Amor, magia y demonios, que podría salir mal?
En el encantador mundo de Dahlia Luminaris, los accidentes son un arte. ¿Qué podría salir mal al invocar a un demonio de destrucción en lugar de uno de protección? Solo Dahlia podría lograrlo con tanto e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Deimos Mavroaíma
El lugar es frío y solo me acompaña mi reflejo, jadeo de la sorpresa. Estaba semi desnuda frente un espejo tamaño completo que se encuentra en un baño que no se parece al que hay en la casa de Dahlia, observo y me doy cuenta de que las manchas negras en mis manos ya no eran un manto largo que cubriera mis brazos, sino que solo llegaba hasta mis nudillos.
No, no, no no.
Oigo una voz desde el otro lado de la puerta.
Esa voz, es para mi similar a el vocablo del diablo, aquella voz suave y meliodosa que sentía que me aturdía el alma.
-Deimos? Vas a salir?
Dice Rosaline, no necesito verla para saber el como se divierte. Me estremezco al escuchar su voz y mi mente se llena de imágenes de las noches pasadas, de los secretos oscuros que compartimos, del cómo me hizo obedecerla como demonio, el como me susurraba al oído.
Con temblores en las piernas, me acerco lentamente a la puerta. La abro con cautela y allí está ella, Rosaline, con su sonrisa seductora y sus ojos llenos de malicia. Sus labios rojos brillan con un brillo perverso que me resulta familiar.
-¿Qué ha pasado?
Le pregunto, luchando por mantener la calma mientras mi corazón late desbocado en mi pecho.
Rosaline deja escapar una risa burlona y me mira de arriba abajo con una expresión de satisfacción retorcida.
-Oh, cariño -dice con voz melódica- Te has sumergido en un mundo que no puedes entender. Has desafiado lo que no deberías haber desafiado.
Con sus manos frías toma mis nudillos, haciendo círculos sobre ellos para luego verme con una mirada penetrante y llena de desprecio. La incomodidad se apodera de mí mientras sus palabras retumban en mi mente, llenándome de dudas y temor.
-No... Te equivocas, tú me hiciste hacerlo.
Grité, empujándola cuando intentó acercarse a mí, ella solo sonríe con satisfacción, notándose lo mucho que disfruta de esto.
-Eso, compórtate como la nueva demonio que eres, Deimos. Tú solo me pediste que te asignara un rol y eso fue lo que hice, te hice una demonio oscura.
Rosaline se acerca lentamente, disfrutando de mi confusión y temor. Sus ojos brillan con malicia y su sonrisa se ensancha aún más, revelando sus afilados colmillos. Siento un nudo en el estómago y la necesidad de escapar de esta pesadilla.
-¿Qué quieres de mí? -pregunto con voz temblorosa, retrocediendo hacia el baño para poner distancia entre nosotras.
Rosaline se detiene frente a mí, su mirada se vuelve intensa y susurra con un tono seductor pero amenazante.
