Ranpoe One Shots 「 ፝֯֟⋆⁺˖⸙̭❛◌*̥₊」

Cena 「 ፝֯֟⋆⁺˖⸙̭❛◌*̥₊」

Se cumplía un mes desde que Ranpo y Poe comenzaron a salir. Osea, es su aniversario. ¿Por qué lo aclaro? Porque a alguien se le olvidó esto. A alguien se le olvidó que ese día era especial. Ese alguien es Ranpo.

Edgar había estado enojado todo el día por eso. El detective tuvo que usar su ultradeducción para saber qué le pasaba.

—¡No sabía que te gusta celebrar estas cosas! —Trataba de excusarse.

—¡A todo el mundo le gusta celebrar estas cosas, Ranpo!

—Bueno, bueno. Deduzco que estás molesto.

—¡NO ME DIGAS!

—Dejame terminar —Ranpo alzó las manos en son de paz—. Así que, ¿qué te parece si para disculparme te invito a cenar?

—Esa idea no me molestaría —Poe escondió una sonrisa.

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Ranpo decidió llevar a Poe a un restaurante muy, muy, muy lejos de la agencia. Por lo que tuvo que gastar mucho, mucho, mucho dinero en un taxi. Para colmo, el restaurante era elegante, así que todo salía muy, muy, muy, caro.

Y está de más decir, que Ranpo no tenía tanto dinero. Mucho menos para la cantidad de comida que Poe estaba ordenando.

—Y... creo que eso sería todo —Concluyó Edgar, después de haber pedido la mitad del menú. El detective suspiró al pensar que Allan había terminado de ordenar. Pero lo que no dedujo es que el escritor quería vengarse por olvidar el aniversario y aprovechó que Ranpo iba a pagar toda la comida. Así que al no obtener suficiente, Poe siguió—. ¡Ah, me faltó algo! —Ranpo estampó su cara contra la mesa—. De
postre una gelatina de café, gracias.

—¿Qué va a querer usted, señor? —Preguntó con una sonrisa el mozo.

—Un agua —Contestó Edogawa, aún con la cabeza estampada en la mesa.

Luego de asentir, el mozo se retiró.

—Ya entendí, no voy a volver a olvidar nuestro aniversario —Dijo Ranpo, cansado de toda la situación.

—Ya sé que no lo harás, pero quería que sufras un rato —Poe dejó escapar una risa y levanto la cabeza del detective—. ¿Querés que yo pague?

—¡SI, POR FAVOR! —Gritó Ranpo, tomando de las manos a Edgar y ganándose unas cuantas miradas despectivas de los snobs del restaurante.

—Bueno, bueno, pero no grites —Dijo Allan, un poco sonrojado por la atención repentina.

Luego de que Edgar haya dicho que él pagaba, (gran error), Ranpo llamó al mesero y se pidió todos los postres de la carta. Para Poe el dinero no era problema, así que consintió a su pareja todo lo que quería.

Ranpo no volvió a olvidar nunca su aniversario.