Capítulo 18: Peligrosos Aliados

1.1K 105 32
                                    

Sus párpados se sentían pesados, como si no hubieran sido abiertos durante mucho tiempo, cuando por fin lo hizo una luz cegadora lo deslumbró, pero peor aún fueron las imágenes veloces que reprodujo su mente. Estas lo aturdieron tanto que al intentar levantarse no pudo evitar caer al suelo.

Su cuerpo se tensó e instintivamente llevó la mano hacia su espada, todo dentro de sí le indicaba peligro. Al levantar la vista se encontró con una figura frente a él, no la reconoció, aunque ni siquiera hizo el más mínimo esfuerzo de hacerlo; aún con todo su ser en guardia, desenvaino su Katana y lo atacó. La extraña figura logró esquivarlo, pero eso no hizo que se detuviera por lo que, tras múltiples intentos, logró acertar un corte, sin embargo no vio sangre.

Un oponente sin sangre, la imagen de una máquina se hizo presente en su cabeza lo que aumentó aún más su sentido del peligro y reanudar su ataque con una estocada mortal, hasta que escuchó una voz.

—¡Arasu, detente!—en ese instante sintió que su cuerpo, en contra de sus deseos, se paralizó durante un instante, momento en el que unas ataduras oscuras aparecieron de la nada y enredaron sus extremidades.

Una vez inmóvil comenzó a controlar su respiración a la vez que su mente, poco a poco se aclaraba. Primero conceptos básicos, su nombre, su edad, su historia, hasta llegar a sus últimos recuerdos, el Hevenziano, la Iniciativa Caídos, Cyberex... Su plan, ya lo recordaba. Las cosas podrían haber salido de manera perfecta, podría haber usado a la Agencia y al grupo de Omegahumanos que estos reunieron para acabar con Cyberex, el mayor obstáculo en su objetivo, incluso esperaba que varios de estos Caídos murieran en la batalla, de esa manera quedarían menos personas capaces de oponerse a él, sin embargo, eso no pasó, ver los agujeros en su piel y vestimenta se lo recordó.

No pudo pensar demasiado en eso ya que la figura a la que atacó lo liberó, en cuanto lo vio pudo reconocer al vigilante sin recuerdos, aunque su máscara era diferente, además de que parecía haber crecido un poco.

—Oye Amnésico, ¿qué demonios está pasando?

.

.

.

.

.

El fantasma de la espada se encontraba sentado en el suelo, frente a él, el caminante de las sombras continuaba explicándole todo lo que estaba ocurriendo. Nuevos poderes, amuletos, Dioses egipcios, incluso luego de Cyberex había cosas para las que no estaba preparado. Durante un segundo, como si fuera una costumbre, su mente comenzó a ampliar dicha información, buscando la manera de usarla a su favor, como siempre, por su objetivo, pero por primera vez en mucho tiempo, dejó de hacerlo y solo se limitó a escuchar.

—Sé que debe ser mucho para asimilar y...—Arasu lo interrumpió antes de que terminara.

—Básicamente vamos tras un sujeto con artefactos de una antigua civilización tan avanzada que parecían Dioses ante los primitivos ojos de las personas de la antigüedad —se limitó a decir como si nada mientras se ponía de pie.

—No hablo sólo de eso —replicó Nathaniel seriamente—, tú moriste, ahora estás aquí, no creo que eso sea sencillo de asimilar, incluso en el mundo en el que vivimos, es algo sobrenatural.

Ronin se mantuvo en silencio unos instantes dándole la espalda.

—Lo sobrenatural me trae sin cuidado —contestó mientras desenvainaba su espada—. Es tecnología, tiene sus reglas, sólo hay que descifrarlas —con tranquilidad se hizo un corte en la palma de su mano, pero no sintió absolutamente nada, aunque para su sorpresa, fue Nathaniel el que reaccionó.

Iniciativa Caídos 2: Tierra De Dioses™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora