Día 7

216 31 10
                                    

Día 7

"Fyodor me ha dicho que salgamos a comer"

"Pero realmente no estoy emocionado, nunca me ha gustado su restaurante favorito, solo he ido porque es SU favorito. No el mío"

"Aunque solo vamos en ocasiones especiales, como la propuesta de matrimonio, primer aniversario y ahora que vamos a una cita a tratar de volver a encontrar aquella chispa que Fyodor dice"

Escribió el albino en la cama, con su portátil al lado, junto a un cuaderno de notas y el pequeño cuaderno en donde había empezado anotar sus pensamientos.

Soltó un suspiro y cerro el pequeño cuaderno, para luego abrir el cuaderno de notas y luego ver a el portátil. Leyendo y revisando lo que había escrito, que lamentable ni habían sido más de cinco párrafos.

Castigándose mentalmente por no poder hacer más. Pero ahora era tan difícil que simplemente sentía que no podía, las palabras no salían o la manera de expresarse no era la adecuada sentía él.

Pensando ya sea en su vida o en el escrito.

Recordando lo que había sentido por Fyodor hace tiempo, aquellos sentimientos tan increíbles, tan fuertes. Aunque ha de admitir que no fueron pasajeros, para nada. Seguían ahí. Pero ahora el sentimiento de desesperación y tristeza era mas fuerte.

Recurriendo aquellos recuerdos para poder volver a escribir. Sentir nuevamente aquellas cosas para poder plasmarla, pero, aveces sentía que aquellas cosas jamás volverían a él como las recordaba.

Escucho como la puerta era abierta, dejando ver a un omega que acababa de salir de la ducha. Para luego buscar algo de ropa en el clóset y vestirse.

Viéndolo momentáneamente sin prestarle mucha atención y volver su vista a el portátil, al cual tampoco le estaba prestando atención realmente.

—¿Escribiendo?—Pregunto el peli-negro para acercase a la cama.

—Si, es lo único que tengo para hacer—Contesto mientras corregía algunos puntos y comas, esperando que así volviera la inspiración que había perdido hace unos meses.

—¿En serio?—Pregunto curioso y se asomo a el portatil.

Vio a su esposo de reojo.

Era lindo, no lo podía negar, pero aún así eso no cubría las demás cosas.

Lo amaba, lo amaba y lo peor es que aveces siente que lo sigue haciendo.

Pero esos sentimientos no era los que quería plasmar.

Desde que lo conocio, se enamoro de su forma de hablar, de expresarse y de escribir. Pero hay veces que no soporta ninguna de esas cosas.

Ambos se habían prometido la luna.

El problema era que él peli-negro no había mencionado la caía que se tenía cuando llegaban a ella. Porque según él, el plan era quedarse en ella juntos.

No caer hacía el oscuro y frio espacio que había en el universo.

Tal vez el mundo ya no sabía del amor ya.

RätDonde viven las historias. Descúbrelo ahora