RANMiré fijamente la pantalla de mi teléfono mientras me invadía una oleada de rabia.
Mi mujer me estaba causando problemas.
Otra vez.
No necesito esta mierda.
Volví a meter el teléfono en el bolsillo e intenté relajarme. necesitaba tener la cabeza fría para cerrar este trato.
Me ocuparé de mi maldita esposa más tarde.
Estaba en el bar Marugo, un pintoresco bar del distrito de Marunouchi, donde los hombres que se pasaban el día haciendo negocios venían a relajarse. No era mi ambiente "ningún lugar que ofreciera tacos de foie gras lo era" pero el señor Uchida lo había sugerido, así que aquí estaba.
Después de la cena que habíamos tenido con nuestras esposas, estaba bastante seguro de que el acuerdo estaba apunto de cerrarse. me había pedido que nos reuniéramos para la hora feliz de esta noche, y tenía la sensación de que me iría a casa mucho más feliz de lo que había sido cuando me levanté esta mañana.
La cena me había puesto de buen humor. Nada me hacía sentir tan bien como ganar en mi trabajo, y esta... esta iba a ser mi mayor victoria hasta el momento.
Eran casi las siete de la tarde y en el bar había más Hugo Boss y Giorgio Armani que en una tienda de trajes.
Hombres de entre veinticinco y sesenta y cinco años se mezclaban entre sí, con las manos llenas de whisky o cerveza.
Creo que en todo el local había tres mujeres, y dos de ellas eran camareras. habría pensado que era un bar gay si no lo hubiera sabido, pero todos los hombres que había aquí ciertamente lo sabían.
No es que fueran abiertamente homófobos, por supuesto, eso era malo para los negocios. Les gustaban las mujeres. Sólo necesitaban un lugar para beber y hablar como hombres.
—Oye, ahí está. ¡Haitani! —Me giré para encontrar al señor Uchida acercándose a mí, con otro hombre detrás. me levanté para estrecharle la mano.
—¿Cómo va todo? —pregunté, sonriendo cálidamente al señor Uchida. me gustaban las primeras impresiones, pero sabía que el seguimiento era muy importante, pregúntale a cualquier mujer con la que me haya acostado más de una vez. Se me daba bien el seguimiento.
—Bien, bien —respondió el señor Uchida, dándome unas palmadas en la espalda. —Gracias por reunirte con nosotros. Este es Myouji. Es mi hombre de confianza. Un asesor, digamos.
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Una propuesta - Ran Haitani
FanficCuando dos extraños que no tienen absolutamente nada en común se ven obligados a casarse, su relación pondrá a prueba la famosa teoría: ¿Pueden realmente atraerse los opuestos? Ran Haitani, el rompecorazones tiene dinero, fama, poder y está acostum...