VII: No sé que me pasa

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VICTORIA

A penas estamos a finales de febrero. Llevamos poco de año y se me está haciendo eterno. Sobretodo teniendo en cuenta que Alda y yo no nos hablamos.

Sí, le conté a Laura que ella y Damiano estuvieron de algo pero es una chica de confianza, sé en quien confiar. Que después se hayan enfadado y se lo haya echado en cara no es cosa mía.

No quiero estar mal con Alda. Tras este tiempo y esta distancia me he dado cuenta de que tampoco la odio, de hecho yo ni siquiera estoy molesta, no sé que le pasa a ella. Solo... he dejado de sentir cosas por ella. Ahora la veo de otra forma, es surrealista mirarla y no sentir esas ganas de besarla que tenía siempre, es extraño no sentirla cerca y no extrañarla. Aunque supongo que es mejor. Hablaremos, lo solucionaremos y llevaremos esto de la mejor manera. La gira sigue su curso y no podemos estar enfadadas.

Estoy empanada. Reacciono por fin al escuchar el timbre de casa por... ¿Cuarta vez? Joder, no sé que me pasa. Luna ya está aquí. Me levanto del sofá para abrirle.

-Hola Vic, ¿Porqué no me abrías?

-Eh estaba en el baño.- Miento.- Pasa Luna.

Le señalo la puerta del salón con la mano y camino detrás de ella cuando avanza por el pasillo hacia allí.

Nos sentamos en el sofá, y siento un incomodo silencio rodeandonos.

-¿Como has llevado las vacaciones? Ya te queda poco de paz.- Ríe Luna con nerviosismo.

-Las vacaciones genial pero... Alda y yo hemos tenido un pique, he dejado de hablar con ella y con Ethan. Todo esto es mi culpa.- Me froto la frente con la mano, me siento frustrada.- Debería pedirles perdón pero Alda no quiere ni verme.

-¿E Ethan?

-No lo sé.- Niego con la cabeza.

-Empieza por él. Queda un día, habla con él y cuando estéis bien habla con ella. Tal vez Ethan puede hablar primero con Alda para que te perdone.- Me coge de la mano y me acaricia el dorso con los dedos. Levanto la mirada de nuestras manos unidas hacia ella, que me dedica una sonrisa dulce.

-Gracias Luna, le escribiré esta noche a ver si mañana quiere que nos veamos.

-Irá bien.- Siento ganas de abrazarla ahora mismo, aprecio mucho cuando la gente me escucha.

-Y perdón por darte la chapa de primeras, necesitaba hablarlo contigo.

-Victoria, no pasa nada. Con alguien tendrás que hablar de estos temas. Me tienes para lo que sea.

<<¿Para lo que sea?... ¿Hasta para desahogarme? Porque ahora mismo es lo que necesito.>>

-Cambiemos de tema. ¿Tú como estás?

-Bien, ya dejé de hablar con la chica que te conté.

-Uh, me lo contaste hace mucho. ¿Cuanto tiempo llevabais hablando?

-Unos dos meses. Quedamos algunas veces y ya sabes... nos enrollamos pero luego me dijo que estaba empezando algo con un chico y dejamos de hablar y de vernos.

-¿Y no podías seguir hablando como amigas? Si os llevabais bien hasta ahí...

-No fue para tanto, era lo mejor.

-Está bien entonces. Tienes suerte de poder cortar de raíz la relación y dejar de hablar con ella.

Alda... otra vez apareciendo en mi mente. ¿Porqué es tan difícil sacarla de ahí? Si estoy con Luna, ¿porque no puedo dejar de pensar en este tema? Sigo sin creer que la cagué tanto como dice Alda pero tal vez tiene razón y lo que hice fue horrible.

-Victoria, olvida a Alda o arréglalo ya.- Se ríe Luna a mi lado.- Me parece que tu cabeza no para de darle vueltas al tema.

-Es que... no sé como olvidarla.

-Demos una vuelta. Vamos a tomar el aire, te relajas, charlamos y olvidamos el tema. ¿Te parece bien?

-Porfavor.- Lo siento más como una suplica. Nos levantamos del sofá, cojo una chaqueta y salimos de mi piso.

El aire golpea mi rostro y respiro profundo el aire que, aunque no esté muy libre de contaminación, me hace sentir tan libre y fresca como si estuviera en la montaña.

Caminamos por las calles de Roma, en un momento nuestros dedos se entrelazan, uniendo nuestras manos.

Miro a Luna a los ojos. Ella me dedica una sonrisa. Es muy guapa, no es una chica que en general sea atractiva pero no sé, tiene algo que me llama. Le devuelvo el gesto antes de devolver la mirada al frente. Disfruto del calor de su mano y de sentirla cerca de mí.

Paseamos un rato, tomamos algo en un bar y volvemos a mi casa. Al llegar a la portería, nos quedamos en silencio allí quietas, mirándonos. Es la hora de despedirse.

-Gracias por esta salida.- Le dedico una mirada amable.- Necesitaba salir, y hablar contigo me ha ido muy bien. Lo necesitaba.

-Me lo he pasado genial Victoria.

Luna y yo llevamos mucho tiempo siendo amigas y nunca había sentido nada por ella. Ni lo siento ahora, solo que...

Luna se acerca a mí antes de yo poder debatir conmigo misma si hacerlo o no. Una de sus manos me cogen por la cintura, y atrae su cuerpo al mío en cuestión de segundos. Nuestros rostros se quedan a apenas unos centímetros de distancia, y yo me quedo arrinconada con la espalda apoyada en la puerta del piso.

¿Debería hacer esto o lo mejor es que me aparté? No lo sé. Tampoco me importa. Solo dejo que todo fluya a partir de este momento. Si esto no debe de pasar por las consecuencias que pueda tener pues bueno, mi yo del futuro ya se encargará de eso, a mi ahora me toca disfrutar.

Me dejo llevar. Sus labios acarician los míos con un beso muy suave, dejo la mente en blanco, hundiéndome en nuestro beso y en este momento que no sé por qué estamos viviendo pero pienso disfrutar mientras dure.

Nuestras manos acariciandonos todo el cuerpo, nuestros labios besándose en un vaivén suave, nosotras deseandonos mutuamente con fuerza. Nunca pensé que besaría a Luna, pero lo he hecho, y no me disgusta.

Maneskin 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora