XIX

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Creo que oficialmente nunca me había sentido tan triste en toda mi vida como me estaba sintiendo ahora mismo.

Las únicas lágrimas que podrían llegar a comparar a las que lloraba en estos momentos eran las que solté cuando me llamaron a la universidad diciendo que mi madre había muerto.

Mierda... ¿Por qué se lo tuve que haber dicho...? ¿Por qué diablos no hice caso a Miya cuando me dijo que algún día simplemente iba a explotar...?

Mi móvil no paraba de sonar pero yo simplemente lo ignoraba, porque nadie en el mundo podría hacerme sentir mejor en este momento.

Llevaba desde ayer así, sin salir de la cama, sin comer absolutamente nada, sin dormir, sin hacer nada más que llorar.

Las ojeras moradas se marcaban bajo mis ojos rojos y llorosos mientras seguía odiándome a mí mismo con todas mis fuerzas, joder... soy idiota...

Me odiaba tanto en estos momentos que comencé a golpear con fuerza la pared con mi puño, mis nudillos sangraban y se estaban poniendo morados,pero yo había perdido la capacidad de sentir dolor, porque ningún dolor físico podría superar el que sentía en el corazón ahora mismo.

La sangre se derramaba por todas mis sábanas y las teñía de rojo, pero me daba igual, nada me importaba.

Mi teléfono volvió a sonar pero lo ignoré de nuevo, ni siquiera me levanté para apagarlo.

Entonces miré hacia mi mesita de noche, que tenía una foto enmarcada de mi madre y otra de Kaoru y yo en París, y me rompí más aún por dentro, había perdido a las dos únicas personas que me querían.

¿Por qué tuve que enamorarme de él...? ¿Por qué duele tanto...? Mi teléfono vuelve a sonar, y otra vez, y otra más, pero lo ignoro de nuevo y abrazo mi almohada con todas mis fuerzas, imaginando que es a él al que me estoy aferrando con fuerza.

Mierda, no quiero vivir más, no si él no me habla de nuevo.

Miro a mi mano, aún sangrante, hinchada y con enormes moretones, y me pregunto porqué no estoy sintiendo ningún tipo de dolor.

Y alguien llama a mi puerta. Seguramente el cartero o algo así, así que ignoro todo y sigo llorando, pero vuelve a llamar, esta vez quien sea que esté ahí golpea la puerta con más fuerza.

No quiero levantarme, no quiero abrir, no quiero hablar con nadie... En ese instante oigo la puerta abrirse, entonces pienso que quizás alguien ha entrado a robar, pero no podría importarme menos.

-¡Kojiro!- Es su voz, parece preocupado, pero cuando intento contestar de mi boca solo salen sollozos.

Entonces él comienza a tocar con fuerza la puerta de mi habitación, que está cerrada con pestillo.

-¡Kojiro, ábreme!- Intento decirle algo, pero es como si fuera incapaz de hablar, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.

-¡Kojiro te juro que voy a tirar la puta puerta abajo, no estoy bromeando, ábreme!- Suena más asustado que nunca, pero no tengo fuerzas para levantarme de la cama y abrirle la puerta.

-Kojiro... Por favor...- Me estaba suplicando que hiciera algo tan sencillo como abrir una puerta que estaba junto a mí, pero era incapaz de hacerlo.

Pero escuché un golpe fuerte en la puerta, en ese momento supe que Kaoru estaba intentando tirarla abajo.

Los golpes y estruendos resonaban cada vez más y más, hasta que un último golpe fuerte hizo que la puerta se cayera.

-¡Kojiro!- Corrió hacia mí y me estrujó contra su cuerpo, acariciando suavemente mi espalda.

-Lo siento...- Lo siento por preocuparte, lo siento por no poder hacerte feliz, lo siento por haberme ido a Italia dejándote solo, lo siento por ser un idiota, pero sobre todo, lo siento por haberme enamorado de ti.

-Ya está, tranquilo...- Entonces se fijó en el charco de sangre que se había formado bajo mi mano.

-Vamos a curarte eso, ¿vale...?- Yo no contesté, pero él salió un momento y volvió con vendas, algodón, esparadrapo y alcohol etílico.

-Esto te va a escocer un poco- Comenzó a frotar mis nudillos con un trozo de algodón mojado en alcohol, pero no sentí escozor, ahora mismo era incapaz de sentir dolor.

Con cuidado tomó mi mano y la comenzó a vendar, luego selló con esparadrapo el vendaje y me abrazó de nuevo.

-No llores, Kojiro-
-Soy idiota...- Kaoru me miró con evidente dolor en sus preciosos ojos dorados.

-No eres idiota, Kojiro- Lo era, era el mayor idiota que había pisado la faz de la tierra.

-¿Has comido algo hoy?- Negué con la cabeza.
-Voy a traerte algo de comer-
-No tengo hambre...-
-Kojiro, no puedes estar el día entero sin comer- Yo no dije nada y él se sentó en la cama junto a mí.

-Kojiro, no estés triste...-
-No debí habértelo dicho-
-No pasa nada, Kojiro-
-Sí que pasa, acabo de perder a mi mejor amigo-
-No me has perdido-
-Te irás porque no me quieres de vuelta-
-¿Quién ha dicho que no te quiera...?- Comencé a llorar como nunca.

-Estoy enamorado de ti, Kojiro- En ese momento estrellas relucieron sobre mis ojos.

-¿En serio?-
-Intenté reprimirlo con todas mis, pero te amo, Kojiro...- Me derrumbé sobre su pecho y comencé a llorar de nuevo.

-Te quiero muchísimo, Kaoru-
-Yo también te quiero...-
-¿Saldrías conmigo?-
-Claro, idiota- Me abrazó con fuerza y sonreí por primera vez en todo el día, Kaoru me quería...

-Pero solo saldré contigo con una condición-
-¿Cuál...?-
-Vas a comer algo, lo que sea- Asentí y Kaoru me trajo un sándwich de pavo que comencé a comer, aún con una sonrisa tonta.

-Kaoru...-
-Dime-
-Prometo que no seré como Adam, nunca romperé tu corazón-
-Lo sé, Kojiro- Entonces tomé su rostro y lo besé, sus labios fríos y los míos danzaron hasta que me aparté.

-Lo siento-
-No, me ha gustado...-
-Te amo- Lo abracé de nuevo y él besó mi frente con cariño.

-Si cuando éramos adolescentes alguien me hubiera dicho que acabaríamos así me hubiera reído en su cara-
-Ya.. No somos precisamente una comedia romántica...-

No somos una comedia romántica II MatchablossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora