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Lisa

—¿Cuanto tiempo te vas a quedar?—preguntó Jennie haciendo que pasara mi mirada del televisor hasta ella.

—Hasta el viernes—dije y puse la mirada en la pequeña que dormía plácidamente en mis brazos. No había querido separarse de mí. Cuando lo hacía lloraba.

—Bien. Mañana vendrán algunos amigos, quieren conocer a Lily — escuchar el nombre de mi hija saliendo de sus labios por primera vez, hizo que algo extraño se removiera en mi interior y una sonrisa se formó en mis labios.

—¿Qué amigos? ¿Tenías amigos aquí antes de venir?— pregunté con curiosidad.

—No, Lisa , son amigos que conozco de hace unos meses — Respondió distraída.

—Bien, pero que sea en la tarde, a esa hora iré a la oficina y no quiero dejarte sola.

—Está bien, pero mañana es sábado ¿Trabajas los fines de semanas?— preguntó mirándome esta vez.

—No, pero tengo que arreglar unas cosas.—ella asintió sin decir nada más puso su atención nuevamente en el televisor.

Ciertamente era así, tenía que ir para dejar algunas de las cosas en cuanto a trabajo se refiere, listo.

Me encontraba mal, sabía que lo que tenía pensado hacer no era justo, ni para mi, ni para nadie. Pero no podía hacer otra cosa.

Mi estrés crecía con el pasar de las horas y todo esto, venía por un solo motivo; mi boda. Mi boda con la mujer que yo no quería para mí, la maldita boda sería en una semana, el domingo para ser exactos. Esta mañana mientras Jennie dormía mi madre me llamó preguntándome porqué me había marchado de la fiesta- esa donde todos los invitados festejaban mi futuro enlace matrimonial menos yo- le dije que mi hija había nacido y me felicitó con tristeza, también le dije que estaría con ella hasta el viernes y lo único que hizo fue recordarme que mi padre esta muy feliz con la boda.

Sabía muy bien que era lo que seguía después de la maldita boda y sin duda eso era lo que más odiaba, eso me tenía con los ánimos por el piso, esa es la verdadera razón por la que le dije a Jennie que no le dijera nada a su familia. Sabía que si se los decía ellos iban a venir y se iban a quedar mucho tiempo, y era yo quien necesitaba ese tiempo.

Jennie se removió a mi lado y la miré. Se había quedado dormida, me había dicho que cuando me fuera a dormir lo hiciera en una de las habitaciones del pasillo, pero no lo haré, yo dormiría aquí y mañana me excusaré.

Me levanté y fuí a acostar a Lily en la pequeña cuna rosada que estaba en frente de la cama. La coloqué y puse una de las almohaditas a un lado de ella y la acobije con una manta rosa. Se quejo un poco pero no se despertó. Me aseguré que estuviera bien dormida y le di un beso en la frente.

Me acosté al lado de Jennie con uno de mis brazos bajo mi nuca y la otra en mi pecho, estaba un poco incómoda, porque no me gustaba dormir en pijama, y si me la quitaba para dormir en boxers y con sostén como me gustaba, lo más probable era que Jennie me matará al despertar.

Sentí a Jennie removerse de nuevo y después sus brazos enroscarse en mi torso, me tense al instante o talvez era la sorpresa, gire mi vista hacía ella y seguía dormida profundamente, la mire otro rato más, ella era hermosa, muy hermosa.

Un extraño sentimiento de felicidad se coló en mi pecho al sentirme así, tan cerca suyo sin ninguna otra intención que sólo dormir, nunca me había quedado “Solo a dormir” en la cama de una mujer.   Y fue cuando comprendí que ahí estaba mi felicidad, en el mismo lugar donde estaba mi hija y la mujer que amaba. Una sonrisa triste por que las tendría que dejar...y empezar a vivir un infierno sin ellas y todo por la salud de mi padre.

.........

El llanto de Lily me despertó, miré la hora en el reloj de la mesita de noche 3:30am. Jennie seguía dormida y con casi toda ella encima de mí, reí por lo bajo.

Y pensar que cuando esta despierta no me quiere ni hablar.

Me levanté con cuidado de la cama y tomé a Lily quien estaba chupando desesperadamente su chupete, y eso hizo que cayera en cuenta que mi pequeña tenía hambre.

Me las ingenié como pude para preparale el biberón con ella en mis brazos y ciertamente me estaba volviendo un experta.

La alimenté tal y como Jennie me había enseñado y luego la regresé a su cuna, pero no quería estar allí, así que sin otra opción la llevé hasta la cama y la acosté entre su madre y yo con uno de sus peluches que parecía un gusano alrededor pero comenzó a llorar de nuevo.

—¿Que pasa, princesa?— susurré, la tomé de nuevo en brazos y se calmo al instante, así que la puse sobre mi pecho, con su pequeña cabeza justo en el lugar donde se escuchaban perfectamente los latidos de mi corazón y se quedó tranquila.

Se durmió y enseguida me vino a la mente que en todo el tiempo que llevaba aquí no había abierto los ojos porque si no estaba dormida simplemente no quería hacerlo aunque el tiempo de vida que lleva es de exactamente un día dijo mi consciencia, seguro mañana los abrirá.

Cuando ya estaba por dormirme, Jennie volvió a pasar su brazo por mi torso dejando su mano justo al lado de mi pequeña pero esta vez también subió su pierna encima de la mía.

Y era así como volvía a reafirmar que está era mi felicidad y lo mucho que la extrañaría. Éste sin duda era mi lugar en el mundo.

Enseguida el sentimiento de felicidad fue empañado por el de tristeza, esa que mis pensamientos, malos pero sinceros dejaban a su paso.

Decidí arrancarlos de mi cabeza y pensar en ellos luego, ahora solo iba a disfrutar este momento. Este donde soy feliz porqué tengo a Jennie y Lily entre mis brazos.

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MI HERMOSO ERROR (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora