientras controlo el carrito de compras.

Mis padres son hechiceros increíbles, aunque, obviamente, eso no es algo de lo que se jacten en público. Vivimos en un mundo donde los elfos son los que acaparan toda la atención, y no es de extrañar, ya que están por todas partes.

Pero, sinceramente, este mundo está lleno de seres fantásticos y carece completamente de humanos. Y qué bien. Porque, vamos, la historia de la humanidad no es precisamente una joya; intentaron aniquilar a todas las razas mágicas a su alrededor.

—Bueno... Tal vez debería considerar adoptar un demonio el próximo año —respondo con sarcasmo, tratando de hacer una broma, la cual mamá no parece darle gracia.

Mi madre suelta el shampoo que estaba mirando y me observa con una expresión de decepción en sus ojos.

 —Dahlia Luminaris, ya dijiste eso el año pasado y el anterior a ese. Necesitas nuevos trucos de comedia.

Se supone que todo hechicero debe tener un demonio, como una especie de ayudante, compañero o figura familiar en caso de que no tengas una figura paterna (porque, vamos, en Latinoamérica parece que es una tradición). Pero, finalmente, lo importante es que es una obligación que nos ha acompañado durante siglos.

Una obligación que no me atrevo a enfrentar ni en sueños.

Mi madre suspira con frustración mientras seguíamos caminando por los pasillos del mercado. Sus palabras resuenan en mi mente, recordándome que él postergado mi deber de encontrar y adoptar un demonio durante demasiado tiempo.

Mientras pasamos por la sección de artefactos para razas terrestres, donde venden cosas para brujos, cremas para los elfos sensibles al sol y unas plataformas para goblins, mi madre continúa su discurso.

—Dahlia, entiendo que tengas dudas y preocupaciones, pero no puedes ignorar tu responsabilidad por más tiempo. Los demonios están destinados a ser nuestros aliados —dice con firmeza en su voz —Mírame a mí, al principio tenía tanto miedo como tú, pero ahora estoy feliz con Astra.

Revuelvo los ojos al solo pensar en ella.

Astra, Astra... ¡Dios, cómo me castiga esa demonia!

Su actitud de superioridad y su deseo constante de controlar cada aspecto de mi vida han hecho que nuestra relación sea como de hermana mayor y menor. No puedo evitar sentir que su presencia me sofoca, en lugar de ayudarme.

—Mamá, entiendo que tu relación con Astra sea buena, pero no todos los demonios son iguales. No todos se adaptan bien a nuestras vidas o comparten nuestros valores —respondo, intentando expresar mi punto de vista con calma.

—Dahlia, no seas ingenua. Los demonios no son más que seres inferiores a nosotros que somos sus amos, que les damos la oportunidad de salir de su plano oscuro para traerlos aquí. Solo establece unas cuantas reglas y tu demonio obedecerá, podrías tenerlo limpiando la casa todo el día.

Tres Enredos Mágicos (PRONTO CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora