Día 35-37

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Día 35-37

Fyodor no le hablaba alrededor de ocho días.

Ocho días sin hablar con alguien, sin tener contacto humano y en un hoyo de culpa y desesperación.

No culpaba a el peli-negro por no dirigirle la palabra o ignorarlo por completo.

Su nueva herida en la muñeca estaba vendada, ahora con una notoria marca en ella bajo las vendas.

Estaba en la ventana, viendo a las demás personas pasar, tenía el portátil y su pequeña libreta junto a él. Cómo único consuelo, como única manera de tener algo que hacer.

Había limpiado, había cocinado y hasta había dibujado y escrito en modo de disculpa hacía Fyodor.

Pero este solo lo ignoraba de forma cruel.

"Al principio no quería contacto humano, ahora lo necesito de manera desesperada"

"En realidad lo único que necesito es el perdón de Fyodor, es lo único que pido"

Escribía en su pequeña libreta tratando de desahogarse.

En esta semana pasaba alrededor de 18 de las 24 horas del día durmiendo, las que sobraban se dedicaba a buscar el perdón del Omega.

Había estado agarrando las pastillas de dormir a escondidas de Fyodor para poder dormir más.

Ya que, cuando dormía se sentía mejor, no sentía culpa, no sentía odio, no sentía nada y eso le agradaba.

Le había empezado a gustar tanto dormir, ese descanso de su día.

Tal vez era saber que había perdido otro día más, saber que había pasado otro día más lejos de lo que había echo, por lo tanto, más probabilidades que Fyodor lo perdonará.

"Aumente la dosis, cuando venga a ver a lo mejor estaré en una sobredosis"

"Es grasioso, jejejejeje"

"Pero no puedo negar que es tentador querer tomarme todo el frasco de pastillas de golpe"

"No es probable que muera, Tal vez duerma durante tres días seguidos"

Se detuvo a pensar un momento.

Si lo hacía, Fyodor estaría en la obligación de ayudarle o hablarle cuando despertara.

Era dormir por tanto tiempo o morir se.

Pero no creía que Fyodor lo dejaría morir, claro que no lo haría.

Soltó una pequeña risa desesperada.

¿Lo haría? ¿En verdad lo haría?

El Omega estaba de compras, estaba solo en la casa, como diría su Madre, estaba con Dios.

Y tal vez muy pronto lo estaría.

Se levantó de la ventana y fue para el cuarto, abriendo la gaveta de la mesita de noche, buscando entre los tres frascos de medicamentos que había en él, la medicina que trataba el insomnio.

Lo destapó y vio su contenido, alrededor de diez a quince pastillas era lo que habia.

Sus consultas eran cada mes, se la mandaron la vez pasada, hace alrededor de 15 días, no se había medicado la semana pasada pero está semana había doblado la dosis.

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