Décimo Acto

935 72 4
                                    

- Oh no mina, acá no hay NADA de lo que tengamos que hablar! - un pelirojo salía del edificio compartido.

- Eijiro! Maldita sea escúchame! -

- como quieres que te escuche?! Que me vas a decir!? Me vas a explicar cómo te revolcabas con el a mis putas espaldas acaso?! -

- eijiro que fue solo un maldito accidente! -

- ah... un accidente...

Que casualidad... no?

Yo también cometí un accidente...

Y fue el haber confiado en ti. -

...
..
.

Volviendo al pasado...

Tiempo Restante Para El Desastre...

[ 1 Semana, 2 Días, 16 Horas, 39 Minutos, 36 Segundos.]

...
..
.

Izuku se encontraba en sus clases normales de héroe.

Era el horario de la tarde, no era molesto para el después de tanto tiempo.

Era el sucesor del símbolo de la paz, y futuro mismo.

Este era un camino riguroso que tenia que tomar para realmente lograr su sueño, por más que aveces sea tedioso.

Pero sabía que después de todo ese calvario diario...

A la noche, podía probar su dulce favorito que era su recompensa por tanto esfuerzo constante.

Además, era su cosa favorita del día, y no había cosa que le gustara más que verla entrenar junto a él.

Su relación secreta con Mina había florecido como una rosa en tan poco tiempo.

Parecía que se conocían desde hace años y llevaban una relación realmente duradera.

Una chispa que parecía que nada iba a acabar.

Una pasión desenfrenada.

Oh cielos! Incluso aveces se escabullian en algunos momentos de sus clases para tomar una probada del otro.

Obvio. Todo afuera de los ojos de los demás.

Si alguien se llegara a enterar de su amorío, sería el fin de ambos.

Ninguno se arrepentía de sus acciones por más que la culpa se hacia presente en cada beso que se daban.

Incluso, algunos dirían que eso les daba una pizca más fuerte de adrenalina y excitación en sus momentos de soledad.

Todas las noches. Todas.

Ambos se reunían en alguna habitación de los dos para saciarse del otro.

No había excepción, siempre se juntaban en el mismo horario.

Y oh dios, ni hablar de la necesidad de dejarles en claro a todos que cada uno era del otro, pero claro.

No podían. Aún que lo deseaban.

...
..
.

Izuku volvía a sus cabales después de su ola de pensamientos tras ver cómo mina salía victoriosa del entrenamiento que le había tocado. Arrastrando a un inconsciente mineta.

𝙇𝙖 𝙊𝙗𝙧𝙖 𝘿𝙚𝙡 𝘼𝙢𝙤𝙧 [Izuku X Mina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora