Capítulo 26: Lucha de Ideales

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Nash Volthom observaba el panorama a su alrededor, las cosas estaban yendo según lo planeado, ahora sólo tenía que hacer tiempo. En ese instante unos escombros a unos metros de él comenzaron a removerse, saliendo de ellos el Dios Caído, Samir. Este apenas contaba con unos ligeros raspones que sanaron en pocos segundos.

—Debo admitirlo, eso sí me tomo por sorpresa —comentó mientras se sacudía el polvo de la ropa.

—Qué el cabecilla del grupo que asesinó a Cyberex me diga que lo sorprendí es un honor —respondió el hombre británico con tono elegante y soberbio.

—Ese es otro punto, el único que fue identificado como un miembro de la Iniciativa fue Castel —dijo Samir aún pensativo—, y aun así me reconociste al instante. No me digas que tenemos otro traidor en la Agencia —concluyó con un suspiro cansado.

—Tal vez sí, tal vez no, ¿por qué no vienes e intentas averiguarlo? —cuestionó Nash con un tono desafiante.

—Tampoco es que confíe en la Agencia, por lo pronto me limitaré a tomar ese amuleto que tienes, supongo que luego ellos se encargarán de interrogarte —contestó el mercenario mientras tomaba su espada y se lanzaba hacia Volthom quien respondió con una palmada en el suelo que generó una onda de rayos eléctricos que alcanzaron al Líder caído, este sintió como el impulso obligó a sus músculos a contraerse, deteniendolo por unos instantes, lo suficiente como para que Nash logrará esquivar su sablazo.

—Qué interesante bestia —comentó el hombre con un ligero tono de emoción. No podía darse el lujo de contenerse, incluso si sólo era para hacerle perder el tiempo—. Supongo que si quiero una oportunidad deberé ir con todo —tomando su taser eléctrico lo apunto directamente a su cuello y lo activo haciendo que la energía recorriera todo su cuerpo—, ahora sí, podemos empezar.

Samir no dudo y se lanzó a una velocidad que impresionó a Volthom, en menos de un segundo ya tenía su espada a centímetros de su estómago a punto de realizar un corte horizontal que de seguro lo partiría por la mitad, sin embargo, logró actuar a tiempo generando una barrera eléctrica que detuvo el arma. Eso lo hizo sonreír, pues si jugaba bien sus cartas, no solo podría retenerlo, incluso podría llegar a eliminarlo.

Repitiendo su primer movimiento, chasqueo los dedos y volvió a generar un impulso eléctrico para detener los movimientos de su adversario para luego, poner la mano en su cabeza liberando una inmensa cantidad de energía con la esperanza de volarle los sesos. Sin embargo, ante su sorpresa, el mercenario recuperó la movilidad y, aún con sufriendo la terrible descarga, logró tomarlo desde el brazo. Su fuerte apretón amenazaba con rompérselo, pese a dicha situación, el británico no pudo evitar mostrar una sonrisa amplia.

—En serio eres alguien excepcional —murmuró, tras esto volvió a concentrarse, parece que no podría destruir su cabeza, pero sí que podía intentar otra cosa. Con gran maestría pese al momento crítico en el que se encontraba, manejo los nervios de su rival obligándolo a abrir su mano de forma inmediata. Aprovechando esto se alejó lo máximo posible, tal vez se había precipitado, un error más y podría acabar muerto.

Con cautela desvió la mirada unos instantes buscando entre los escombros cualquier cosa que lo pudiera ayudar en su cometido hasta que lo encontró. Clavos y trozos de metal habían quedado desperdigados por el suelo, eso debería servir; con gran velocidad fue hacia ellos, aunque por el rabillo del ojo pudo notar que su oponente había reaccionado increíblemente rápido la distancia le daba ventaja, logrando agarrarlos procedió a imbuirlos en electricidad y los arrojó con gran potencia.

Ante esto Samir se protegió con su espada teniendo éxito, sin embargo, la fuerza del impacto lo empujó hacia atrás, de no haberlo visto con sus propios ojos hubiera jurado que se trataba de una escopeta, aunque algo no cuadraba, ¿en serio creía que con eso iba a lograr algo? El tal Nash no parecía ser del tipo que atacaba de manera impulsiva. Manteniendo la distancia, el británico empezó a arrojar cada trozo de metal con precisión, sin embargo, Samir ya no fue tomado por sorpresa, solo le bastaba hacer un poco más de esfuerzo para acercarse poco a poco, aunque con el aumento de la velocidad de los proyectiles recibía siempre uno que otro impacto que lograba herirlo, solo para salir otra vez ileso al curarse como si nada.

Iniciativa Caídos 2: Tierra De Dioses™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora