Prólogo

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Poseidón, también conocido como el mejor bar de toda la ciudad a Portland. Sabía que era una mala idea, ¡una muy mala idea!

-María creo que me estoy arrepintiendo- digo mirando con pánico el rostro de mi mejor amiga

María me había convencido después de nuestra pequeña charla. Ósea sólo pedí que me acompañara en mi soledad, había discutido con Matt y habíamos dejado claro en nuestra discusión que quería un tiempo, ósea era él que lo necesitaba . No  estabamos bien, pero tampoco era para que me trajera al primer bar que se le ocurriese. ¡Por Santísimo, María!

-Cami, está es la quinta vez que te lo digo ¡esta noche se bebe hoy olvidas tus penas!-María me jala por la muñeca entre toda la gente de la entrada al bar.

Nada más puse un pie dentro uno de los efectos de luces me ciega por breves segundo.
Parpadeo varias veces, visualizo todo el entorno, la vestimenta de la gente era muy provocativa, hoy en el bar tocaba fiesta  de disfraces sobre los cuentos de hadas. María se había vestido de Alicia la del país de las maravillas y yo del conejo blanco.
Pero María era una Alicia muy desquiciada y muy morbosa. Llevaba una mini falda azul, por la cual se podía ver casi su ropa interior, también un top rojo con un bonito lazo blanco que le tapaba parte de los pechos, y en su cabello, tenía una enorme cinta blanca.
Yo en cambio llevaba un body blanco con una falda super corta abierta por ambos lados de los muslos, en mis trasero llevaba una cola de conejo y en mi cabello unas orejas de conejo super chulas a juego con mis botas altas hasta las rodillas.
Nos estaba acostumbrada a este tipo de ropa, me sentía demasiado incomoda viendo a mucha gente llevando poco ropa, sólo tapando sus genitales.¡¿dios María donde me has metido?!

María me guiaba entre el montón de gente que brincaba de un lado a otro al ritmo de la música. 

-¡María!-trataba de que mis gritos llegarán a ella, pero ella solo seguía caminando entre la gente.

Al fin paramos cerca de la barra.

-Dime que quieres yo invito-María susurra en mi oido.

- Sabes que no bebo- le respondí.Ella hace una mueca de desaprobación  con los labios. Se gira dándome las espalda y fue directo hacia el camarero vestido de Peter Pan. Un sexy y guapo Peter Pan.

Al cabo de unos segundo María vuelve con dos margaritas. Me mira serio y me entrega la copa.

-Camille, sabes que te amo-asiento con la cabeza- hoy eres soltera, se supone que una soltera es libre de hacer lo que quiera ¿verdad?

Esta vez la miro con vacilación.

- Pero sabes que quiero a Matt, que el me pidiera un tiempo no significa que nos hallamos dejado María...

-¡Es un capullo tía!- me reprende, se empina la copa y se la bebé de un sorbo- Ya no más Matt, quiero conocer a la otra Camille.

Sabía a que se refería, de alguna forma me hizo reír su comentario. Ella esperaba que fuera la Camille borracha.

-Vez así me gusta, ¡ahora a bailar!- soy guiada a la pista por mi amiga, ella se mueve al ritmo de la música moviendo sus brazos en el aire y saltando.

Le seguí el movimiento. En un parpadeo María estaba conversando con un moreno. Ella parecía gustarle tenía esa típica cara de zorra en cacería.
Le guiño un ojo dándole pasó libre con su cita. Yo volví a la barra y pedí 2 margaritas. Seguí bailando en la pista,  no se en que momento me empecé e reír como loca desquiciada. El alcohol ya hacía sus efectos, me sentía libre, me estaba divirtiendo como nunca.
No me acuerdo si era la quinta o sexta vez que pedía una doble margarita pero cuando la volví a pedir me entregan una bebida azul verdoso.

Mis hermanos son un peligro [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora