Almas gemelas

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Como cuando empecé a escribir y a publicar este fic aún no había salido completa la temporada 4, no sabía nada de esta trama, así que lo pongo ahora: TRIGGER WARNING: mención a una enfermedad neurodegenerativa

Dado que su padre se mudó a Madrid en cuanto empezó a trabajar, conoció a su mujer allí y él ya nació en la capital, nunca ha tenido demasiada relación con su familia catalana. Eso no les ha impedido quedar y conocer al resto de su familia, y él siempre ha tenido muy buena relación con sus primos, sobre todo con Sam.

Es el padre de Sam quien se presenta sin avisar a pasar una semana con Manolo, y ya de paso decide aprovechar para conocer al hombre con el que su querido sobrino se va a casar. La pareja los invita a cenar para ponerse al día, aprovechando el fin de semana y que ninguno de los dos tiene cerca nuevos turnos.

—Pues nada —suspira su tío, acercándose para darle un apretón de manos a Agoney—, ha sido un placer conocerte, Ago. Estoy deseando ver cómo lo tenéis montado para la boda, que ya queda poquito.

—Yo también me muero por verlo, ya que no me dejáis colaborar.

—¿Lo vas a superar alguna vez, papá? —Raoul se apoya en su chico, con una sonrisa conciliadora—. Ago se encarga y no hay ningún problema. Va a ser una boda de diez.

—Solo con esa idea vuestra del invernadero ya estoy intrigado. —Les guiña un ojo—. No hagáis mucho caso a Manolo, que le gusta que todo sea muy él.

—A mí me lo vas a decir. —Se inclina y le da dos besos a su tío—. ¿Te quedas aquí mucho más?

—Eh..., no lo tengo claro, pero eso es lo bueno de la jubilación anticipada, te da la gran ventaja de poder viajar y no estar continuamente mirando el reloj. —Se gira hacia su hermano—. A ti no te quedará tanto.

—No lo digas muy alto, prefiero mantenerme ocupado.

—Bueno, cada cual... —Se encoge de hombros—. Nosotros vamos a irnos ya, que hay que dejaros descansar. El turno debió ser duro.

—Hemos tenido peores. —Sonríe Raoul—. Disfrutad de Murcia, si vais a visitar cosas estos días.

—He cogido todas las recomendaciones de Agoney, así que seguro que sí.

La despedida que se alarga un poco más, pero terminan marchándose y los dejan solos. Solo entonces la pareja recoge la mesa y, entre piques y besos, friegan antes de enredarse entre las sábanas.

Solo un par de días después, Manolo deja a su hermano en la estación de tren y se dirige, no muy lejos de allí, al piso de su hijo. Es lunes, así que Agoney tiene que trabajar y Raoul todavía no, dados sus turnos de veinticuatro horas.

El rubio le abre la puerta, dejando escapar música suave que tenía de banda sonora mientras pasaba tiempo en la cocina.

—¡Buenas! ¿Y eso que estás aquí?

—He dejado a Roberto en la estación, se quería ir ya a casa con su mujer y sus hijos. —Carraspea—. Escucha, tengo que hablar contigo de algo importante. Ago no está, ¿no?

—Que va, su turno es de mañanas a menos que coja guardias... —Su frente se arruga con preocupación—. ¿Ocurre algo?

—¿Estabas haciendo algo en la cocina?

—Sí, quería dejarle la comida lista a Ago antes de irme yo a mi turno. Ahora déjate de vueltas, ¿qué pasa?

Su padre bufa y lo persigue por la cocina hasta quedar a lados enfrentados de la isla en la que suelen desayunar. Raoul lo observa, intentando descifrar sin mucho éxito qué se le pasa por la cabeza.

En el improbable caso de una emergencia-RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora