Tres días después, el grupo de bomberos se toma un descanso para merendar en la cafetería que conecta los edificios. Hay risas y buen rollo en el ambiente, como hacía bastante que no lo había. La entrada de Nerea dispara los comentarios, pues está claro que la joven solo ha aparecido por allí para ver un rato a su novia, dado que los paramédicos no son muy dados a juntarse con ellos. A pesar de las bromas, las dejan un poco a su aire, pensando en lo monas que son.
Manolo es el siguiente en aparecer, a paso lento y algo confuso. El grupo al completo se gira hacia él. Raoul se salta un par de latidos antes de preguntar.
—¿Qué tal ha ido la ecografía?
Suelta un suspiro que rellena la cocina durante el tiempo suficiente para poder encontrar las palabras.
—Tu hermano está perfectamente. —Le sale una sonrisilla aliviada—. Está sano, creciendo a un ritmo natural... Pronto sabremos incluso si es niño o niña.
Raoul se obliga a morderse la lengua, pues hay cosas que siguen sin hacerle gracia.
—¿Eso significa que...?
—Vamos a criarlo juntos. Entendemos que puedas estar preocupado por la salud de tu madre, pero se va a cuidar muchísimo, te lo prometo.
—Felicidades, capitán. —Ricky se acerca para darle un abrazo—. Seguro que tenéis un segundo hijo pijo maravilloso.
—Eres muy gracioso, Ricardo —masculla el rubio—. Yo también me alegro mucho por ti, por los dos —rectifica—. Si sois felices con ese bebé, yo también.
—También estamos orgullosos de ti. —Pellizca su mejilla hasta que el bombero se ve obligado a quejarse—. Aunque no te lo creas.
Raoul asiente despacio, procesando sus palabras. No se lo suele creer, pero porque ha pasado toda la vida desapercibido para su propia familia, siendo independiente en cuanto tuvo que serlo.
Mamen entra con una carpeta bajo el brazo, alegre al comprobar que están todos allí.
—Me alegro de encontraros a todos aquí. —Saluda a Nerea, que se asoma desde la sala contigua, donde estaba con su novia—. En los últimos días, como sabéis, se fue Luis porque su política de trabajo no coincide mucho con la nuestra. Pensaba que tendríamos que volver a las entrevistas, pero he recibido un currículum muy interesante. —Se aclara la garganta—. Este chico se graduó con honores en el Grado Medio de Técnico de Emergencias Sanitarias, ha trabajado durante años en Madrid y tiene muy buenas referencias. Además, dudo que tenga algún problema con cómo hacemos las cosas por aquí.
—Parece un sueño —suspira Nerea—. ¿Cómo es que todavía no está contratado?
—Estaba esperando a poder tener una charla a solas con él. ¿Qué dices, Raoul, te apuntas?
Todas las miradas pasan de la capitana al rubio, que abre los ojos con fuerza.
—¿Yo? ¿Estoy seleccionado? —Casi no consigue disimular su emoción.
—A falta de hablar de unas condiciones de trabajo que ya tienes más que mascadas..., sí. —Esboza una sonrisa feliz—. No me puedo imaginar a alguien mejor para trabajar con nosotros que alguien que ya conoce la dinámica de la 122.
—¿Cómo que paramédico? —reacciona entonces Manolo—. ¿En qué momento...?
—Ahora habláis, que me lo llevo. —Le guiña un ojo.
Y ahí se queda el capitán, con la vista fija en sus espaldas cuando suben las escaleras y se encierran en el despacho de Mamen.
—¿En qué momento? —pregunta a la nada—. ¿Vosotros sabíais algo?
ESTÁS LEYENDO
En el improbable caso de una emergencia-RAGONEY
Fiksi PenggemarTras una situación límite, Manolo, un sofisticado bombero de Madrid, decide llevarse a su hijo a Murcia, donde una tragedia ha sacudido una estación de bomberos. Allí, Raoul deberá lidiar con sus demonios internos, a la vez que encontrar equilibrio...