Algo que había descubierto en los últimos días había sido su fascinación por la comida Japonesa.
Lo único que conocía de esa cocina era el ramen y a Jeongguk le encantaba el ramen, así que Yoongi se dio a la tarea de enseñarle cada restaurante que sirviera el platillo en la ciudad.
Y todo comenzó tranquilo, almuerzos a medio día con su jefe para hablar de su trabajo, ver cómo iban las ventas y buscar juntos soluciones a los problemas. Todo era inocente para Jeongguk, no lo veía como algo más que comidas amistosas con su jefe, después de dos semanas comiendo juntos se había olvidado del cosquilleo que la mirada del otro le provocaba cuando conectaban miradas. Jeongguk había aprendido que Yoongi era una persona agradable.
Yoongi hyung. Porque Jeongguk también había aprendido que era cinco años más grande que él, aunque no lo aparentara. Y no solo había aprendido su edad, casi podía recitar su biografía si se lo pidieran.
Yoongi había nacido en Daegu, por eso conocía todos los lugares divertidos de la ciudad, en cambio Jeongguk había nacido en Busan así que le había prometido que lo llevaría a dar un tour gastronómico por la ciudad, que Jeongguk no había tenido la oportunidad de visitar porque siempre se la pasaba trabajando.
Trabajando como Yoongi, que empezó emprendiendo con una pequeña compañía con uno de sus amigos que lamentablemente había fallecido hacía ya unos cuantos años, así que ahora el era la cabeza al mando de la empresa.
También había aprendido que Yoongi no era solo súper millonario e inteligente pero era una persona amigable, alguien con quien Jeongguk se sentía tranquilo, tal vez por el hecho de que lo veía como una persona fuerte que se había valido por si misma y había cumplido sus sueños. La cicatriz en la mejilla solo era una mancha que lo pintaba como una persona peligrosa, pero en cambio era alguien amable y con un corazón cálido.
Tal vez por eso la pancita de Jeongguk revoloteaba cuando lo invitaba a comer.
Si, habían pasado semanas desde la primera vez pero no podía ignorar el hecho de que a pesar de ser su jefe, un increíble hombre y una persona ejemplar como modelo a seguir, Yoongi era atractivo.
Claro que sabía que sus encuentros solo se trataban de trabajo, pero eso no quitaba las lindas facciones en la cara del mayor y Jeongguk no era ciego, y tampoco lo era la adorable viejecita de la cafetería que visitaba todos los días antes de empezar el trabajo.
"Tu novio te llevo a comer ayer también, ¿no?" La escucho preguntar, las mejillas de Jeongguk se pintaron inmediatamente de carmesí, acto que intento esconder detrás de su humeante taza de café. "¿Hoy también? Espero que te esté tratando bien."
"Halmeoni..."
"Esta bien. Eres joven, debes divertirte y el parece un buen chico, aunque tenga esa espantosa cicatriz, deberías traerlo alguna vez, puedo darle mis remedios caseros." Una sonrisa tiro de las comisuras de los labios del menor.
"Se lo haré saber. Gracias."
"Pero que ni se atreva a romperle el corazón a mi pequeño." Comentó escandalizada, con el ceño fruncido. "Que sea guapo y tenga dinero no le da el derecho de romperte el corazón. Porque déjame decirte cariño, aunque sean dos hombres en una relación— Que yo acepto, porque no toda la gente mayor lo hace, pero yo les digo, ¿qué les importa? Dejen vivir a los niños sus vidas, tenemos el tiempo contado, ¿por qué odiar cuando puedes amar?" Jeongguk la escucho atentamente, la sonrisa no abandonó sus labios en ningún momento. "Pero hombres son hombres y son un peligro para la sociedad, así que anden con cuidado, okay?"
"Okay." Aceptó, asintiendo con la cabeza.
"Y que ni se le ocurra lastimar a mi pequeño porque yo seré vieja pero tengo cinta negra en artes marciales, puedes preguntarle a quien quieras, yo era maestra, puedo darle una paliza." Y el lugar se cubrió de las carcajadas del menor que escuchaba encantado a la señora mayor de edad, dueña de su cafetería favorita.
Habían creado un lazo inquebrantable a esas alturas. La señora Han, o su halmeoni como le había pedido que la llamara, era familia para él. Claro que tenía a sus amigos y a su hermano, pero la figura materna que la señora Han le transmitía no era lo mismo, ella siempre veía por el, le daba té cuando tenía un resfriado, le tejía suéteres en navidad, lo aconsejaba con sus años de sabiduría y daba los mejores abrazos del mundo. Han Jeongguk o pequeño Han, era como lo llamaban otros clientes frecuentes de la cafetería, la mayoría pensaban que eran familia y Jeongguk nunca lo desmintió.
Pero la señora Han no tenía nada de que preocuparse y no debía desempolvar su cinta negra en artes marciales para defender a su pequeño, porque si algo había aprendido Jeongguk de Yoongi, era que el mayor era una buena persona.
"Estaba pensando..." La voz del mayor llamó su atención, su mirada buscando de inmediato la del otro provocando que una risita saliera de los labios de este. Jeongguk tenía un rastro de salsa de soja escurriéndole por la comisura de los labios, líquido que el mayor no tardo en remover con uno de sus pulgares, llevándoselo directo a la boca para limpiarlo, antes de continuar hablando. "¿Qué tipo de publicidad quieres que haga para la tienda, mhm?"
Le tomo unos segundos reaccionar ante la pregunta, su cerebro había hecho cortocircuito y sus mejillas lo delataron al encenderse de rojo.
¿Yoongi había...?
"¿Ah?"
"Dijiste que te gustaría que hubiera más publicidad porque las ventas son bajas. Jimin me contó." Respondió ante su confusión.
Su Halmeoni no había estado equivocado temprano en la mañana cuando dio por hecho que Yoongi lo invitaría de nuevo a almorzar. En esta ocasión el restaurante del día se especializaba en sushi porque la nueva fascinación de Jeongguk era el sashimi, platillo absurdamente costoso que Yoongi pagaba sin pensar, cosa que dejaba a Jeongguk con un mal sabor de boca porque a pesar de que el mayor fuera un hombre de dinero, el sentimiento de culpa no era menos intenso aunque el otro se encargara de hacerle saber que era lo menos que podía hacer por trabajar para el.
¿Y ahora se ponía a hablar de publicidad? Otro gasto más.
"Ah, hyung..." Negó con la cabeza, en un intento de olvidar el tema. "No es necesario."
"Tomo tus recomendaciones muy en serio, dijiste que te gustaría que hubiera más publicidad para incrementar ventas, dime Jeonggukie, ¿qué quieres que haga?" El menor volvió a negar.
"Solo fue un impulso... Un berrinche." Susurro esto último. "Las ventas en línea van genial, no tienes por qué preocuparte."
"No es un berrinche." Lo animó. "Agradezco que te preocupes por mi negocio y por las ventas, habla muy bien de ti. He visto como tienes el local... Impecable, y los maniquíes muy bien vestidos, tú haces todo eso, ¿no?" El menor asintió, haciendo sonreír al otro. "Si quieres algo te lo daré, solo debes mencionarlo."
"Hyung..."
"Así que... ¿publicidad?"
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Talla S. (Yoonkook/Kookgi Social Media AU)
FanfictionDónde Jeongguk empieza su nuevo trabajo el lunes y no puede contener la emoción. ¿O era nueva vida?