Trabajo de Parto

238 19 2
                                    

3 de diciembre, 4:20 am

La llegada al hospital no fue tan caótica como pensaba.

El único problema era esa mujer que los había recibido el día de la falsa alarma que también los recibió está noche.

La mirada indiferente de la enfermera tocaron una fibra sensible en la cabeza de Sanji, que pedía no ser molestado con nadie mientras sentia su cabeza arder de fiebre.

__ disculpe bella dama, creo que no nos presentamos la vez pasada, soy Roronoa Sanji y creo que se me rompió la fuente__ hablo el rubio tratando de mantener toda su caballerosidad aunque le era difícil.

La mujer miro a Sanji con indiferencia, lo recordaba, tanto como como recordaba a esa mujer de cabello roja que la miraba con superioridad mientras pagaba la habitacion privada que el habia usado.

Cómo odiaba a los ricos!!

__ tome asiento el doctor le llamara__ hablo la enfermera antes de meter su cabeza a su computado, cuál avestruz a ma tierra.

Ok, Sanji no era medico y no sabía mucho de medicina, pero considerando que, tal vez, estubiera por dar a luz, esto no es algo que haces con un paciente.

__ OI, acaso no lo escucho!__

La voz de Zoro, quien se había quedado atrás cargando la maleta grande de los bebés, hizo que la enfermera retrocediera.

Oh mierda, también recordaba a este demonio.

Apenas levanto la cabeza para ver al hombre atrás del rubio, su ojo oscuro destellaba un destello dorado tan intenso que la obligó a encogerse sobre si misma, la sensación de miedo la envolvió nuevamente.

__ a mi esposo se le rompió la fuente, ayúdalo__ mientras el daba la orden con el tono mas autoritario que tenía y se inclinaba sobre el mostrador.

La mujer ahora escondida entre la sombra del gigante y el mostrador, tecleo casi sin mirar algo en su monitor y dijo.

__ a-al tercer piso, el do-doctor los estara esperando__ tartamudeo la mujer.

Zoro se enderezó, tomo la cintura de Sanji listo para guiarlo hacia el elevador.

__ gracias__ agradeció el rubio con una sonrisa dulce y una leve reverencia.

Que tan loco debía estar ese rubio para aceptar casarse y tener un bebé con ese demonio.

.

3 de diciembre, 4:34 am.

Cómo la recepcionista había dicho apenas llegaron al tercer piso el obstetra con el que se habían estado atendiendo los recibió.

La sonrisa del hombre lo incomodaba, un poco, las arrugas bajo sus ojos subieron por su frente y sus cejas se movian bailarinas.

Rápidamente el viejo los guío a un consultorio, hizo que Sanji se desnudara de la cintura para abajo, se acostara en la camilla y acomodara los pies arriba en los pedales.

Zoro miro cauteloso todo los movimientos del viejo, como se ponía los finos guantes de latex estirandolos para a la hora hacerlos sonar contra su piel.

Sanji sintió el plástico frio tocar la piel de su pelvis y apretar hacia abajo de modo que medio quedó inmovilizado sobre la camilla, la otra mano del doctor palpo su entrada, dos dedos se alinearon e adentraron suavemente.

Hizo una mueca, la sensación siempre era incómoda, más cuando el doctor comenzaba a pellizcar su interior.

Fue un minuto entero de tacto antes de que el obstetra creyera prudente abandonar el interior de Sanji, se sacó los guantes manchados con ese líquido viscoso y los tiro a la basura.

Tres Vidas Para Un Cocinero Y Un Espadachín (ZoSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora