Durante un bendito segundo, Felix pensó que sufría alucinaciones. Era imposible que este demonio de ojos verdes pudiera estar de pie en su habitación. Y él se había golpeado la cabeza con fuerza esa tarde. Había oído que los accidentes de ese tipo causaban cosas extrañas en la mente de los que los sufrían. Pero entonces el duque de Hwang le dedicó una diabólica sonrisa y se instaló cómodamente en el sillón.
Fue entonces cuando Felix comprendió que era real. Ninguna alucinación de su mente se comportaría tan abominablemente. La respiración se le atascó en la garganta y de repente sintió el estómago revuelto. Dios querido, sus parientes se habían pasado el último mes instruyéndolo sobre las normas de comportamiento de la sociedad londinense, pero nadie le había dicho qué debía hacer si encontraba a un caballero no, a un granuja en su dormitorio. Felix sabía que debía decir algo, incluso gritar, pero ni un sonido salió de sus labios.
Y repentinamente fue consciente de que aún estaba acostado en la cama en una posición muy comprometedora. Mirando de reojo, se dio cuenta con rapidez de que el duque también lo había notado. Su ardiente y fija mirada pareció quemarle la piel, y Felix se sintió enrojecer de vergüenza. A toda prisa se sentó muy erguido, apretando una almohada contra su pecho, impaciente por protegerse de los ojos de Hyunjin.
-Qué pena- comentó él sardónicamente.
Los ojos de Felix volaron al conde. Lixie aún no había dicho una palabra, no confiaba en su voz.
Él contestó a la pregunta que vio en sus ojos. -No muchos donceles tienen unas piernas tan encantadoras como las suyas. Es una pena cubrirlas-.
Lo único que su comentario consiguió fue que Felix apretara la almohada con más fuerza. Hyunjin se rio entre dientes de su modestia. –Además- prosiguió él, -no me esconde nada que no acabe de mostrar a todo Londres-.
Excepto que ellos no estaban en mi habitación, pensó Felix furiosamente.
-En realidad, Bokie, ¿O debería llamarte Felix? ¿O sea mejor Lixie? ¿Cuál te gusta más? No puedes hacerme creer que eres mudo. Tuve una muestra de tu carácter esta tarde. Seguramente debes tener algo que decir-.
Felix dijo lo primero que se le pasó por la cabeza. -Creo que voy a vomitar-.
El comentario tomó a Hyunjin por sorpresa, y medio se levantó del sillón. Felix temió echarse a reír ante la expresión de completo pánico que vio en su cara. -¡Dios mío!,- exclamó él, registrando el cuarto con la mirada en busca de cualquier clase de receptáculo.
Al no encontrar ninguno, volvió la mirada hacia el doncel de la cama.
-¿Lo dices en serio?-
-No. Aunque su presencia realmente altera mi estómago-.
Hyunjin se quedó desconcertado otra vez. El chico americano había conseguido que perdiera los nervios, una hazaña considerable. Debería estrangularlo por su imprudencia, pero parecía tan malditamente inocente y atractivo sentado en la cama, abrazado a su almohada que él sólo pudo echarse a reír. -Las mujeres me han dicho que les hago sentir un gran número de cosas- dijo arrastrando las palabras, -pero la náusea nunca ha sido una de ellas-.
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Passion Splendide -Hyunlix-
RomancePoco antes de la fiesta en que será presentado en sociedad, Felix sale a dar un paseo vestido de criado para que nadie lo reconozca. El atrevido pelirrojo ya ha decidido que no quiere casarse y que rechazará a cualquiera que se le acerque. Pero un a...