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—EMILIA. ESPERA, POR FAVOR.—REBECCA gritó detrás de su amiga mientras Emilia abrirá la puerta de la casa.—¡Emilia!
—¡Oh, por Dios! ¿Es que no te das cuenta?—Emilia le gritó, haciendo que la rubia se sobresaltara. Emilia miró fijamente a la chica y la señaló con un dedo.—Eres siempre el maldito centro de atención, ¡pero nadie me hace caso! Todos los chicos se mueren a ti, ¡siempre es Rebecca esto, Rebecca lo otro! ¡Siempre es Rebecca maldita Palacios!
Rebecca la miró con los ojos muy abiertos, cruzando los brazos mientras se abrazaba a su misma.
Sintió que se le formaban lágrimas en los ojos cuando Emilia continuó.
—¡Bueno, adivina que, Rebecca! ¡No eres tan especial y genial como la gente cree que eres! Eres una maldita perdedora que no se merece nada.
Justo cuando Emilia le decía todas esas cosas horribles a Rebecca, las lágrimas caían por sus mejillas y Aldo, Osvaldo y Valerie estaban justo detrás de Rebecca, observando todo lo que estaba pasando.
—¿Sabes por qué te miento para que no vengas a las salidas? ¿O quizás por qué hablo mal de ti a tus espaldas?—preguntó Emilia con una pequeña y sucia sonrisa en su cara.—Es por qué te odio. Odia cada parte de ti y siempre lo haré. Solo te estaba usando para conseguir algo de atención y popularidad, y ¿adivina qué? Por fin tengo algo gracias a ti.
Rebecca negó con la cabeza.
—Eso no puede ser verdad.—
—Oh, claro que si.—
—Eres una persona horrible.—Sollozó la rubia, mirando a la chica.
—Okay, ya es suficiente, no le digas esas cosas a mi hermana. Emilia, vete ahora mismo. Ya no eres bienvenida aquí—Osvaldo se adelantó hacia la chica, dando un paso adelante y poniéndose delante de su hermana de forma protectora.
Aldo lo siguió, rodeando a Rebecca con su brazo mientras ella lloraba en su hombro. La consuela y la lleva al interior con Valerie detrás. Oyeron a Emilia burlarse mientras Osvaldo cerraba la puerta.
—¿Está bien, Rebe?—preguntó el más alto a su hermana, enviándole una mirada de disculpa. Rebecca resopló, secándose las lágrimas y asintió con la cabeza.
—Si, estoy bien—.
—Mejor veamos una película.—propuso Aldo al grupo y se rieron juntos.
Todos estuvieron de acuerdo y fueron todos a la sala a ver una película, se decidieron por Son Como Niños 2.
Pero, Rebecca estaba extremadamente casada, siento que sus ojos se cerraban y su cabeza caía lentamente sobre el hombro de alguien. No sabía quién era pero no le importo, su hombro era cómodo y se durmió enseguida.
Los ojos de Aldo se abrieron de par en par y miró a la rubia dormida en su hombro. Oyó las risitas de Valerie y Osvaldo al otro lado del sillón mientras se acurrucaban. Aldo les envió una mirada, llevándose un dedo a la boca, haciendo que se callen.
Aldo también se sentía cansado, así que dejó que sus ojos se cerraran, dejando caer su cabeza sobre la de Rebecca. Valerie y Osvaldo se lanzaron miradas cómplices y se rieron cuando Valerie volvió a recostar su cabeza en su pecho.
—¿Crees que terminan juntos?—Valerie le preguntó a Osvaldo que tarareó en respuesta.
—Por mucho que no quiera pensar en que terminarán juntos, puede ser. Es que, ¿Emilia realmente pensó que tenía oportunidad con Aldo? ¿Has visto cómo se miran? ¿La forma en la que Aldo mira a Rebe? Es como si estuviera hipnotizado y no pudiera dejar de mirarla. Y además Rebecca puede decir que lo odia, pero cuando le dedica una sonrisa, es genuina y sonríe más de lo normal—.
—Ya lo veo—. Valerie sonrió, levantando la cabeza de su pecho y mirándolo. Osvaldo le devolvía la sonrisa antes de apretar sus labios en su frente. Después de eso, terminaron quedándose dormidos también.
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