4. If you want the best of my heart, you've just gotta see the good in me.

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—¿Isaac? —Me preguntó Casandra— ¿Te encuentras bien?

Estaba un tanto ido observando la escena de Nina y Gerardo, pero luego volví a mis cabales.

—¿Ah? —Pregunté haciendo el loco.

Francisco me observó con una cara indescifrable.

—Nada, déjalo —Respondió la rubia—. Iré a buscar a Nina, aunque está... muy ocupada. Espérenme aquí.

Y se fue a buscarla con Grieta. Yo me quedé con Francisco, quien me miraba entre extrañado y divertido.

—¿Te pasa algo? —Preguntó finalmente.

—¿Por qué lo preguntas?

—No lo  sé... —Respondió como insinuando algo— Te quedaste pegado cuando viste a lo lejos a Herrera y Lacoste.

Mierda.

—Claro que no, son divagues tuyos —Me excusé tratando de sonar impersonal, cosa que creo no logré porque él me miró diciéndome: lo sé—. ¿Qué?

—Isaac, sé que sientes algo por Nina y no quieres admitirlo porque recién la vienes conociendo y nunca habías sentido algo por una chica —Soltó, con tono ecuánime—. Se te nota, y soy tu amigo desde hace muchos años.

Al escuchar sus palabras me rendí. Quizás sí sentía algo, pero no sabía que era.

—Ok, ok —Repliqué, y observé a Casandra y Grieta a lo lejos platicando animadamente con Nina y Herrera, quienes luego miraron hacia donde estábamos Francisco y yo—. A lo mejor siento algo por ella. ¡Pero vamos! La conozco desde apenas una semana. El amor no es algo que ocurra y ya. Además, yo no tengo tiempo de pensar en "amor". Sabes que es más importante concentrarse en otras cosas, como estudiar...

—Puedes admitir algo, pero nunca dejas el toque típico de Isaac Aguirre —Añadió, riendo.

Yo igual reí, con algo de melancolía repentina en mi interior.

Observé a Nina quien a lo lejos venía con Casandra y Grieta y, para mi desgracia, con Gerardo.

Llegaron todos entusiasmados hacia nosotros, y Nina me observó fijamente. Yo la miré tratando de encontrar una respuesta a lo ya dicho con Francisco, pero no logro comprender eso que siento cada vez que la veo.

Una sensación tan extraña... como ternura, y a la vez miedo mezclado con dolor. Es tan extraño.

Hoy ella se ve tan o más hermosa que de costumbre. Con su cabello suelto y ondeado, sus ojos azules maquillados con delineador celeste y negro, su piel blanquecina llena de pecas acompañada de su ropa tan peculiar. Vestía una sudadera negra sin mangas con calavera, los mismos pantalones rojos pitillo con los que la vi la primera vez y bototos azules.

Hasta su ropa era hermosa.

O no lo sé, ya estoy divagando.

Me abofeteé mentalmente y decidí poner atención a mí alrededor. Gerardo conversaba con Francisco y las chicas y Nina se acercó a mí de repente.

—¡Hola, Isaac! —Exclamó— ¡Viniste!

—¿Acaso ves a otro Isaac? —Bromeé.

—¿Cuándo llegaste? No te vi.

Claro que no, estabas entretenida con aquél idiota.

—No hace mucho, llegué con Francisco y enseguida vimos a Casandra y Grieta —Le dije con un tono fingido de ecuanimidad.

—Ah...

De repente quedé en blanco. ¿Qué podía decirle? Me sentía extraño.

—Casandra y Grieta me dijeron que querían "iniciarte" —Añadió en tono divertido— ¿Estás dispuesto, oh, gran Isaac Aguirre?

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora