"Algo malo está a punto de pasarme.
No sé que es, pero lo siento venir.
Solo espero que ella no se manche de rojo sangre."
Después de un suceso traumático, Rusia se pierde en si mismo dentro de la culpa palpitante. Esto lo lleva al filo de un puente...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
———Liosha———
No puedes correr, pero ve y luego desaparece.
Minwan se aparta de mi cuando el hombre nos anima a caminar, va detrás de nosotros y el pasillo parece hacerse más ancho y las luces de atenúan en neón. Vemos a otros dos hombres con un aspecto imponente igual al que nos recibió. Se hacen señas entre ellos, uno parece molesto pero el otro simplemente nos hace seguirlo.
—Llaves—dice.
Se las mostramos, cada una tiene un número.
—Por aquí.
El de Min es 103 y el mío 200. Mientras más caminamos, más avisamos puertas, en cada una, hay una mujer. No puedo ni mirarlas. Todas visten provocativamente y el olor a cigarrillo predomina en el ambiente. No tengo ni idea de como Minwan logró obtener esas malditas llaves, pero lo voy a matar.
El hombre se detiene en una puerta, la cual tiene el mismo número de llave de Korea. Enfrente está una mujer, no le cálculo menos de 22 años, está agachada y toma las llaves qué Min le ha extendido. Se da la vuelta y abre la puerta desapareciendo detrás de la misma junto con Minwan.
Las náuseas se quieren apropiar de mi. El tipo me anima a seguirlo y subimos al segundo piso, solo vasta un poco más para detenernos enfrente d ela puerta 200. Le extiendo las llaves sin dirigirle la mirada.
Si Minwan pensó que esto me haria feliz, pues no lo estoy siendo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
————Mariel————
Caminar me resulta ameno.
Octavio llegó a mi siendo un cachorro. Al principio era algo desastroso e inquieto. Me quería lamer y estar encima de mi todo el tiempo. No era un problema porque yo no solía salir de casa.
Mi padre tuvo que volver a trabajar después de habernos mudado, así que después de que mis tutoras se fueran, éramos Octavio y yo.
