Día 22

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Dia 22

Era de noche y se encontraba en el balcon de su habitación, mientras veía a las pocas personas que pasaban a estás horas por la calle.

Tenia su portátil en sus piernas, encendida, con letras en la pantalla que formaban palabras y luego las palabras  formaban oraciones y esas oraciones párrafos. Con una línea al final de la última palabra escrita que aparecía y desaparecía, indicando en donde se había escrito por última vez.

Su cabello estaba suelto y desordenado, cayendo por sus hombros y espalda, aveces movido por el viento.

Sintio unas manos acaricir su espalda, subiendo por ella hasta llegar a su nuca y tocando la marca que apenas se cicatrizaba.

Ronroneo ante el tacto, recordando cuando aún eran novios y se habían prometido el mundo entero.

Recordando esos hermosos momentos que apreciaba con todo el alma y disfrutando de este contacto tan cálido y cariñoso.

Las caricias pasaron de su nuca a sus mejillas con la misma delicadeza que había pasado por su espalda.

Sintió como abrieron su boca y metieron una pastilla dentro para luego ofrecerle un vaso de agua.

Estás acciones lo agarraron por sorpresa, ya se había tomado los medicamentos a la hora y dudaba mucho que Fyodor hubiera olvidado uno en ese momento.

Aún confundido tomo el agua, tragando la pastilla. Tenia un sabor diferente a las que había tomado antes.

Sintió como quitaron el portátil de sus piernas y fue remplazado por un peso familiar, el Omega peli-negro ahora se encontraba sentado en sus piernas con una sonrisa.

—Aveces me hace falta que pasemos mi celo juntos—Suspiro y se recostó en el hombro de su alfa.

Fyodor tomaba pastillas anticonceptivas hace más de dos años, desde que empezaron a salir en realidad.

El peli-negro no quería hijos, lo había dejado claro desde un principio y él pues encantado, si Fyodor quería eso, Entonces haría eso.

Lo admitía, su vida sexual antes era bastante activa, amándose en cada pequeña oportunidad. Besándose y tocándose.

Pero ahora ya no era así.

—No tenemos nada desde hace un mes y medio—Dijo el Omega y recostó su frente en la del albino—¿No extrañas eso?

Realmente, tal vez antes de tomar los antidepresivos sí, pero ahora era una de las cosas que menos pasaban por su mente.

—Tuviste que pensarlo mejor antes de llevarme para que me medicaran—Dijo y poso sus manos alrededor del ruso para abrazarlo. Había investigado los medicamentos que le habían mandado y uno de los efectos secundarios eran eso, que su entusiasmo en ese ámbito bajara. Y además que antes ya lo tenía bajo—Pero de cierta manera se siento mejor—Beso la mejilla del Omega.

Vio como este frunció el ceño de una forma infantil.

—Kyola, es injusto—Se quejo—No puedo usar el vibrador porque no es lo mismo hacerlo todo yo mismo a qué otro lo haga, extraño que me toques.

Agarró las mejillas del Omega y lo acerco a él lentamente, para luego dejarle un beso en sus labios, Aunque fue más bien solo un toque de estos.

Cuando se empezaron a separar lentamente de aquel toque entre los dos, el peli-negro se volvió a acercar para volverlo a besar. Pero a diferencia de antes el ruso querían un beso más profundo, un beso más íntimo.

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