Gregory y Adam eran dos jóvenes a los que les encantaba ir de fiesta todos los fines de semana, o ir las veces que les permitiera su dinero. Siempre buscaban en Internet o en Facebook por fiestas que las personas estuvieran organizando para ir y pasarlo bien. Una noche de aburrimiento que no encontraban ningún lugar donde ir, encontraron una página web la cual jamás habían visto, el tema principal que coronaba la página web era la noticia de una fiesta que se estaba celebrando en un lugar bastante alejado, en una casa que no conocían. En el anuncio ponía que era obligatorio ir con un disfraz o no se podría entrar, así que ambos fueron a comprar los disfraces para cada uno, escogieron el disfraz de zombie y de vampiro.
"¿Sabes, Adam? Esta fiesta debe de estar súper entretenida, así que pongámonos los disfraces y vayamos a esta dirección, dicen que cualquiera puede entrar siempre y cuando lleven disfraz..."
"Me parece perfecto, son más de las 22:00 de la noche, tratemos de estar allí a eso de las 00:00, que a esa hora debe de empezar lo bueno, tal vez haya chicas guapas allí... aunque disfrazadas"
Ya vestidos, se metieron en su coche y se dirigieron a la dirección que decía el anuncio.
Condujeron por más de una hora por un camino desconocido el cual nunca habían visto antes, hasta que por fin divisaron una casa vieja a lo lejos:
"¡Mira, Gregory! Ahí debe de ser la fiesta, aquí ya no hay más civilización"
"Tienes razón, vamos a aparcar el coche por aquí y caminemos..."
Gregory y Adam llegaron caminando con unos disfraces espectaculares, realmente parecían un zombie y un vampiro y, para agregar más realismo, actuaban como tal. Al llegar a la puerta de la casa todo estaba en silencio, parecía más una reunión que una fiesta. Al llamar a la puerta, esta se abrió sola, y al entrar vieron que había muchas personas sentadas conversando de una manera extraña y muy baja, casi no podían entender qué decían, pero al verlos todos los presentes se quedaron callados y giraron sus cabezas y miradas hacia los dos jóvenes que acababan de llegar:
"Oye, Gregory ¿Seguro que esta es la dirección? Estas personas nos están mirando raro, y aquí nadie está disfrazado, me parece muy extraño..."
"Es verdad, nadie está con un disfraz, creo que mejor les preguntaré, creo que nos hemos perdido..."
Pero antes de que Gregory pudiera preguntar a alguien de la casa, se les acercó una chica con cara de estar algo enfadada. Esta les dice:
"Oye, vosotros, ¿Qué hacéis aquí vestidos de esa forma? Estaba muy claro en la invitación que se debía venir disfrazado, así no podéis pasar..."
Dijo la chica.
"Pero... ¿Pero de qué hablas? Si nosotros somos los únicos disfrazados..."
"¿Me estáis vacilando? Ninguno de vosotros tiene... espera... ¿Vosotros estáis disfrazados? Anda, ahora lo entiendo, perdonad mi confusión. Dejadme que os lo explique, aquí todos estamos disfrazados, ¿Queréis ver como somos sin nuestro disfraz?"
La chica cerró la puerta detrás de Adam y Gregory.
Todas las personas se pusieron de pie sonriendo de una manera burlesca hacia los chicos, que no sabían dónde se habían metido. Al girar la mirada hacia la chica de antes, esta comenzó a cambiar; sus brazos y sus piernas se alargaban, sus ojos cambiaron de color para dar paso a un color rojo sangre, y su cara se deformaba. Pero no solo era ella, esto le pasaba a todos los demás en la fiesta. Unos parecían zombies, a otros les crecían los dientes hasta tal punto de parecer un dientes de sable, había unos que caminaban a cuatro patas como perros. Sin duda alguna, esa gente no era humana.
Adam y Gregory comenzaron a temblar de miedo y, antes de seguir mirando lo que ocurría salieron corriendo de aquella casa. Presas del pánico, intentaron llegar a su coche, pero este había sido destrozado por alguna fuerza sobrehumana. Al verse desesperados, corrieron por el oscuro camino mientras detrás de ellos se oían susurros, gritos aterradores y fuertes pasos de alguien que los perseguía. Ellos corrieron tanto que dejaron caer los disfraces al suelo, hubo un momento que parecía que nadie les perseguía, y lograron vislumbrar un coche que venía en su dirección, al cual tuvieron que hacer señas para que parara.
El coche paró, y en el coche había una familia de un hijo y sus padres. Adam y Gregory estaban tan asustados y aliviados que no les contaron nada de lo ocurrido a sus salvadores:
"Gracias por llevarnos, esperamos no incomodarlos, ¿Adónde se dirigen?"
"No os preocupéis, chicos, nosotros vamos a una fiesta de disfraces por aquí cerca ¿Vosotros también vais?"
Adam y Gregory se miraron fijamente a los ojos, petrificados de terror y sin poder decir ni una palabra. En ese momento, el niño que estaba sentado con ellos en el asiento de atrás les dijo con una expresión sonriente en el rostro:
"Me encantan vuestros disfraces..."
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Historias Para No Dormir 6
TerrorCon el paso de los años, las historias de miedo crearon arquetipos y forjaron un lenguaje narrativo común que desembocó en la auténtica edad de oro del género que fue el siglo XIX. Tuvieron que llegar grandes maestros como H. P. Lovecraft o Edgar Al...