"Algo malo está a punto de pasarme.
No sé que es, pero lo siento venir.
Solo espero que ella no se manche de rojo sangre."
Después de un suceso traumático, Rusia se pierde en si mismo dentro de la culpa palpitante. Esto lo lleva al filo de un puente...
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———Liosha———
Los acordes y las notas me llevan a la misma noche, el mismo día.
Un diciembre 28 en luz de luna. A veces me preguntaba si en verdad sabia lo suficiente.
Estoy ahí de nuevo.
Mi cumpleaños número diecisiete.
Creo que cuando piensas tenerlo todo, hay impulsos que te llevan a querer joderlo todo.
Aún lo recuerdo, por la tarde mi madre tenía planeada una salida familiar en un buen lugar, esa fue mi petición. Sin embargo, todos mis compañeros estaban a la expectativa de una gran fiesta, donde hay alcohol, cigarros y aquellas cosas que mi padre tenía prohibidas para mí.
— Hay un antro al que recurro mucho, deberíamos ir.
Minwan, en ese momento mi perspectiva acerca de él no era tan petulante. Comenzaba a considerarlo un amigo.
— No creo, mi madre ha hecho un plan y...
— Carajo Liosha—me codeó ligeramente—. Hablas como todo un niño de mamá. Piénsalo puede ser una noche antes.
— Mis padres saldrán ese día hasta la madrugada, debo cuidar a mis hermanas.
Se interpuso en la puerta de mi casillero poniendo una expresión cansada.
— Hablé con Ibeke, Geum, e incluso Taylor...
— No puedo— le irrumpí— debo cuidar a Lena y Asha.
— Todo es deber para ti.
— ¿Me das permiso?
— Son tus hermanas, no tus hijas.
— Minwan...
— Piénsalo, no tienes que tomar, te lo juro. Incluso puedes estar no mucho tiempo, dos o tres horas. Déjalas dormir, te vas y regresas antes de media noche.
No me plantee esa opción de ninguna manera y vamos, es que fuí tan ingenuo.
— Entonces la diosa le dijo al pequeño de cabello castaño que podría estar con sus padres en todas las vidas donde se encontrasen, una y otra vez. Después de esto, el pequeño sonrió contento y de tanta emoción, comenzó a brincar en cada uno de los anillos del planeta.
— ¡Espera Liosha! — exclamó Lena antes de que pudiese culminar con el poema que termina el cuento—. Si el dios de la fertilidad ya estaba en cinta... ¿Por qué no podía quedarse con él bebe?
— Lena— intervino Asha—, Liosha ya te lo explicó, hicieron un trato.
— Además, no importa, las almas de aquellos dioses siempre se encuentran.
