VI: Nunca se fueron las ganas de besarte

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Toda esta situación me tiene de los nervios. No he hablado con Victoria, de hecho no quiero hacerlo pero me mata estar mal con ella. Hace relativamente poco que hablamos de lo que sentíamos y estoy empezando a darme cuenta de que estoy dejando de sentirlo.

Ethan sigue fatal por Laura y aunque ella ha intentado hablar con él bastantes veces, Ethan le ha pedido espacio y tiempo, mucho tiempo, para aclarar lo que quiere hacer con su relación con ella.

Damiano y yo estamos en mi casa. Tras lo ocurrido Damiano me está haciendo compañía, y hoy vamos a salir a cenar.

-¿Y si hablas tú con ella?- Damiano sigue insistiendo desde mi derecha en el sofá.

-Yo no tengo nada que decirle a parte de que es una zorra.

-Alda.- Me riñe con mala cara.

-Y tú también deberías estar afectado, ha hablado de lo nuestro, de los dos.- Le recuerdo señalandonos con el dedo.

-Y claro que estoy afectado. Pero es Victoria, no voy a odiarla.

-A la gente le encanta el chisme y estoy segura de que Laura se muere por contar esto. Acabará saliendo a la luz.

-Laura no se lo contará a más gente, créeme. Ha tenido suficiente con echartelo en cara. Además que no tiene pruebas.

-Pero es un boca a boca... Con que ella se lo cuente a una sola persona más, la hemos cagado, esa se lo podrá contar a más gente.

-Relajate Alda. Vive tu vida y ya llegará lo que tenga que llegar.- Apoya su mano sobre la mía. El calor que ésta desprende me reconforta al instante.

-Aún no me acostumbro a verte calvo.- Me rio por cambiar de tema.

-Ya lo harás, tienes tiempo. Por ahora no me lo dejaré crecer.

-Lo suponía...

-¿Dónde quieres ir a cenar?- Damiano y yo habíamos quedado en que hoy saldríamos a algún restaurante por la noche solo que todavía no habíamos concretado cual.

-Depende. ¿Que querrás cenar?

-¿Pizza?- Enarcó una ceja esperando mi aprobación.

-No puedo decirle que no a una pizza de Roma, son las mejores.

-Vale, pero prométeme que la pizza que te comerás no lleva piña.- Rio ante su comentario, defenderé siempre que la pizza con piña está buenísima.

-Ya veremos.

A medida que los segundos pasan siento el silencio más incómodo.

-¿Sabes? Tú silencio está empezando a incomodarme, ¿piensas decir algo?- Enarco una ceja ante su comentario.

-¿Acaso tú estás hablando? Estoy igual de incómoda que tú, guapo.

-¿Guapo? Ya lo sé.- Me guiña el ojo.

-Que creído eres.

-Y bien que te gusto.

-¡Callate!

-¿No decías que mi silencio te incomoda?

-Mira, ¿te estás metiendo conmigo?

-Y estoy consiguiendo enfadarte.- Se ríe, y razón tiene, me pone de los nervios. Pero, ¿que quieres que diga? Lo amo igual.

...

-¿En serio te has puesto....?

-¿Una sudadera tuya? Sí.

-¿Otra vez? ¿Y toda esta ropa?- Señala mi armario.

-Eso es otra cosa.

-A eso me refiero. Tienes muchísima ropa preciosa y últimamente siempre te pones lo mismo. ¿Tiene que ver con lo que yo creo?

Maneskin 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora