Día 49

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Dia 49

Parecía que,desde ese momento, Fyodor había descubierto un nuevo placer.

Parecía un niño emocionado con un nuevo juguete.

Ya que, a diferencia del sexo convencional, él no necesitaba sentirse excitado para hacerlo.
Lo cual le parecía injusto pero igual no se quejaba, no quería que Fyodor lo volviera a ignorar de tal manera nuevamente.

Cerro los ojos, estaba en la ducha, pensando en algunas cosas.

Tratando de agarrar valor para la cita mañana. Una hora entera hablando sobre sus pensamientos y relaciones.

Fyodor le había dado un papel, que era lo que se suponía que debía decir mañana.

El papel estaba en el lavamanos.

No quería decir eso mañana.

Quería decir lo que en verdad sentía, Ademas, él psicólogo no le diría a Fyodor¿Verdad?

Sinceramente quería mejorar, quería entenderse mejor y volverse a sentirse bien consigo mismo, con las personas, con Fyodor.

Se hundió en la bañera por varios segundos, tratando de ahogar sus propios sentimientos, a él mismo.

Tenia los ojos cerrados, concentrado en la sensación del agua alrededor de todo su cuerpo.

Solo salió del agua nuevamente cuando sintió como apartaban sus piernas para entrar en la bañera, era Fyodor, siempre era él después de todo.

El peli-negro se colocó arriba de él con una sonrisa coqueta. Mientras sus manos se afincaban en su pecho.

El Omega tenía sus labios extrañamente rozados y brillosos. Acariciando sus costados.

Coloco sus propias manos en el cuerpo de aquel omega que llamaba esposo. Acaricio su cabello con ternura y beso su mejilla.

—Seduce me—Dijo en un tono coqueto y divertido. Con una sonrisa—Quiero que me seduzcas hoy—Continuo.

Ah, odiaba esto.

No quería nada íntimo hoy, ni hoy, ni mañana ni dentro de una semana.

Preferiblemente hasta dentro de un mes.

Pero Fyodor quería ser seducido hoy, quería ser seducido ahora, y si no lo hacía era probable que lo volvería a ignorar. Está vez, mucho peor que la anterior.

Beso el cuello de Fyodor y dejó marcas y besos en el lugar. Toco los hombros hasta los muslos de Fyodor con caricias.

Escucho como el Omega jadeaban un poco.

No podía seguir, se sentía mal haciéndolo, se sentía culpable. Pero según Fyodor estaba cansado y tenía una responsabilidad si no quería infidelidades en su matrimonio.

Y era lógico.

No podía negarlo.

Su deber era complacerse mutuamente y pues si el otro no podía o se negaba siempre no podía culparlo por buscar a otra persona, ya que la otra persona le daría afecto y una de las necesidades básicas del ser humano.

No sabe en qué momento paso, no sabe en qué momento dejo de reaccionar a sí mismo.

Pero ahora mismo Fyodor lo estaba besando bajo el agua.

No tenía oxígeno y no podía respirar.

Pensó en apartar a Fyodor, pero sus manos no respondían.

Tenia miedo.

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