II: Es tiempo de ponernos al día

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Damiano me miraba de reojo desde el asiento piloto. Sabía porqué lo hacía, lo sabía de sobras.

-¿Todo bien?- Estabamos camino a casa de Ethan. Tras el accidente de Laura (que terminó por ser un susto pues no se hizo daños muy graves) no vimos a Eth y de hecho tampoco a Laura, por eso el grupo terminó planeando una quedada que se llevaría a cabo ahora.

-Sí, todo perfecto.- Forcé una sonrisa, no por que estuviera fingiendo, solo que sabía que Dam descifraba mis sentimientos a base de mi lenguaje corporal y si decía que todo estaba bien con la cara seria, me haría preguntas hasta que confesase más mínimo sentimiento negativo.

-Perfectisimo.- exclamó Victoria con obvio sarcasmo desde uno de los asientos traseros del coche. Para no tener que llevar tantos coches, poder ahorrarnos algo de gasolina y no ocuparle a Ethan todas las plazas de aparcamiento de su casa, Damiano, Vic y yo compartimos coche. Thomas no lo hizo así, pues su casa quedaba más lejos y no nos pillaba de camino recogerlo. Él iba a ir solo en su propio vehiculo.

Le dediqué a la rubia una mirada aburrida.

-¿Quien eres tú para cuestionar mis sentimienos?- Enarqué una ceja, mientras Victoria ponía los ojos en blanco.

-Alguien que ha pasado el suficiente tiempo contigo como para saber que no te hace ni puta gracia quedar con Laura.

-Tal vez Laura no me cae genial, pero Ethan la ama y lo que le importa a él me importa a mi. Así que iré allí, le preguntaré si está mejor por pura educación, y hablaremos durante horas sobre temas triviales. No es el mejor plan pero es lo que hay...

-Bien dicho.- Le sonreí a Dam quien habló sin despegar la vista de la carretera.

-¡Damiano...!- Recriminó Victoria.- La idea es que deje de odiar a laura. Así no ayudas.

-¿Qué?- Solté mirandola y ella forzó una sonrisa en un intento de disimulo.

-Pero es que tiene razón.- Se justificaba Damiano.

-¡Así que tú también odias a laura?

-¡No odio a Laura!

-¡Nadie odia a laura!- La conversación tenía que acabar. Aquí cada quien distorsionaba la situación a su antojo y decía lo que quería, Vic era un claro ejemplo.

-Vale.- Zanjó Damiano.- Dejemos el tema, estamos llegando.

Definitivamente llegamos a casa de Eth en apenas un minuto.

Ethan vivía en una casa blanca bastante grande a las afueras de la ciudad. Era de un barrio que podía parecer pijo pero en realidad era muy solitario. Excepto una casa en venta, el resto están habitadas pero nunca hay mucha movilidad por las calles.

Nada más entrar al recinto de la casa aparcamos el coche en la única plaza de aparcamiento libre pues Thomas por lo que se ve ya había llegado.

-Ya estamos.- Afirmó lo evidente Damiano al apagar el motor. Bajé rapidamente del coche pues Ethan nos esperaba apoyado en la pared del exterior de la casa. Mis brazos rodearon su cuello a la vez que los suyos envolvían mi cintura. Apoyé mi cara en su hombro, podía sentir su cansancio con solo un abrazo.

Al separar nuestros cuerpos observé su rostro a la vez que lo acariciaba, pasando mi mano por su mejila.

-Tienes mala cara.- Me sonrió tristemente pues estaba claro que tenía razón. Llevaba el cabello recogido en un moño mal hecho, con algunos bultos en el pelo y cabellos sueltos. Vestía un chandal gris y una sudadera. Además unas grandes ojeras oscuras cubrían la parte abajo de sus ojos. Estaba claro que no dormía lo suficiente y siendo Ethan tan dormilón eso era extraño e inimaginable.

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