Epílogo

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Epílogo

Diana Leone

Esa mañana, me levanté con el estómago revuelto de emociones. Me vestí de cuero, negro, aunque con un toque azul eléctrico solo porque el conjunto debía tener algo caótico para ser mío. 

—¿Tú también estuviste nervioso el día de tu iniciación, verdad? —pregunté, moviendo la pierna nerviosamente en la silla del despacho de Rocco— ¿Verdad?

Marco rió entre dientes, acercándose a mí y poniéndose de cuclillas entre mis piernas. Puso sus manos sobre mis muslos, dando caricias suaves con sus pulgares. 

—No, no lo estaba, pero Adonis me ha contado que Massimo se subía por las paredes —susurró, como si fuese un secreto de estado—. Y Vina también estaba nerviosa. 

—¿Roxy no se hizo el tatuaje?

—Ella es una loba solitaria —explicó—. No se hace fiel a ninguna mafia, no por medio de un tatuaje, y nosotros respetamos eso. Si tú no quieres hacerlo, podemos decírselo a Massimo. 

Negué con la cabeza. 

—Quiero esto, quiero sentirme parte de algo. 

—Ya eres parte de algo. De hecho, eres todo mi mundo. 

Me mordí la lengua, sonriendo. 

—Te amo mucho, cariño.

—Yo te amo más, caos —me besó—. Escucha... 

—¿Qué pasa? No me asustes. 

Él me sonrió de forma tranquila, aunque sus manos temblaron levemente. Marco Ricci estaba nervioso y él nunca se ponía nervioso. 

—Sé que estás preparando la mudanza para irte a casa de tu padre, pero... ¿Qué te parece si la preparas para irte a la mía? A la nuestra, si aceptas. 

—¿Me estás proponiendo irme a vivir contigo?

—Sé que somos jóvenes y eso, pero... No sé, prometo que saldré de fiesta contigo y que iré a todas las carreras. También puedo cocinar.

Solté una risita. 

—Ay, cariño, eres un cielo —sonreí besándolo. Justo cuando estaba a punto de volver a hablar, la puerta se abrió. 

—¿Estáis follando? 

Alcé la vista, mirando a Matteo mirarnos con una mueca burlona. 

—A punto, pero nos has interrumpido —le fruncí el ceño, él solo se rió. 

—Vamos, Huracán, es tu momento. 

Asentí, tragando saliva y levantándome de la silla.

Antes de salir del despacho, me giré a Marco, lo agarré de la camiseta y tiré de él hasta mis labios. Cuando nos separamos, le susurré al oído. 

—Sí.

Las mesas de El Cuadrilátero estaban apartadas, dejando solo dos sillas en medio. Una de ellas estaba tenía encima una máquina de tatuajes y Matteo se dirigió hasta ahí. Massimo me guiñó un ojo al verme y supe que tenía que ir hasta él. 

Pronto quedamos él y yo en el centro, con Matteo sentado a nuestro lado. Marco me sonrió desde la distancia. 

—Yo, Diana Leone, te juro lealtad a ti, Massimo Ricci, Capo, y a la Ndrangheta. 

Estiró su brazo, dejando el tatuaje extendido hacia arriba. Bajé la cabeza, besando la rosa y las dos espadas. Cuando me levanté, los chillidos no tardaron en resonar por todo el local. 

—¡Huracán, Huracán, Huracán!

Dios, como me gusta ser una reina. 

Cuando Massimo se apartó, dándome un guiño casi orgulloso, Marco se acercó a mí con una sonrisita y me besó, allí, delante de todo el mundo.

Cuando me alejé de él, me senté en la silla delante de Matteo, con los nervios a flor de piel. La gente ya había empezado a beber y festejar. 

—Tranquila, no voy a tatuarte una polla —me susurró mi cuñado. 

—Y si lo haces, tatúa un coño, las pollas son para imbéciles. 

—Auch. 

Solté una risita y después me quedé completamente quieta mientras él me tatuaba. Marco acercó otra silla y se sentó a mi lado, agarrándome la mano libre. 

—Esto parece un parto —bromeé. 

—No llames a la mala suerte, ya hay muchos niños —resopló Matteo, yo solté una risita, aunque intentando no moverme demasiado por tener una aguja con tinta tan cerca de mi piel. 

—Aún quedan los nuestros, así que prepárate —avisó mi novio. El Sottocapo resopló. 

—Qué os follen.

Yo solo pude sonreír, a pesar del dolor del puto tatuaje (¿cómo es que Matteo tenía tantos? Maldito psicópata). Había encontrado mi lugar en el mundo, una familia, un trabajo que amaba y un hombre que me amaba tanto como yo a él.

Los Ricci fueron lo mejor que pasó por mi vida, sin duda alguna. 

Nota de la Autora:

AAAAAAHHHHHHH DIOS LLORO, LLORO, LLORO MUCHO.

He amado con toda mi alma a Diana y a Marco. A Massimo y a Vina. A Adonis y a Lía. Y a Matteo y a Roxy.

Probablemente haga un extra de Di y Marco para que sepamos que ha sido de su vida de adultos.

¿Cuál ha sido vuestra pareja favorita? ¿Qué os ha parecido la saga? Quiero vuestras opiniones.

Me despido, asegurando que tendréis noticias mías.

Love u!

Velocità (Mafia Italiana #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora