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—¿QUÉ LE PASÓ?—PREGUNTÓ OSVALDO a Aldo mientras observaban el entrenamiento de voleibol.
—No sé. Estaba demasiado borracha para acordarse.—respondió Aldo mientras veía a Rebecca realizar el saque.
—Sí, pero el plan estaba funcionando.—lo reprendió Osvaldo.
—¿Por qué te importa? Pensé que querías venir.—preguntó Aldo, levantando una ceja.
—Sí, bueno...—Osvaldo se interrumpió, bajando la mirada con las mejillas sonrojadas.—Eso fue hasta que Valerie me besó.
Aldo miró a su amigo asombrado, y este sonrió.
—¿Cuándo?
—Ayer
Valerie subió las escaleras de las gradas después de hablar con Rebecca sobre lo que había pasado con ella y Aldo. Suspiró y se dejó caer al lado de Osvaldo.
—¿Qué te dijo?—le preguntó Osvaldo, rodeándola con un brazo.
—Dijo -y cito- 'lo odia más que a mi profesor de cálculo de la universidad'. Parece que has vuelto a su lado malo.—Valerie le sonrió con simpatía a Aldo.
—Gracias, Val. Eso me tranquiliza bastante.—dijo Aldo sarcásticamente, poniendo los ojos en blanco.
—No lo sabemos. Tal vez necesite un día para calmarse.—Osvaldo se encogió de hombros, hasta que una pelota salió volando hacia ellos. Se movieron justo a tiempo, y Osvaldo miró a su hermana con los ojos muy abiertos.
Ella simplemente fulminó a Osvaldo y Aldo con la mirada antes de volver a hacer el saque de la pelota de voleibol, trabajando en su fuerza.
Aldo volvió a mirar a Osvaldo con una expresión de complicidad.
—O dos —.
—Rebe, cariño, ¿vas a ir al baby shower de Nat?—Su madre le sonrió. La rubia estaba de pie junto al fregadero, lavando los platos.
—Aún no lo sé, Alexander quiere que llevemos una pareja, y sorpresa, no tengo una.—Rebecca respondió, limpiándose las manos con un trapo.—Así que, creo que no iré.
—Aw, ¿por qué no querida? Seguro será divertido.—Dijo, enviándole un puchero juguetón. Rebecca puso los ojos en blanco.
—Bueno, quizá vaya. No lo sé, ya veré.—Dijo Rebecca, encogiéndose de hombros y tomando una manzana.—Voy a comprar flores nuevas para mi cuarto—.
Su madre le hizo un gesto con la cabeza y Rebecca salió por la puerta. Caminó por la calle y se puso los AirPods para escuchar música.
Cuando llegó a la florería, miró todas las diferentes opciones. A Rebecca siempre le han gustado las flores. Era una de sus cosas favoritas. Siempre tenía un jarrón de flores en su habitación y lo cuidaba mucho.
Fue por unas rosas de color rojo con una sonrisa en la cara hasta que alguien apareció a su lado.
—Disculpa, ¿sabes dónde puedo encontrar algunos girasoles?—dijo una voz. Rebecca puso los ojos en blanco y se giró para mirar a Aldo.
—¿Qué haces aquí?—le preguntó.
—Bueno, oí decir a uno de los Palacios que a Rebecca le gusta mucho venir a esta florería y quise venir a ver.—Aldo se encogió de hombros inocentemente.
Rebecca enarcó una ceja y lo empujó para tomar más flores.
—Eres tan...
—¿Encantador? Sí, estoy de acuerdo.—La interrumpió con una sonrisa. Rebecca se burló y sacudió la cabeza.
—No. Molesto
—No eres tan mala como crees, ¿lo sabías?—Le dijo Aldo y Rebecca se dio la vuelta.
—Y tú no eres tan malo como te crees.—Le respondió.
—Vaya, alguien todavía tiene las hormonas alborotadas.—Aldo se rió. Rebecca volvió a poner los ojos en blanco.
—Ni en tus sueños pienses que has tenido algún efecto en mí.—Rebecca respondió, agarrando una pequeña orquídea.
—Entonces, ¿qué efecto tengo?
—Aparte de mis ganas de vomitar, nada.
Rebecca respondió mientras tomaba dos guisantes. Luego tomó una rosa blanca y la colocó detrás de la oreja de Aldo.
Aldo sintió entonces que una sonrisa se dibujaba en sus labios y ni siquiera se molestó en quitarse la rosa del pelo mientras veía a Rebecca alejarse de él.
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Se me olvidó mencionar que ya está disponible la historia de El Mariana y Valerie disponible en mi perfil, próximamente estará disponible la historia de Roier y Brenda :)
