Postparto.

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La semana pasa volando para nuestra pareja, Navidad está a la vuelta de la esquina y Sanji está más estresado que nunca.

Lo cual para el era normal.

Todos los años desde que trabaja como cocinero, Navidad siempre a sido su época más ocupada, tanta gente a la que servir y cosas que organizar.

Terminaba despertándose a las 5 de la mañana, trabajaba todo el día sin descanso y volvía a casa a las 12 de la noche, se dormía a las una y repetía ese ciclo al otro día.

Por ahora las cosas de la cocina eran todo problema de Jessica, pero como dueño y jefe de su propio restaurante, aún tiene cosas que resolver; y como madre primeriza de trillizos, su tiempo no alcanzaba para todo.

Eso sumado a los nuevos cambios que a tenido en su cuerpo, las horas reducidas de sueño, la computadora que no quiere cooperar con el, sus hijos llorando a cada rato...

Estaba muy estresado.

Claro que Zoro estaba ahí para ayudarlo con sus hijos, pero no podía dejarlo solo, uno contra tres no era una pelea para nada justa.

Pero no podía dejar todo para último momento, por qué todo se empezaría a juntar en año nuevo cuando tenga que hacer cuentas generales.

Pero no podía dejar que Zoro resolviera solo las cosas con sus hijos.

Pero necesitaba terminar las "ochocientas" planillas de Exel para antes de que se termine el mes.

Pero su bebé está llorando.

Respira pesadamente mientras intenta pensar con claridad, la pantalla de la computadora era lo único que iluminaba la habitacion, uno de sus bebés lloraba recién despertado y si no lo atendía rápido los otros dos también se despertarían y llorarían.

Deja la computadora de lado y levanta a un pequeño rubio, no hace falta prender la luz, solo revisa la manito de su hijo para saber.

Pulsera roja, Tenshi.

Pulsera azul, Tenma.

No lo distingue bien en la oscuridad pero cree que es Tenma.

Con el tiempo que an pasado fuera del hospital, sus gemelos cada vez se parecían más y en noches como esta donde solo se necesitaba una luz tenue para atender a uno, a veces no podían identificarlos.

Mece a su hijo asta que este dejo de llorar, toca su mejilla y contempla como a cambiado el color de su piel; no era tan pálido como el, pero tampoco tan moreno como Zoro, un color beige cálido, como un pan bien echo y recién salido del horno.

Su bebé se remueve en sus brazos y se duerme rápidamente, trata de dejarlo en la cama pero este comienza a llorar nuevamente y al momento de tomarlo para.

Sanji suspira, toma el aparato todavía entre sus piernas, cierra la tapa y lo deja sobre su mesa de noche.

Termina acurrucado, con su brazo haciéndole una almohada a su hijo, acurrucandolo cerca de su rostro y susurrando.

__ tu ganas bebé, vamos a dormir__

.

__ que no le pagas a Nami para hacer eso?__ cuestiona el moreno.

Sanji lo mira desde su lugar en la mesa del comedor, uno de sus brazos ocupados, sosteniendo a Sora a quien amamantaba, su otra mano concentrada en moverse con el mouse por la pantalla de su laptop para revisar las cuentas de todas las planillas mensuales que se hacen durante todo el año.

__ como dueño, es mi responsabilidad asegurarme que las finanzas esten acordé a la propuesta realizada a principio de año__ contesta sin despegar los ojos de la pantalla.

Tres Vidas Para Un Cocinero Y Un Espadachín (ZoSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora