Consuelo/Valor

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° CAPITULO EXTRA

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El hogar Roronoa, era una casa de grandes dimensiones, colocada en unos de los barrios más tranquilos de la ciudad de Tokio.

Su fachada modesta, pintada totalmente de un tono amarillo pastel que la hacía resaltar de las demás casas blancas, el patio delantero tenía, según todos los vecinos, el césped más verde del barrio y siempre estaba rebosante de vida floral.

Al entrar podías encontrar las escaleras que llevan al segundo piso; del lado derecho un comedor lo suficiente grande como para que 12 personas coman ahí y más al fondo una cocina tan moderna para un chef tan distinguido como Sanji; del lado izquierdo una enorme sala totalmente equipada para una familia tan grande como lo eran los Mugiwaras.

Con sillones de cuero, una televisión de 40 pulgadas, algunas consolas de videojuegos, estantes con libros y juegos de mesa, incluso tenía un tocadiscos con una extensa colección de discos todos ordenados alfabéticamente.

Debajo de la escalera con la puerta dando a la sala, hay un baño para invitados pequeño.

Subiendo estas, en el segundo piso había cuatro habitaciones y dos baños.

Del lado derecho se encontraban tres de lo cuatro cuarto, dos se usaban para los invitados y el tercero era una oficina que ocupaba Zoro muy de vez en cuando, también estaba el baño de la planta ahí.

Por último del lado izquierdo la habitación principal, dentro de esta las paredes estaba pintadas de un verde dos tonos más claros que el cabello de Zoro, en medio de esta estaba una gran cama de doz plazas cubierta con sábanas azules, a los lados sus respectivas mesas de luz y sobre una de estas, había un cuadro donde se podía ver a Zoro llevando a Sanji en brazos el día de su boda.

Esa habitación tenia un baño personal para la pareja.

Y la dupla en cuestión también estaba ahí, Sanji acomodaba sus cosas en el armario que se encontraba empotrado en unas de las paredes dando al resto de la casa y Zoro se mantenía acomodado en el medio del colchón de su cama, parecía estar durmiendo pero no era así.

__ así que lo sabías desde hace tres meses?__ indagó Zoro, había estado escuchando a su rubio hablar por toda una hora como descubrió su estado de la manera más absurda.

__ si__ le respondió casi en un murmuró.

Sanji se sentía avergonzado y estúpido en partes iguales, por haber dudado de Zoro, de su esposo y el que era el amor de su vida.

Zoro no dijo nada solo lo medito un momento, por la reacción de Sanji cuando le dijo era obvio que el tenía miedo de lo que él le dijera y con justas razones, no estaba en sus planes tener hijos pero ahora no había nada que hacer.

Cómo dijo Sanji lo mejor que podían hacer es esforzarse para que todo salga medianamente bien, bien, no estaba seguro de eso pero que más podían hacer.

De todas manera mientras Sanji esté ahí sus hijos van a ser decentes, eso era algo seguro.

Zoro se perdió en sus pensamientos asta notar el hundimiento del colchón a su lado.

__ estoy agotado__ suspiro el rubio, acomodándose boca arriba alado de su esposo, más seguro que hace una hora, por lo menos ahora sabía que Zoro no lo abandonaría ni rechazaría a sus bebés.

__ solo por doblar ropa?__ se burló el peli-verde con una sonrisa ladina.

__ es culpa de tus hijos__ bufo el rubio, como una vaca recién pastada.

Zoro se tenso ante las oración dicha por el rubio, tal vez aún no había asimilado bien el echo de que va a ser padre, eso de "tus hijos" lo iso sentir algo incómodo.

Tres Vidas Para Un Cocinero Y Un Espadachín (ZoSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora