Capítulo 25: Marcas Blancas

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El equipo de seguridad de la Agencia estaba trabajando bajo mucha presión, el principal objetivo era repeler a los intrusos y al mismo tiempo identificaron a la mayoría. No sólo se trataba de un escuadrón de vehículos blindados que se aproximaban a ellos, sino que la mayoría de ellos se trataban de omegahumanos. Criminales pequeños, exconvictos, asociaciones que realmente no representaban una amenaza y que policías y otras fuerzas del orden eran capaces de controlar. Sin embargo, el problema era su número, prácticamente un ejército estaba marchando hacia la base de Egipto.

—¿Dónde está el intruso? —demandó saber Hyrik. Él estaba pendiente a ese detalle ya que ese grupo de omegahumanos tal vez sólo era una distracción para que el primer intruso solitario pudiera infiltrarse. Pero si ese fuera el caso, ¿por qué no esperó que los omegahumanos diezmara un poco la seguridad antes de hacer algún movimiento?—. Distracción... ¡Contacten con los Caídos de inmediato! —exclamó el hevenziano—, que no regresen aquí, también que Iron Hell y Castel evacúen junto a los prisioneros.

—Claro señor.

—Pudieron atravesar la línea de defensa 1 y 2 —notificó uno de los hombres al ver las cámaras de seguridad. El intruso solitario se las había arreglado para llegar ante la línea de defensa 3: los guardias de seguridad armados, quienes esperaban en sus posiciones.

Todos ellos estaban alertas, ya que les habían informado por el comunicador que el intruso estaba yendo hacia su ubicación. Tan solo a los minutos de recibir la alerta, el primer grupo vio a un hombre moverse por los pasillos a través de las cámaras portátiles que tenían consigo. Así se prepararon para atacar, posicionándose con sus armas.

El intruso estaba a tan solo 50 metros y al girar a la izquierda por el pasillo, los guardias abrieron fuego inmediatamente una vez que vieron el objetivo. Su trabajo era proteger la entrada al área de detención mientras que evacuaban a los detenidos, por ellos estaban ubicados frente a las puertas de dicha área. La misma era un área espaciosa en la cual podían disparar sin dañar sus tímpanos, tan sólo con un par de columnas que sostenían la estructura y el pasillo que accesaba. Por ello el intruso no tenía cómo esquivar las balas o protegerse de ellas.

Cuando el fuego cesó, los guardias sólo vieron el daño que las balas hicieron a la pared. No había cuerpo, ya que el hombre de alguna manera había sido capaz de adelantarse a ellos y a las balas.

—Debe ser un omegahumano, atentos —habló el jefe de los uniformados. Entonces sintió algo frío contra su cuello, ni siquiera le dio tiempo de reaccionar porque la navaja abrió su carne de manera certera. Los guardias rompieron su formación cuando el líder cayó pero lo más aterrador era que el intruso se había movido detrás de ellos sin que lo notaran. Los que se recuperaron más rápido le dispararon nuevamente, pero las balas impactaron contra el cuerpo, ahora sin vida, de su compañero al ser utilizado como un escudo.

El intruso llevaba una vestimenta de color claro, el cual se fue manchando con la sangre de cada persona que fue matando, no se molestó en tomar las armas de ningun guardia. Sino que sólo usaba sus navajas, dando ataques rápidos a puntos vitales. Rapidez, ese era su fuerte, aunque también contaba con mucha fuerza, siendo capaz de levantar el cuerpo de un hombre sin mucho esfuerzo. Los guardias cayeron ante él sin siquiera haberle hecho un sólo rasguño. Siendo estas acciones vistas por Hyrik y todos en el centro de control a través de las cámaras.

—¿Iron hell y Castel ya evacuaron? —preguntó Hyrik, haciendo que los demás salieran de su sorpresa.

—En el estacionamiento del sur. Están yendo con un grupo de guardias que escoltan a Gutier.

—¿Ese tipo está buscando los amuletos? ¿Cómo sabía que dos de ellos estaban en el área de detención? —pensó en voz alta. Por más que intentaba buscar una razón lógica no la había o al menos se escapaba de él.

Iniciativa Caídos 2: Tierra De Dioses™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora