12. Las nubes son alcanzables ahora.

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ADVERTENCIA: CONTENIDO GRÁFICO.

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Quedaba como unos 3 o 4 días para entrar finalmente a clases. La verdad es que en otros "tiempos" eso me hubiera interesado, pero ahora, no me importaba tanto realmente. Es como algo que simplemente sé que pasará, volveré a la rutina, a la monotonía de estudiar, estresarme y... deprimirme.

Era bastante irritante, si soy sincero.

Sin embargo ahora había algo más. Estaba Nina, de alguna manera, en mi vida. Y eso me encantaba, me hacía sentir felicidad, ternura, todo lo lindo que alguien podría sentir. Y hoy la vería. Lo sabía porque había una fiesta de Carolina Reeves, la amiga de Sabina Tonra, que por cierto, ya había conocido.

¿Cómo? La verdad no lo recuerdo muy bien.

Lo único que sabía, era que tenía que ir.

Como siempre revisé el WhatsApp y tenía algún que otro mensaje, y me sorprendió ver uno de Nina, aunque no era realmente un texto, era una imagen. Era una foto de los dos, yo estaba mirando fijamente a la cámara y ella se reía abiertamente con los ojos cerrados, muy improvisado y natural. No recordaba exactamente cuándo nos sacamos esa foto, quizás por el ambiente iluminado y un tanto oscuro, habría sido en el paseo de vacaciones de invierno.

Citaba: "Mira lo que se encuentra buscando bien. Ignora mi cara..."

Miré muy bien la fotografía, haciendo zoom en su hermoso rostro. Sentí algo raro en el estómago, se veía tan tierna con su sonrisa, natural, espontánea...

Suspiré y me saqué las lentes, mirando por la ventana de mi habitación al ambiente invernal que había afuera. Decidí escuchar música con audífonos.

Hace pocos días había descubierto una canción muy buena, no paraba de escucharla, se llamaba "Lo que quieras" de Dënver. Casi me sentaba como una especie de "soundtrack" para mi vida.

Poco a poco, vi por mi ventana cómo la lluvia empezaba a caer, me sentí muy tranquilo. Sentí una sensación de paz indescriptible, tanto, que de repente, mis párpados empezaron a pesar más y más, hasta que finalmente se cerraron por completo.

***

Sentí un toque sutil en mi hombro.

—Isaac, despierta, te buscan... —Habló Bárbara.

Abrí los ojos con mucha pereza y vi su mirada de hielo calándome muy profundo. Estos días he andado tan ido de la vida que ya ni con ella puedo hablar, esto ya me estaba asustando. Sonreí forzadamente. Siguió observándome fijamente, tratando de sacar información de mis ojos completamente descubiertos.

—Las nubes son alcanzables ahora —Dijo así sin más, sin despegar la mirada de mí.

Fruncí el entrecejo, no entendí muy bien lo que dijo.

—¿Qué? —Pregunté extrañado.

Ahora sonrió con ternura y me sacudió el cabello.

—Ya lo entenderás, Isaac —Contestó aún sonriente—. Te busca Noemí.

Luego de decirle que deje que pase a mi habitación, salió y rato después entró Noemí a mi habitación. Estaba totalmente mojada, con la mirada perdida, como si hubiera llorado a mares y temblando, pero no de frío, la conocía bastante para saber que era de dolor.

—¿Noemí? —Me paré de la silla y fui a su lugar. Ella al verme saltó a mis brazos abrazándome muy fuerte, como si yo fuera algo que necesitaba para sobrevivir. No entendí ese comportamiento, pero no quise cuestionar. La rodeé con mis brazos tratando de confortarla acariciando su cabello suavemente y ella rompió en llanto.

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora