XXIII

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-¡Feliz cumpleaños, Cherry-sama!- Estábamos todos en S y solamente había pasado un día desde la fiesta sorpresa de cumpleaños de Kaoru, así que todas sus fans se acercaban a felicitarlo con un día de retraso y darle tarjetas con mensajes ñoños y montones de regalos, odio admitirlo pero en estos momentos estaba tremendamente celoso.

No me malinterpretéis, soy totalmente consciente de que las mujeres no son precisamente el tipo de Kaoru, pero igualmente me molestaba verlas manosear sin permiso a mi novio.

-Gracias, chicas- Kaoru sonrió de una manera falsa y forzada y ambos nos fuimos a las gradas, totalmente repletas de gente. Eso era algo que odiaba con toda mi alma, que aquí en S nadie tenía ni idea de lo mío con Kaoru, así que no podía darle ningún tipo de muestra de cariño, ni siquiera ir de la mano con él.

Y lo entiendo, él es un calígrafo reconocido, y la caligrafía es un arte muy tradicional y clásico, con lo cual la mayoría de sus fanáticos son muy conservadores, y que se supiera públicamente que mantiene una relación amorosa con otro hombre sería fatal para su carrera, pero me jode, eso sí que no puedo evitarlo.

Y es que no es justo, ¿qué tiene de malo algo tan puro como mi amor por Kaoru?

Entonces una chica se acercó a Cherry y comenzó a manosear sus brazos con una sonrisa lujuriosa en la cara, y quise matarla.

-Hola, Cherry...-
-Por favor, no me toques- La chica al parecer debe de ser o sorda o extremadamente tonta (seguramente lo segundo) porque hizo caso omiso a Kaoru y comenzó a toquetear su abdomen.

-Podrías venir a mi casa, pasar el rato y luego podríamos...-
-¡No!- Kaoru estaba comenzando a irritarse y a sentirse realmente incómodo, solo con ver su cara era evidente.

-Ohh... ¿Acaso tienes novia...?- Ella pareció decepcionada.

-No... No tengo novia...- Sentí unas ganas increíbles de decirle a esa chica que no, que Kaoru no tenía una novia porque de hecho tenía un novio que lo quería muchísimo, pero no lo hice, porque yo no soy como Adam y jamás revelaría algo que Kaoru no quisiese que se sepa.

-Entonces no veo el problema... ¿Te paso a buscar a las doce...?-
-Simplemente no me gustas- Ella pareció estar totalmente indignada.

-Sé que mientes, nadie se podría resistir a este cuerpo- La verdad es que el cuerpo de la joven era prácticamente perfecto, con enormes pechos, cintura de avispa y grandes glúteos, pero sinceramente si me dieras a elegir entre mil de esas y un Kaoru, escogería sin siquiera pensármelo dos veces al Kaoru.

-No me atraes- Entonces ella enfadada comenzó a manosearlo por debajo de la ropa y ese fue mi límite, así que la empujé con fuerza.

-Te ha dicho de forma bastante clara que no quiere, piérdete-
-No te metas, Joe, ni que fueras su novia-
-Vete, de inmediato- Debí sonar extremadamente cabreado porque ella se fue y parecía aterrorizada.

-¿Estás bien?-
-Sí, gracias...-
-De nada, Kaoru- Entonces quise besar su frente y decirle que lo quería, y que nadie va a hacerle nada malo mientras yo esté aquí, pero no puedo, y eso me mata.

-Vámonos a casa- Asentí y me acerqué al resto para despedirnos.

-Adios, chicos, nosotros nos vamos ya-
-¿Por qué tan pronto?- Miya parecía preocupado.

-Chicas- Ellos lo entendieron al instante, porque ya era la tercera idiota esta semana, y eso que todavía estamos a martes.

Subimos a mi moto y conduje hasta mi departamento, porque Kaoru siempre dormía en mi casa cuando no estaba de buen humor, y ahora mismo no lo estaba.

-¿Seguro que está todo bien...?- Ni una palabra salió de su boca pero sus ojos me dijeron que no, que no estaba todo bien.

-Estoy harto de que se nos acerquen las mujeres todo el rato.
-Yo igual...-
-Ojalá pudiéramos dejar de escondernos, ojalá comerte la boca en su cara-
-Créeme que esa es la idea que yo tengo de un mundo perfecto, Kaoru, pero desgraciadamente este no es perfecto-
-No quiero vivir fingiendo-
-No tenemos otra opción...- Él no dijo nada más y yo coloqué una mano en su mejilla y comencé a acariciar su rostro con mi pulgar, en un intento de calmarlo un poco.

-Ve a descansar un poco, te haré algo de cenar-
-Gracias...- Se dirigió al sofá y yo a la cocina, donde como muchos ya os podréis imaginar, volví a hacer galletas.

Lo sé, lo sé, debo dejar de hacer galletas cada vez que pasa algo malo, pero quiero que ese brillo en sus ojos dorados vuelva, y las galletas siempre han sido de las mayores expertas en conseguirlo.

Mientras están horneándose sirvo dos vasos de leche y los coloco en una bandeja, a la que también agrego unas cuantas servilletas, y escribo "te quiero" en una de ellas con un rotulador, porque definitivamente soy un tonto enamorado.

Una vez las galletas están listas las sirvo en un plato y lo coloco en la bandeja y con cuidado se la llevo a Kaoru, que nada más siente el olor sonríe un poco.

Dejé la bandeja en la mesa frente al sofá y Kaoru se fijó en el pequeño mensaje escrito en la servilleta, que hizo que sonría aún más.

-También te quiero, idiota...-
-Te prometo que todo estará bien- Cada uno tomamos una galleta y tras mojarla en la leche le dimos un bocado, estaban ricas y calientes, crujientes por fuera y tiernas por dentro, y las pepitas de chocolate se deshacían por el calor.

-Gracias, Koji- Besé tiernamente su frente, que ya se había convertido en mi muestra de cariño favorita, esa era mi pequeña manera de dejarle bien claro que siempre pensaba cuidar de él.

-¿Crees que algún día podremos contárselo a todos sin que nos juzguen?- Su repentina pregunta me dolió, porque a veces yo mismo dudaba si ese día iba a llegar, pero sonreí porque no quería que se ponga más triste.

-Seguro que sí, Kaoru- Apoyó su cabeza sobre mi regazo y yo comencé a acariciar su pelo, como si de un pequeño gatito se tratara.

-Te quiero, Kojiro...-
-Yo también te quiero- Ambos sonreímos como el par de idiotas que éramos, entonces a Kaoru le llegó un mensaje.

?: Ven con Joe mañana a las ocho bajo el puente junto al hospital, no traigáis a nadie más

Kaoru me lo enseñó y ambos nos quedamos extrañados ¿quién nos había escrito?

Pero hasta mañana no íbamos a tener la oportunidad de descubrirlo.

No somos una comedia romántica II MatchablossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora